LO TRIBUTARIO (nº 324)

Conocer el Impuesto sobre Sucesiones (y 3): la liquidación

Toda la subjetividad del impuesto y toda la desigualdad territorial del ISyD se localiza en los preceptos que regulan la cuantificación de la deuda tributaria.

En el artículo 19 LISyD está el punto débil del impuesto. Regula la facultad de la Administración que “podrá” comprobar el valor de los bienes y derechos transmitidos. Si la base imponible, el “valor real” es materia regulada por ley estatal y no cedida a las comunidades autónomas, la comprobación de ese valor que no se sabe qué es (“el que no es irreal, el que no es ficticio”, definió una sentencia de hace años), las continuas deficiencias e irregularidades en que incurría la Administración (no había examen directo, falta la motivación individualizada) en vez de ajustar a Derecho el asunto y su tratamiento, han llevado a legalizar (v. art. 56 LGT) un mecanismo en el que no hay motivación ni valor real: se permite aplicar un coeficiente al “valor catastral” (el que decida la comunidad autónoma) y el resultado es el “valor real comprobado”. Así, de hecho, cada comunidad modifica la base imponible (su valor), se crean desigualdades territoriales, no hay verdadera comprobación (que exigiría la inspección directa del bien y la motivación individualizada de la valoración) y manifiesta la incoherencia del sistema (contraste con valores en el IRPF, IS, IVA ajustados a la realidad)

Normas especiales se regulan a efectos de valoraciones (art. 26 LISyD: usufructo, uso y habitación; arts. 53 a 55 RISyD: sustituciones, fideicomisos, reservas), partición y excesos de adjudicación (art. 27; pago de legítima viudal -arts. 839 y 840 Cc- con bienes en pleno dominio), repudiación y renuncia (art. 28) o donaciones especiales y acumulación de donaciones (arts 28 a 30)

El artículo 20 LISyD, en materia cedida a las comunidades autónomas (con gran diversidad de supuestos), regula reducciones en la base imponible: por parentesco, discapacidad, transmisión de empresa familiar o de participaciones de sociedad familiar (relacionado con la exención en el IP y con exigencia de requisitos), vivienda familiar (con requisitos), patrimonio histórico, por dos transmisiones “mortis causa” de los mismos bienes en diez años en favor de descendientes; también en se regulan reducciones en donaciones con los requisitos que se establezcan.

El artículo 21 LISyD, en materia cedida a las comunidades autónomas (diferencias territoriales), se regula las tarifas del impuesto aplicables a los contribuyentes por obligación personal (residentes en España) y por obligación real (no residentes). El artículo 22 LISyD (diferencias territoriales) regula la “agravación del gravamen” mediante la aplicación a la cuota de coeficientes distintos según el grado de parentesco y el patrimonio preexistente del adquirente. La justificación social y fiscal de esta peculiaridad es que así se pretende evitar que se perpetúen las diferencias de riqueza entre los miembros de la sociedad. El artículo 23 LISyD regula una deducción para evitar la doble imposición internacional y el artículo 23 bis LISyD establece una bonificación en Ceuta y Melilla.

Los artículos 24 y 25 LISD regulan el devengo del impuesto y la prescripción y la gestión del impuesto se regula en los artículos 34 a 39 (liquidaciones parciales, pago, aplazamiento y fraccionamiento especiales). El artículo 40 regula las sanciones.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Se filtran sumarios judiciales declarados secretos, se publica el resultado de la regularización de la situación tributaria de un conocido actor, se produce un debate parlamentario en el que se comunica el número de actuaciones inspectoras a uno de cada diez de los que se acogieron a la amnistía fiscal legalmente aprobada, en el que se dice que los inspeccionados son pocos ante el gravísimo riesgo de que siguiesen defraudando y en el que unos dicen que las actuaciones realizadas lo han sido en el marco de otras y no falta quien ha dicho “no vamos a parar hasta conocer quiénes se acogieron a la amnistía”. Se dice que se envió una carta a cada afectado diciendo que se había pedido revisar su caso. Sin intimidad, sin presunción de inocencia.

