LO TRIBUTARIO (nº 273)

Por qué el IRPF (10): rendimientos de capital mobiliario

En la regulación de un impuesto “personal” sobre la renta ganada se puede seguir el modelo analítico, que desagrega el hecho imponible y da a cada componente un tratamiento tributario distinto, o el modelo sintético que agrega todos los posibles componentes del hecho imponible en una sola base imponible. En la consideración histórica, esos componentes tributaban por impuestos, “reales” o “de producto”, distintos (Contribución Rústica, Contribución Urbana, Contribución Industrial, IRTP...) y con diferente gravamen, a veces, atendiendo a la seguridad del cobro de la renta. Así, lo más gravado eran los intereses de la Deuda Pública y, lo menos, los salarios. En el debate doctrinal y también para justificar la discriminación de gravámenes se distinguió entre las rentas “temporales” o “ganadas” (sueldos), con menor tributación, y las rentas “perpetuas” o “no ganadas” (rendimientos del capital), tributando más.

El artículo 21 LIRPF define los rendimientos de capital como los provenientes (intereses, alquielres, dividendos...) de elementos patrimoniales no afectos a una actividad y con exclusión de la renta originada por su transmisión que se considera ganancia y no rendimiento. De los rendimientos de capital inmobiliario tratan los artículos 22 a 24 y siguen los que regulan los del capital mobiliario.

En el artículo 25 LIRPF se delimitan cuatro clases de rendimientos de capital mobiliario: 1) los que proceden de fondos propios de cualquier entidad (dividendos, primas de asistencia a juntas, participaciones en beneficios, activos que faculten para participar en beneficios...); 2) los obtenidos por la cesión a terceros de capitales propios (procedentes de instrumentos de giro que se endosen o cedan, remuneración de cuentas, por cesión temporal de activos financieros con pacto de recompra, por cesión de créditos, por reembolso o transmisión de valores por la diferencia entre valor de adquisición y transmisión...); 3) los rendimientos de operaciones de capitalización y contratos de seguros de vida o invalidez (salvo que tributen como rendimientos del trabajo, y tributando se perciba un capital diferido, rentas vitalicias inmediatas, rentas temporales, rentas diferidas...), los procedentes de la imposición de capitales para obtener rentas vitalicias o temporales...; 4) los procedentes de la propiedad industrial, intelectual, asistencia técnica, derechos de imagen... Y se excluyen los originados en la actividad empresarial o profesional o los transmitidos por causa de muerte, sin que se compute rendimiento negativo en la transmisión lucrativa “inter vivos”.

El artículo 26 LIRPF regula, por una parte, los “gastos” deducibles: a) administración y depósito de valores negociables; b) los gastos necesarios para la obtención de ingresos cuando se trate de asistencia técnica, arrendamiento de bienes muebles, negocios o minas o de subarrendamientos. Y, por otra parte, las “reducciones” del rendimiento neto. Para los rendimientos de capital mobiliario sólo se aplican en la cuarta clase de las reguladas en el artículo 25 cuando tengan un período de generación superior a dos años o se califiquen reglamentariamente (art. 21 RIRPF) como notoriamente irregulares: la cuantía del rendimiento neto sobre el que se aplica la reducción no puede superar el límite de euros anuales establecido. Es igual regulación que para los rendimientos de capital inmobiliario generados en un período superior a dos años. El motivo de esta reducción es técnico y de equidad en cuanto que sería injusto y deficiente el impuesto progresivo (IRPF) exigido de una vez por una renta que se ha venido acumulando en varios años sin tributación en cada uno. La reforma de 1978 corregía ese efecto para las rentas generadas en más de un año; veinte años después, “la paranoia respecto del fraude” lo refirió a más de 2 años, lo que es injusto y deficiente y más cuando “la esquizofrenia respecto del ahorro” redujo a 1 año la menor tributación de las ganancias patrimoniales “especulativas” (art. 46) generadas en tan corto tiempo.

Como ocurre con cada componente de renta, hay que estar atento a la renta estimada, exenciones, valoración de retribuciones en especie, clase de renta y pagos a cuenta que se deben hacer.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Se acusa de delito contra la Hacienda a un empresario que tributaba como residente en Suiza, pero que se considera residente en España, habiendo eludido el pago de impuestos por un elevado importe. Como no es la primera vez que se produce un hecho semejante y aunque en otras ocasiones la residencia aparente era más próxima, no deja de extrañar que ocurra en personas tan conocidas.

