LO TRIBUTARIO (nº 275)
Por qué el IRPF (11): rendimientos de actividad
Los que hicieron los textos de los proyectos de leyes para la reforma del sistema tributario en 1978 delimitaron con sencillez las tres clases de rendimientos: del trabajo, cuando se obtenían en una relación de dependencia laboral o administrativa; del capital, cuando se obtenían por la cesión o por participación en fondos propios de entidades, y de explotación, cuando se obtenían de una actividad realizada mediante la ordenación por cuenta propia de medios materiales o recursos humanos para intervenir en la producción o distribución de bienes y servicios. Desde entonces, se han producido cambios en la correlación de conceptos (cursos, conferencias; arrendamiento de inmuebles...).
El artículo 27 LIRPF define los rendimientos de actividad, de forma general, como los procedentes del trabajo y del capital o de uno de esos factores, ordenando los medios y recursos por cuenta propia con la finalidad de intervenir en la producción o distirbución de bienes o servicios; y, en particular, relacionando una serie de actividades (extractivas, de fabricación, comercio o de servicios, incluidas las de artesanía, agrícolas, forestales, ganaderas, pesqueras, de construcción, mineras, y el ejercicio de profesiones liberales, artísticas y deportivas. La Ley 26/2014 añadió un confuso y deficiente párrafo para hacer que se consideren de actividad los rendimientos de capital obtenidos por los socios profesionales por cuenta propia de sociedades de profesionales. Y se mantiene la también insuficiente regulación como rendimientos de actividad de los obtenidos por el arrendamiento de inmuebles sólo cuando se utilice, al menos, una persona con contrato laboral y a jornada completa (antes se exigía también un local afecto).
El rendimiento de actividad, en general, se determina (art. 28 LIRPF) aplicando las normas del Impuesto sobre Sociedades, a partir de la contabilidad que se debe llevar, sin incluir las ganancias y pérdidas patrimoniales derivadas de elementos afectos la actividad (arts. 28. 2 y 3 y 29 LIRPF) y atendiendo al valor normal de mercado en los casos de autoconsumo de bienes o servicios. En la estimación directa se admite la modalidad simplificada (art. 30.2 LIRPF) para contribuyentes con cifra de negocios no superior al límite fijado, salvo renuncia que afecta a todas sus actividades por tres años. Otros ajustes fiscales: a) excluyen de la consideración como gasto de las aportaciones a mutualidades de previsión social del propio empresario o profesional; b) exigen contrato laboral y cotización social para deducir como gasto las retribuciones, no superiores a las de mercado, de cónyuge o hijos menores que convivan con el contribuyente; c) para las cesiones de bienes o derechos de tales familiares al contribuyente también se exige contrato y se aplica el valor normal de mercado como límite; d) cabe aplicar reglas especiales para deducir gastos de difícil justificación (art. 30 RIRPF); e) se admite como gasto, hasta el límite señalado, las primas de seguro de enfermedad satisfechas en la parte correspondiente al contribuyente, su cónyuge y a los hijos menores de 25 años que convivan con aquél.
Por estimación objetiva (art. 31 LIRPF), que condiciona en su aplicación las demás actividades y también el régimen de tributación por el IVA, se calculan los rendimientos de las actividades que se señalen, aplicando los índices, signos y módulos establecidos según las normas que se dictan al efecto (arts. 32 a 39 RIRPF). Es un método que se aplica salvo renuncia o en los casos de exclusión, que busca justificación en la simplificación de costes indirectos para los contribuyentes, pero que, en la práctica, no responde a esa finalidad, determina “rentas fiscales” sin tributación y crea bolsas de fraude directo o indirecto, propio o ajeno, con menor tributación en este impuesto o en otros.
El artículo 32 LIRPF regula las reducciones que minoran los rendimientos netos: 1) por generación superior a dos años, o por obtenerse de forma notoriamente irregular, con el límite establecido; 2) por cuantía con los requisitos establecidos; 3) por iniciación de actividad. En estos rendimientos hay obligaciones por pagos a cuenta: retención, ingreso a cuenta, pago fraccionado (art. 99 LIRPF).
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Ha dicho la autoridad que no va a subir los principales impuestos. Unos han entendido que subirá los demás impuestos o creará nuevos; otros saben que no hace falta cambiar las normas, es suficiente elevar los objetivos; el sistema “sociofiscal” se reajusta solo y automáticamente.
