LO TRIBUTARIO (nº 242)

Por qué la LGT (26): la inspección de los tributos

Si hubo un tiempo en que eran los miembros del prestigioso Cuerpo de Técnicos de Hacienda el fundamento, el motor y la vida trascendente de la Administración tributaria, el trabajo callado y seguro, a diferencia de los inspectores que, con reconocida preparación académica, trabajaban de otro modo y más retribuido. En 1973 se preparó la escalada inspectora que siguió con la unificación de los Cuerpos en 1977 y la creación de la Escuela de Inspección. Como suele ocurrir con los sueños maravillosos, la realidad se encarga de despertar a los ilusos. Hay quien piensa que la retribución por objetivos predeterminados fue la causa de la decadencia en el prestigio corporativo; otros consideran que fue la continua referencia a la lucha contra el fraude, incluso aparente, la que situó la eficacia de los números sobre la calidad de los conocimientos; otros apuntan a la masificación que impide ver lo que siempre ha existido y existe: buenos trabajadores y trabajadores brillantes. Sea como sea, lo cierto es que los puestos de trabajo en los que se crea doctrina y se fijan criterios, DGT y TEA, son retribuidos menos que aquellos en los que se aplican los tributos. La reforma del CP y de la LGT, al tiempo que ha deteriorado las garantías jurídicas (continuación de actuaciones administrativas aún después de indicios de delito y hasta la liquidación y procurando la recaudación, incluso con medidas cautelares), ha incrementado el poder de la Inspección (que en sus actuaciones aprecia y decide si hay delito perseguible) y la ha confirmado en su función policial (participación en detenciones) lo que está en las antípodas del sueño ilusionado de hace 40 años.

El artículo 141 LGT relaciona una serie de funciones de la Inspección que incluyen: la obtención de información tributaria, la práctica de liquidaciones, la intervención de empresas, la comprobación de valores y la comprobación limitada y la información a los inspeccionados de sus derechos durante las actuaciones. El artículo 142 regula las “facultades” de la Inspección que, frecuentemente, se denominan con error “potestades” confundiendo “lo que se puede” (facultades en el ejercicio de derechos y competencias) con “el poder que se tiene” (v. art. 115 LGT, referido a la Administración). Entre las funciones: comprobar documentos y archivos, entrar en fincas, locales y establecimientos; y también se regula que los administrados deben colaborar con la Inspección, debiendo considerarse sus “funcionarios” -no “empleados públicos”- como agentes de la autoridad que deben ser auxiliados y protegidos. El artículo 143 regula la documentación que emplea la inspección (comunicaciones, diligencias, informes, actas) y el artículo 144 el valor probatorio de las actas respecto de los hechos aceptados en ellas (el art. 107 regula el valor probatorio de las diligencias). En los artículos 153 a 157, el subconsciente traiciona al legislador y aunque anuncia que va a regular la “terminación” del procedimiento de inspección, regula el contenido y tramitación de las actas, quizá porque la inspección no termina nunca (v. RD 803/1993), quizá porque en las posibles sucesivas terminaciones provisionales (art. 101; inspecciones con alcance parcial: art. 148), por lo general, se formalizan actas. Especialidades en los artículos 158 y 159.

En los artículos 145 a 152 LGT se regula el “procedimiento” de inspección, que no existía antes de la LGT/2003 y siempre se ha considerado una “actuación”. Se regulan las medidas cautelares, la forma de iniciación, el contenido al que alcanzan las actuaciones, el derecho condicionado del inspeccionado a que la inspección tenga alcance general, el horario y el lugar y la duración (art. 150). Se debe recordar que este procedimiento no termina (cf. TS s. 4.12.98), no tiene final y en los excesos de duración lo que se va eliminando por prescripción son los años de atrás. Si los efectos de las interrupciones injustificadas por más de seis meses se rodearon con las “diligencias argucia” y el invento de la LGT/2003 de las dilaciones atribuibles al inspeccionado sirvió para rodear el plazo de duración con toda clase de subterfugios que, poco a poco fueron desmontando los tribunales, la modificación de la Ley 34/2015 ha ampliado los plazos (18 meses, en general, 27 meses grandes empresas y grupos) y ha establecido causas de suspensión que sirven de portillo para alargar los plazos, en espera de la futura jurisprudencia correctora de excesos.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Dijo uno: no se va a elevar el Impuesto de Sociedades, sino el pago a cuenta, que es como la retención en el IRPF, y se conmovieron los que saben de eso. Dijo otro: subirá el impuesto a cargo de la clase media trabajadora; más conmoción. La aclaración fue peor: se quitó el mínimo a cuenta y no enteró quien debía enterarse; o no se lo dijeron; o todos lo sabían en tiempo de elecciones.