El cristiano se sabe hijo de Dios (1 Jn 3,1), amado de Dios y llamado a ser santo (Rm 1,7), santificado en Cristo, Jesús (1 Co 1,2), amado de Dios Padre y guardado para Jesucristo (Jds 1,1), considerado “santo y fiel hermano de Cristo” (Col 1,2) y ciudadano del cielo (Flp 3,20). En esta romería hasta llegar al abrazo de Dios que llama y espera, el cristiano sigue los pasos de Jesús y en el camino repasa textos que le animan: “Para mí vivir es Cristo y el morir una ganancia (Flp 1,21); “Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones para que lleguéis a ser irreprochables y sencillos hijos de Dios” (Flp 2,14), “Alegraos siempre en el Señor, os lo repito, alegraos. Que vuestra comprensión sea patente a todos los hombres. El Señor está cerca. No os preocupéis por nada; la contrario: en toda oración y súplica presentad a Dios vuestras peticiones con acción de gracias. Y la paz de Dios que supera todo entendimiento custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Flp 4, 4-7); “Todo lo puedo en aquel que me conforta” (Flp 4,13). Toda una guía para la vida, una nota de consuelo para todo trance. Los caminantes saben de la utilidad de esos pequeños detalles que le hacen caminar con paso firme, clara la mirada y cantando el corazón.

- El cristiano vive en el mundo, nada de lo que ocurre le es ajeno, todo le debe importar porque todo lo humano tiene que ver con Dios. Uno entre muchos, el cristiano sigue a Jesús, escucha y aprende de sus palabras. San Marcos ofrece un pasaje que permite a cada uno verse así: “Jesús se alejó con sus discípulos hacia el mar. Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea y de Judea. También de Jerusalén, de Idumea, de más allá del Jordán y de los alrededores de Tiro y Sidón, vino hacía él una gran multitud al pír las cosas que hacía. Y les dijo a sus discípulos que le tuviesen dispuesta una pequeña barca por causa de la muchedumbre, para que no le aplastasen; porque sanaba a tantos, que todos los que tenían enfermedades se le echaban encima para tocarle” (Mc 3, 7-10). Es una estupenda aventura meterse con la imaginación en esa época y en ese lugar; es una breve escapada para sustituir “el no tengo tiempo” por “merece la pena estar con Él” y el “yo por encima de todo” por el todos con Él, todo para Él. Como decimos en el conocido ofrecimiento (“Suscipe Domine...”): “Tú me lo diste; a Ti, Señor, lo torno. Todo es tuyo. Dispón de mí según tu voluntad (Quidiquid habeo vel possideo mihi largitus es; et tibi totum restituo, ac tuae prorsus voluntati trado gobernandum)... Dame tu amor y tu gracia que eso me basta. Todo lo demás sobra” (Amorem tui solum cum gratia tua mihi dones, et dives sum satis; hec aliud quidquam ultra posco)

“Entonces llega a la casa y se vuelve a juntar la muchedumbre, de manera que no podían ni siquiera comer. Al enterarse, sus parientes fueron a llevárselo, porque decían que había perdido el juicio” (Mc 3,20-21). “Cuando llega su madre y sus hermanos se quedaron fuera y enviaron a llamarlo “Y estaba sentada a su alrededor una muchedumbre y le dicen: Mira, tu madre, tus hermanos y tus hermanas te buscan fuera. Y, en respuesta, les dice: -¿Quien es mi madre y quienes mis hermanos?. Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor dice: - Éstos son mi madre y mis hermanos: quien hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre” (Mc 3,31-35). Si nos metemos de corazón en esa circunstancia, entre esa muchedumbre, si meditamos lo ocurrido, podremos decir: Yo estaba allí. He visto a la Virgen. Me ha besado. Y yo a ella. He sentido en el alma la mirada de Jesús y he oído lo que me ha dicho. Y le he prometido que haré su voluntad. Y les he pedido que me ayuden.

”Esfuérzate para responder en cada instante a lo que te pide Dios: ten voluntad de amarle con obras – Con obras pequeñas, pero sin dejar ni una” (san Josemaría, “Forja” 82). Y también: “Acostúmbrate a dar gracias anticipadas a los Ángeles Custodios... para obligarles más” (Forja, 93)

LA HOJA SEMANAL
(del 14 al 19 de noviembre)

Lunes (14)

San José Pignatelli S.I., confesor (33ª TO; difuntos)
Palabras: “Señor, que vea otra vez” (Lc 18,41)
Reflexión: Recobró la vista y le siguió glorificando a Dios
Propósito, durante el día: Señor, ¡que vea lo que quieres de mi!. Señor, que te siga

Martes (15)

San Alberto Magno, obispo y doctor (33ª TO; difuntos)
Palabras: “Zaqueo, baja enseguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa” (Lc 19,5)
Reflexión: El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido
Propósito, durante el día: Gracias por tu amor, perdóname por mis fallos y ayúdame más

Miércoles (16)