El domingo de Cristo Rey del Universo es el último del año litúrgico; también ha acabado el año de la Misericordia. Para los cristianos es tiempo de agradecer el amor de Dios, de examinar cómo hemos correspondido a tanto amor, de comprobar qué ha supuesto para cada uno esa celebración de toda la Iglesia en la que, sin duda, han participado -intercediendo, ayudando- todos los santos, todas las almas que se preparan para entrar en el cielo. Alguno aún provechará la última semana del Tiempo Ordinario, para hacer lo que no ha hecho, para recuperar lo que aún no está perdido. Y todos, unos y otros, tomarán conciencia de que esto no es el final de la carrera, sino el final de una etapa y que es el momento de hacer el esfuerzo, de hacer propósitos y de comprometer su cumplimiento, porque en la meta nos está esperando nada menos que Dios. Como se decía el atleta: preparado en la salida, el Espíritu Santo me aconseja, me anima, me levanta y me impulsa; a cada paso en la carrera, oigo junto a mi los de Cristo y veo que me mira con entusiasmo, que me sonríe feliz; y antes de llegar a la línea de meta, creo volar al ver los brazos abiertos del Padre. Y también está la Madre. Y san José. Y mis padres. Y mi ángel, muchos ángeles, animando, aplaudiendo.
Es tiempo de cantar el salmo 136: “Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Dios de los dioses, porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Señor d ellos señores, porque es eterna su misericordia. Al Único que hace grandes maravillas, porque es eterna su misericordia. Él hizo con sabiduría los cielos, porque es eterna su misericordia. El afirmó la tierra sobre las aguas, porque es eterna su misericordia. Él hizo las grandes lumbreras, porque es eterna su misericordia: el sol para regular el día, porque es eterna su misericordia; y la luna y las estrellas para regular la noche, porque es eterna su misericordia... Él en nuestra humillación, se acordó de nosotros, porque es eterna su misericordia; y nos libró de nuestros adversarios, porque es eterna su misericordia. Él da alimento a todo ser viviente, porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Dios de los cielos, porque es eterna su misericordia”.
Tiempo de leer y vivir el Evangelio. “De nuevo comenzó a enseñar al lado del mar. Y se reunió en torno a él una muchedumbre tan grande, que tuvo que subir a sentarse en una barca, en el mar, mientras la muchedumbre permanecía en tierra, en la orilla. Les explicaba con parábolas muchas cosas...” (Mc 4,1-2). “Aquel día llegada la tarde, les dice: - Crucemos a la otra orilla. Y, despidiendo a la muchedumbre, le llevaron en la barca... Y se levantó una gran tempestad... Él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal; entonces le despiertan...” (Mc 4, 35-38). Y llegaron a a la región de los gerasenos. Allí echó al demonio “Legión” (“porque somos muchos”) del poseso. Éste “le suplicaba quedarse con él, pero no lo admitió sino que le dijo: -Vete a tu casa con los tuyos y anúnciales las grandes coas que el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti” (Mc 5, 18-19).
Tiempo también de recitar con santa Teresa de Jesús: “Dadme muerte, dadme vida,/ dad salud o enfermedad,/ honra o deshonra me dad,/ dadme guerra o paz crecida,/ flaqueza o fuerza cumplida,/ que a todo digo que sí./ ¿Qué mandáis hacer de mí?/ Dadme riqueza o pobreza,/ dad consuelo o desconsuelo,/ dadme alegría o tristeza,/ dadme infierno o dadme cielo,/ vida dulce, sol sin velo,/ pues del todo me rendí./ ¿Qué mandáis de hacer de mí?./ Si queréis dadme oración;/ si no, dadme sequedad,/ si abundancia y devoción,/ y si no esterilidad./ Soberana Majestad,/ sólo hallo paz aquí./ ¿Qué mandáis haced de mí?/. Dadme, pues, sabiduría,/ o por amor, ignorancia;/ dadme años de abundancia,/ o de hambre y carestía;/ dad tiniebla o claro día,/ revolvedme aquí o allí./ ¿Qué mandáis hacer de mí?./ Si queréis que esté holgando,/ quiero por amor holgar./ Si me mandáis trabajar,/ morir quiero trabajando./ Decid, ¿dónde, cómo y cuándo?/. Decid, dulce Amor, decí./ ¿Qué mandáis hacer de mí?...”