- “Voy a cantar a mi amado la canción de mi amigo a su viña: Mi amado tenía una viña en una loma fértil. La cercó con una zanja y la limpió de piedras, la plantó de cepas selectas, construyó en medio una torre, y excavó un lagar. Esperó a que diera uvas, pero dio agraces. Ahora, habitantes de Jerusalén y hombres de Judá: juzgad entre mi viña y yo. ¿Qué más pude hacer por mi viña que no lo hiciera? ¿Por qué esperaba que me diera uvas y dio agraces? Pues ahora os daré a conocer lo que voy a hacer con mi viña: arrancaré su seto para que sirva de leña; derribaré su cerca para que la pisoteen; la haré un erial, no la podarán ni la labrarán, crecerán cardos y zarzas, y mandaré las nubes que no descarguen lluvia sobre ella” (Is 5, 1-6). Este precioso poema que ayuda a meditar sin esfuerzo intelectual al que se sincera a solas, íntimamente, con Dios, nos deja prendido en el alma esa pregunta que es una llamada de amor: ¿Qué más pude hacer por mi viña que no lo hiciera?. Dios mío, creo que estás aquí, que me ves, que me oyes, ¿como agradecer todo lo que has hecho y haces por mí, por nosotros? ¿cómo podemos, cómo puedo, responderte así: con olvidos, con desprecios, con traiciones?. Y Dios repite una y otra vez: ¿Qué más pude hacer?

- “Y comenzó a hablarles con parábolas: -Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, excavó un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos de allí. A su debido momento envió un siervo a los labradores, para recibir de éstos los frutos de la viña. Pero ellos lo agarraron, lo golpearon y lo despacharon con las manos vacías. De nuevo les envió otro siervo, y a éste le hirieron en la cabeza y lo ultrajaron. Y envió otro y lo mataron; y a otros muchos, de los cuales a unos los herían y a otros los mataban. Todavía le quedaba uno, su hijo amado; y lo envió por último a ellos, pensando: “A mi hijo lo respetarán”. Pero aquellos labradores se dijeron: “Este es el heredero. Vamos, lo mataremos y será nuestra la heredad”. Y lo agarraron, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará, pues el amo de la viña?...” (Mc 12, 1-9; Mt 21, 33-46; Lc 20, 9-19). Desde el día que amanece hasta que acaba por la noche Dios se nos manifiesta en la naturaleza, en acontecimientos, en nuestro trabajo y nuestras relaciones, en palabras que leemos, que oímos, en personas que conocemos, con las que tratamos, en nuestros propios sentimientos: todo nos hablan de Dios que espera de nosotros el recuerdo, la oración, la obra buena. ¿Y nosotros?

- Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que en mi no da fruto lo corta, y todo el que da fruto lo poda para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí es arrojado fuera, como los sarmientos, y se seca; luego los recogen, los arrojan al fuego y arden...” (Jn 15, 1-6). Cercanía de Dios, junto a Dios, continuamente. Vivir dentro de Dios, inmenso; tener a Dios dentro, corazón con Corazón.

- “¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos; dirigiéndose al primero, le mandó: “Hijo, vete hoy a trabajar en la viña”. Pero él le contestó: “No quiero”. Sin embargo se arrepintió después y fue. Se dirigió entonces al segundo y le dijo lo mismo. Éste le respondió: “Voy, señor”; pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?. - El primero, dijeron ellos.” (Mt 21, 28-31). Jesús respondía a preguntas capciosas de los príncipes de los sacerdotes y de los ancianos del pueblo. Y nosotros, tú y yo, qué respondemos. También en este pasaje nos vemos retratados en nuestra relación diaria, continua con Dios. Sabemos cuál es su voluntad, rezamos que se cumpla. Y Dios nos dice que la hagamos. Muchas veces contestamos “no quiero”. Es tiempo de amar, de amar mucho. De ir.