Santa Margarita de Escocia (33ª TO; difuntos)
Palabras: “Señor, aquí tienes tu onza; la he tenida guardada en el pañuelo” (Lc 19,20)
Reflexión: ¿Por qué no has puesto mi dinero en el banco? Habría cobrado los intereses
Propósito, durante el día: Ayúdame, Dios mío, a utilizar bien tus dones, tu gracia

Jueves (17)

Santa Isabel de Hungría (33ª TO; difuntos)
Palabras: No reconociste el momento de mi venida (Lc 19,44)
Reflexión: Jesús lloró al acercarse a Jerusalén
Propósito, durante el día: Señor, que te reconozca en las personas, en lo que ocurre

Viernes (18)

La dedicación de la basílica de san Pedro (33ª TO; difuntos)
Palabras: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo! (Mt 14,27)
Reflexión: Pedro empezó a andar sobre el agua, pero le entró miedo y empezó a hundirse
Propósito, durante el día: Ofrecer cada tarea, pedir ayuda en toda dificultad, confiar en Dios

Sábado (19)

San Crispín, obispo (33ª TO; difuntos)
Palabras: “No es Dios de muertos, sino de vivos” (Lc 20,38)
Reflexión: Los juzgados dignos de la vida futura no pueden morir, participan de la resurrección
Propósito, durante el día: Madre, al acabar el año: gracias, y ayúdame en el Adviento que empieza

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 13, domingo (33º TO, ciclo C) nos sitúan en el final de nuestro tiempo y en la entrada de la eternidad: “a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia” (Ml 3); “el que no trabaja, que no coma” (2 Tes 3); “con vuestra perseverancia, salvaréis vuestras almas” (Lc 21). Día a día, año a año, ganando el cielo, con la ayuda de Dios y de nuestra Madre. ¡Buen ánimo!

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Los “hijos del cielo y de la resurrección” no son unos pocos privilegiados, sino que son todos los hombres y todas las mujeres, porque la salvación traída por Jesús es para cada uno de nosotros. Y la vida de los resucitados será parecida a la de los ángeles (cf. v. 36), es decir, toda inmersa en la luz de Dios, toda dedicada a su alabanza, en una eternidad llena de alegría y de paz. ¡Pero cuidado! La resurrección no es sólo el hecho de resurgir después de la muerte, sino que es una nueva clase de vida que ya experimentamos hoy; es la victoria sobre la nada que ya podemos pregustar. ¡La resurrección es el fundamento de la fe y de la esperanza cristiana! Si no hubiera referencia al Paraíso y a la vida eterna, el cristianismo se reduciría a una ética, a una filosofía de vida. En cambio, el mensaje de la fe cristiana viene del cielo, es revelado por Dios y va más allá de este mundo. Creer en la resurrección es esencial, para que cada acto de nuestro de amor cristiano no sea efímero y sin más utilidad, sino que se convierta en una semilla destinada a florecer en el jardín de Dios, y producir frutos de vida eterna.” (Angelus, día 6 de noviembre de 2016)

- “Estas obras de misericordia, como se ve, son antiguas, y no obstante, siempre actuales. Jesús dejó lo que estaba haciendo para ir a visitar a la suegra de Pedro; una obra antigua de caridad. Jesús lo consiguió. No caigamos en la indiferencia, sino convirtámonos en instrumentos de la misericordia de Dios. Todos nosotros podemos ser instrumentos de la misericordia de Dios y esto hará más bien a nosotros que a los demás porque la misericordia pasa a través de un gesto, una palabra, una visita y esta misericordia es un acto para devolver alegría y dignidad a quien la ha perdido.” (Audiencia general, día 9 de noviembre de 2016)

- “288. La educación en la fe sabe adaptarse a cada hijo, porque los recursos aprendidos o las recetas a veces no funcionan. Los niños necesitan símbolos, gestos, narraciones. Los adolescentes suelen entrar en crisis con la autoridad y con las normas, por lo cual conviene estimular sus propias experiencias de fe y ofrecerles testimonios luminosos que se impongan por su sola belleza. Los padres que quieren acompañar la fe de sus hijos están atentos a sus cambios, porque saben que la experiencia espiritual no se impone sino que se propone a su libertad. Es fundamental que los hijos vean de una manera concreta que para sus padres la oración es realmente importante. Por eso los momentos de oración en familia y las expresiones de la piedad popular pueden tener mayor fuerza evangelizadora que todas las catequesis y que todos los discursos. Quiero expresar especialmente mi gratitud a todas las madres que oran incesantemente, como lo hacía Santa Mónica, por los hijos que se han alejado de Cristo.” (Exh. Ap. Postsinodal “Amoris laetitia” “Sobre el amor en la familia”)

(13.11.16)

No hay comentarios:

Publicar un comentario