En la Pascua de Resurrección el cristiano vive “el paso del Señor” como una manifestación del amor de Dios que se ha hecho como nosotros y que permanece con nosotros en la Eucaristía. Como “Dios es amor” (1 Jn 4, 8 y 16), los misterios divinos son misterios de amor: desde la Santísima Trinidad (Jn 15,26) a la Encarnación (Lc 1,35-37), a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús (Jn 15, 13), a la Eucaristía (Jn 6, 48-51), a la venida del Espíritu Santo, “para que esté con vosotros siempre” (Jn 14,16). Porque de amor y en el amor de Dios vivimos, los cristianos recordamos en la Pascua, en los días previos a la Ascensión, aquel examen de amor que pasó san Pedro, después de la segunda pesca milagrosa en el mar de Tiberíades:

“Cuando acabaron de comer, le dijo Jesús a Simón Pedro: - “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?” Le respondió: - “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Le dijo: - “Apacienta mis corderos”. Volvió a preguntarle por segunda vez: - “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Le respondió: - “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Le dijo: - “Pastorea mis ovejas”. Le preguntó por tercera vez: - “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?”, y le respondió: - “Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero”. Le dijo Jesús: - “Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad, te digo: cuando eras más joven te ceñías tú mismo y te ibas adonde querías; pero cuando envejezcas extenderás tus manos y otro te ceñirá y llevará a donde no quieras” – esto lo dijo indicando con qué muerte había de glorificar a Dios. Y, dicho esto, añadió: - “Sígueme” (Jn 21,15-19)

“A la tarde nos examinarán en el amor” (San Juan de la Cruz), pero para ese examen el cristiano se prepara cada día en una competición consigo mismo para darse, a Dios y a los otros, más y mejor. Porque “amar es darse, por entero, para siempre y sin condiciones”. En la encíclica “Deus caritas est” (números 3 a11) se contiene una excelente lección sobre la diferencia entre “eros”, “fileos” y “agape” (griego); entre “amare”, “diligere” y “velle” (latín). Dios nos da amor y nos pide amor: “Como yo os he amado, amaos también unos a otros” (Jn 13, 34).

A veces buscamos un contraste humano para que nuestro amor sea del verdadero: “Me dices que sí, que quieres. – Bien, pero ¿quieres como un avaro quiere su oro, como una madre quiere a su hijo, como un ambicioso quiere los honores o como un pobrecito sensual su placer? - ¿No? – Entonces no quieres” (Camino 316). Y, cuando ya no encontremos palabras para expresar lo que es el amor de Dios que nos inunda y se derrama en el amor a los otros, empleemos la belleza de la sencillez: “¡No hay más amor que el Amor!” (Camino, 417)

LA HOJA SEMANAL
(del 22 al 27 de mayo)

Lunes (22)

Santa Rita de Casia, viuda (6ª de Pascua; mes de María)
Palabras: “Os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad” (Jn 15,26)
Reflexión: Vosotros daréis testimonio también, porque estáis conmigo
Propósito, durante el día: Presencia de Dios. Cercanía. Contar con Él en todo

Martes (23)

San Crispín de Viterbo, confesor (6ª de Pascua; mes de María)
Palabras: “Me voy al que me envió” (Jn 16,5)
Reflexión: Vendrá a vosotros el Defensor, el Espíritu Santo
Propósito, durante el día: Trinidad Santísima. Actos de fe. Actos de amor

Miércoles (24)

San Vicente de Lérins, presbítero (6ª Pascua; mes de María; Nª Sª Auxilio Cristianos)
Palabras: “Cuando venga el Espíritu os guiará hasta la verdad plena” (Jn 16,13)
Reflexión: Todo lo que tiene el Padre es del Hijo que lo comunica al Espíritu Santo
Propósito, durante el día: Trinidad Santísima. Actos de fe. Actos de amor

Jueves (25)