LA HOJA SEMANAL
(del 25 al 30 de julio)

Lunes (25)

Santiago, apóstol, patrón de España (17ª TO)
Palabras: “El que quiera ser grande entre vosotros... (Mt 20,26)
Reflexión: … que sea vuestro servidor”
Propósito, durante el día: Caridad. En familia, en el trabajo. Para servir, servir

Martes (26)

San Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María (17ª TO)
Palabras: “Dichosos vuestros ojos, porque ven...” (Mt 13,16)
Reflexión: … Muchos profetas y justos... no lo vieron
Propósito, durante el día: Felicidades a María y a sus padres. Acción de gracias.

Miércoles (27)

San Simeón el Estilita, confesor (17ª TO)
Palabras: “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo … (Mt 13,44)
Reflexión: … y lleno de alegría vende todo lo que tiene y compra el campo”
Propósito, durante el día: Desprendimiento. Aparta Señor de mí lo que me separe de Ti

Jueves (28)

San Pedro Poveda, fundador y mártir (17ª TO)
Palabras: “El reino de los cielos se parece también a una red barredera... (Mt 13,47)
Reflexión: … los ángeles separarán a los malos de los buenos...”
Propósito, durante el día: La muerte no es el final. Preparar el examen de amor

Viernes (29)

Santa Marta, hermana de Lázaro y María, amigos de Jesús (17ª TO)
Palabras: “Yo soy la Resurrección y la Vida...” (Jn 11,25)
Reflexión: … el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”
Propósito, durante el día: Haz que yo sea feliz viendo tu gloria (Adorote, devote)

Sábado (30)

San Pedro Crisólogo, obispo y doctor de la Iglesia (17ª TO)
Palabras: “Y mandó decapitar a Juan en la cárcel” (Mt 14, 10)
Reflexión: Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y se lo dijeron a Jesús
Propósito, durante el día: Jesús, José y María, asistidme en mi agonía

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 24, domingo (17º TO, ciclo C) llevan a la reflexión sobre la paciencia y el perdón de Dios: “Contestó el Señor, -”En atención a los diez, no la destruiré” (Gn 18); “pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados” (Col 2); “perdónanos nuestros pecados” (Lc 11). Es tiempo de vivir la misericordia de Dios, poniendo nuestro corazón, nuestra comprensión, nuestra ayuda, nuestra amabilidad, en todos los que están cerca, y de rezar por los que no conocemos.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Hoy estamos absorbidos por el frenesí, por tantos problemas —algunos de los cuales no resultan importantes— que carecemos de la capacidad de escuchar. Y yo quisiera preguntarles, hacerles una pregunta, cada uno responda en el propio corazón: tú, marido, ¿tienes tiempo para escuchar a tu mujer? Y tú, mujer, ¿tienes tiempo para escuchar a tu marido? Ustedes padres, ¿tienen tiempo que “perder” para escuchar a sus hijos, o a sus abuelos y a los ancianos? —“Pero los abuelos dicen siempre las mismas cosas, son aburridos...”— Pero tienen necesidad de ser escuchados. Escuchar. Les pido que aprendan a escuchar y a dedicarse más tiempo entre ustedes. En la capacidad de escucha está la raíz de la paz.” (Angelus, día 17 de julio de 2016)

- “107. Hoy sabemos que para poder perdonar necesitamos pasar por la experiencia liberadora de comprendernos y perdonarnos a nosotros mismos. Tantas veces nuestros errores, o la mirada crítica de las personas que amamos, nos han llevado a perder el cariño hacia nosotros mismos. Eso hace que terminemos guardándonos de los otros, escapando del afecto, llenándonos de temores en las relaciones interpersonales. Entonces, poder culpar a otros se convierte en un falso alivio. Hace falta orar con la propia historia, aceptarse a sí mismo, saber convivir con las propias limitaciones, e incluso perdonarse, para poder tener esa misma actitud con los demás.

108. Pero esto supone la experiencia de ser perdonados por Dios, justificados gratuitamente y no por nuestros méritos. Fuimos alcanzados por un amor previo a toda obra nuestra, que siempre da una nueva oportunidad, promueve y estimula. Si aceptamos que el amor de Dios es incondicional, que el cariño del Padre no se debe comprar ni pagar, entonces podremos amar más allá de todo, perdonar a los demás aun cuando hayan sido injustos con nosotros. De otro modo, nuestra vida en familia dejará de ser un lugar de comprensión, acompañamiento y estímulo, y será un espacio de permanente tensión o de mutuo castigo.” (Exh. Ap. Postsinodal “Amoris laettitia”. Sobre el amor en la familia”)

(24.07.16)

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