LA HOJA SEMANAL
(del 21 al 26 de noviembre)
Lunes (21)
La Presentación de la Santísima Virgen (34ª TO; difuntos)
Palabras: “Estos son mi madre y mis hermanos” (Mt 12, 49)
Reflexión: Los que hacen la voluntad del Padre que está en los cielos
Propósito, durante el día: Madre, niña, modelo de entrega y fidelidad. Ayúdame
Martes (22)
Santa Cecilia, virgen y mártir (34ª TO; difuntos)
Palabras: “Maestro, ¿cuándo va a ser eso? ¿y cual será la señal?” (Lc 21,7)
Reflexión: Cuidado que nadie os engañe
Propósito, durante el día: Dame, Dios mío, más fe, más esperanza, más caridad
Miércoles (23)
San Clemente I, papa y mártir (34ª TO; difuntos)
Palabras: “Vuestra perseverancia salvará vuestras almas” (Lc 21,19)
Reflexión: Todos os odiarán por causa mía
Propósito, durante el día: Gracias, Dios mío, por todo tu amor; perdóname y ayúdame aún más
Jueves (24)
San Andrés Dung-Lac, presbítero, y compañeros mártires (34ª TO; difuntos)
Palabras: “Entonces verán al Hijo del hombre venir con poder y majestad...” (Lc 21,27)
Reflexión: Se acerca vuestra liberación
Propósito, durante el día: Dame también a mí la mano para andar sobre el mar embravecido
Viernes (25)
Santa Catalina de Alejandría, mártir (34ª TO; difuntos)
Palabras: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Lc 21,33)
Reflexión: Está cerca el reino de Dios
Propósito, durante el día: Sin Ti, nada; contigo, todo
Sábado (26)
San Juan Berchmans S.I., confesor (34ª TO; difuntos)
Palabras: “Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza... (Lc 21,36)
Reflexión: para escapar de todo lo que está por venir...”
Propósito, durante el día: Madre, mi consuelo, mi guía, maestra de ternura y comprensión
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 20, domingo (34º TO, ciclo C; Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo) nos hablan del reino de Dios: “todos fueron a ver al rey” (2 S 5); “Dios Padre... nos ha trasladado al reino de su Hijo” (Col 1); “Este es el rey de los judíos” (Lc 23). Como el buen ladrón, debemos decir a Jesús: “Acuérdate de mí”. Seguro que nos contesta: “Estarás conmigo en el paraíso”. Y todos los del reino del cielo nos ayudarán, intercederán. ¡Y nuestra Madre es la Reina!.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “Acompañar en la búsqueda de lo esencial es bonito e importante, porque nos hace compartir la alegría de saborear el sentido de la vida. A menudo ocurre que nos encontremos a personas que se paran en las cosas superficiales, efímeras y banales; a veces porque no han encontrado a alguien que les estimule para buscar otra cosa, para apreciar a los verdaderos tesoros. Enseñar a mirar lo esencial es una ayuda determinante, especialmente en un tiempo como el nuestro que parece haber tomado la orientación de seguir satisfacciones cortas de miras. Enseñar a descubrir qué es lo que el Señor quiere de nosotros y cómo podemos corresponder significa ponernos en camino para crecer en la propia vocación, el camino de la verdadera alegría. De ahí las palabras de Jesús a la madre de Santiago y Juan, y luego a todo el grupo de los discípulos, señalan la vía para evitar caer en la envidia, en la ambición, en la adulación, tentaciones que están siempre al acecho incluso entre nosotros los cristianos. La exigencia de aconsejar, advertir y enseñar no nos debe hacer sentir superiores a los demás, sino que nos obliga sobre todo a volver a entrar en nosotros mismos para verificar si somos coherentes con lo que pedimos a los demás. No olvidemos las palabras de Jesús: “¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?” (Lc 6, 41). Que el Espíritu Santo nos ayude a ser pacientes para soportar y humildes y sencillos para aconsejar.” (Audiencia general, el día 16 de noviembre de 2016)
- “307. Para evitar cualquier interpretación desviada, recuerdo que de ninguna manera la Iglesia debe renunciar a proponer el ideal pleno del matrimonio, el proyecto de Dios en toda su grandeza: “Es preciso alentar a los jóvenes bautizados a no dudar ante la riqueza que el sacramento del matrimonio procura a sus proyectos de amor, con la fuerza del sostén que reciben de la gracia de Cristo y de la posibilidad de participar plenamente en la vida de la Iglesia”. La tibieza, cualquier forma de relativismo, o un excesivo respeto a la hora de proponerlo, serían una falta de fidelidad al Evangelio y también una falta de amor de la Iglesia hacia los mismos jóvenes. Comprender las situaciones excepcionales nunca implica ocultar la luz del ideal más pleno ni proponer menos que lo que Jesús ofrece al ser humano. Hoy, más importante que una pastoral de los fracasos es el esfuerzo pastoral para consolidar los matrimonios y así prevenir las rupturas.” (Exh. Ap. Postsinodal “Amoris laetitia” “Sobre el amor en la familia”)
(20.11.16)
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