San Veda el Venerable, presb. y doct. (6ª Pascua; mes de María; Decenario E.S.)
Palabras: “Pero vuestra tristeza se convertirá en alegría” (Jn 16,20)
Reflexión: Las alegrías sin Cristo; la alegría plena con Él
Propósito, durante el día: Vivir la virtud de la alegría, de la amabilidad, de la buena cara

Viernes (26)

San Felipe Neri, fundador (6ª de Pascua; mes de María; Decenario del Espíritu Santo)
Palabras: “Volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón” (Jn 16,22)
Reflexión: “Y nadie os quitará vuestra alegría”
Propósito, durante el día: Convivencia: amabilidad, sonreír, escuchar, callar

Sábado (27)

San Agustín de Canterbury, obispo (6º de Pascua; mes de María; Decenario E.S.)
Palabras: “Pedid y recibiréis para que vuestra alegría sea completa” (Jn 16, 24)
Reflexión: El Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis
Propósito, durante el día: Madre, llévame de la mano, ayúdame a ir al cielo

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 21, domingo (6º de Pascua, ciclo A) nos llaman a la alegría en Dios: “La ciudad se llenó de alegría” (Hech 8); “Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo” (1 Pe 4); “Esto es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero y a tu enviado Jesucristo” (Jn 17). Tiempo de llenar el alma: “Si Dios está con nosotros ¿quién contra nosotros?”. Tiempo de romerías, de cantar a nuestra Madre, causa de nuestra alegría, refugio de pecadores, auxilio de los cristianos.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “En sus “Memorias” (III, n.6), sor Lucía da la palabra a Jacinta, que había recibido una visión: “¿No ves muchas carreteras, muchos caminos y campos llenos de gente que lloran de hambre por no tener nada para comer? ¿Y el Santo Padre en una iglesia, rezando delante del Inmaculado Corazón de María? ¿Y tanta gente rezando con él?”. Gracias por haberme acompañado. No podía dejar de venir aquí para venerar a la Virgen Madre, y para confiarle a sus hijos e hijas. Bajo su manto, no se pierden; de sus brazos vendrá la esperanza y la paz que necesitan y que yo suplico para todos mis hermanos en el bautismo y en la humanidad, en particular para los enfermos y los discapacitados, los encarcelados y los desocupados, los pobres y los abandonados. Queridos hermanos: pidamos a Dios, con la esperanza de que nos escuchen los hombres, y dirijámonos a los hombres, con la certeza de que Dios nos ayuda.

En efecto, él nos ha creado como una esperanza para los demás, una esperanza real y realizable en el estado de vida de cada uno. Al “pedir” y “exigir” de cada uno de nosotros el cumplimiento de los compromisos del propio estado (“Carta de sor Lucía”, 28 de febrero de 1943), el cielo activa aquí una auténtica y precisa movilización general contra esa indiferencia que nos enfría el corazón y agrava nuestra miopía. No queremos ser una esperanza abortada. La vida sólo puede sobrevivir gracias a la generosidad de otra vida. “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn 12,24): lo ha dicho y lo ha hecho el Señor, que siempre nos precede. Cuando pasamos por alguna cruz, él ya ha pasado antes. De este modo, no subimos a la cruz para encontrar a Jesús, sino que ha sido él el que se ha humillado y ha bajado hasta la cruz para encontrarnos a nosotros y, en nosotros, vencer las tinieblas del mal y llevarnos a la luz.

Que, con la protección de María, seamos en el mundo centinelas que sepan contemplar el verdadero rostro de Jesús Salvador, que brilla en la Pascua, y descubramos de nuevo el rostro joven y hermoso de la Iglesia, que resplandece cuando es misionera, acogedora, libre, fiel, pobre de medios y rica de amor.” (Homilía, en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, día 14 de mayo de 2017)

- “Jesús no es uno que se adapta al mundo, tolerando que en él perduren la muerte, la tristeza, el odio, la destrucción moral de las personas... Nuestro Dios no es inerte, sino que nuestro Dios —me permito la palabra— es un soñador: sueña la transformación del mundo, y la ha realizado en el misterio de la Resurrección.” (Audiencia general, día 17 de mayo de 2017)

(21.05.17)

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