LO TRIBUTARIO (nº 195)

Por qué la LGT (3): derechos y garantías

Analizando las modificaciones de las sucesivas LGT desde 1985 es fácil descubrir que no ha sido ningún objetivo sustantivo o doctrinal la causa de todas las modificaciones producidas en treinta años. Los “maestros” de 1963 pusieron cimientos científicos sólidos que sólo tenían que adecuarse, cuando se produjeran, a novedades relevantes en la estructura de cada uno de los tributos. Pero en 1985 se abrió una nueva era en la que se depreció la consideración científica de los principios, de los conceptos, de las relaciones jurídicas, de los derechos y garantías, de los procedimientos, y se inició el culto a la lucha contra el fraude, de modo que sin analizar las causas del extendido fenómeno social, sin rectificar las normas, las circunstancias, los talantes, se decidió dedicar todos los esfuerzos a descubrir cada año más fraude que a su vez crece más cada año. A lo que hay que sumar que en las estadísticas oficiales se considera fraude lo que no lo es (errores materiales, errores de calificación, discrepancia interpretativa, ausencia de ocultación) y que en la jurisprudencia queda constancia de que, frecuentemente, se sanciona indebidamente sin ni siquiera probar la culpa.

Así se reconoce en la Exposición de Motivos de la Ley 34/2015 de modificación de la LGT: sigue las pautas de Ley 36/2006, de medidas para la prevención del fraude, y de la Ley 7/2012, de prevención y lucha contra el fraude. La reforma es la consecuencia de la patología que afecta a la concepción de la fiscalidad desde 1985, cualquiera que haya sido la ideología política dominante. También esto es un fenómeno fiscal a estudiar: la Ley 58/2003 la aprobó una ideología y la mantuvo (a diferencia de lo ocurrido con otras leyes, como la educación) la contraria; en 2015/2016 puede ocurrir lo mismo.

La Exposición de Motivos lo dice claramente nada más empezar su argumentación: esta ley sigue la pauta de las leyes referidas al fraude. Está orientada a señalar nuevos casos de fraude (nueva infracción tipificada en el conflicto en la aplicación de la norma tributara: arts. 15 y 206 bis LGT), a aumentar el ámbito de exigencia de responsabilidades (obligaciones conexas, comprobación y cambio de calificación de hechos producidos en períodos prescritos), a eliminar obstáculos jurídicos a la exigencia de responsabilidades e imposición de sanciones (limitaciones a la prueba mediante factura), a convertir el delito contra la Hacienda (la prisión por deudas) en una infracción administrativa cualificada cuando así lo considere la Administración (precisamente). No hace falta que se diga en la ley: parece que decaen los derechos y garantías de los contribuyentes.

Y tampoco se derivan consecuencias por irregularidades de la Administración. Son prueba de lo que se dice: el debate sobre la exigencia de intereses de demora en casos de anulación de liquidaciones con retroacción o sin tal acuerdo o sobre la reiteración de liquidaciones cuando se anula la anterior o sobre la interrupción de la prescripción por impugnaciones de las que resulta que la Administración no actuó según Derecho. Si el cumplimiento de los plazos es un reto insuperable, se modifica la regulación del tiempo de duración de las actuaciones inspectoras aumentando los plazos, regulando la suspensión y suprimiendo los límites que se incumplían y debían corregir los tribunales: motivación y tiempo para ampliar el plazo, dilaciones que no retrasaban la terminación del procedimiento, diligencias irrelevantes (antes “diligencias argucia”) que no podían interrumpir la prescripción ni considerarse verdaderas actuaciones del procedimiento.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Mientras el pueblo se inquieta con los políticos, pasa desapercibida la noticia fiscal que podría sembrar el pánico a todos y a cada uno. La Agencia Tributaria ha pactado con cuatro sindicatos dos pagos por objetivos si cumple el requisito de superar una recaudación de al menos 11.300 millones de euros hasta noviembre de 2016. El Plan Especial de Intensificación de Actuaciones (Peia) se inició en 2014 cuando, con un incentivo de 20 millones de euros se consiguió la cifra de 12.318 millones. Para 2015 la Agencia dobló el incentivo y se espera que la recaudación superará los 13.500 millones de euros. Más de 40 millones se repartirán como retribución especial a unos empleados que actuarán con objetividad e imparcialidad, ajustando las exigencias fiscales a la ley, sin retorcer normas ni voluntades, ajenos a la inevitable relación: más recaudación más retribución. Y así cada año se descubre más fraude y el fraude aumenta sin cesar.

Cuaresma. En el año jubilar de la Misericordia. El cristiano se ve urgido a vivir con más intensidad su seguimiento de Cristo: “Venid a mí todos los fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontrareis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es suave y ni carga ligera” (Mt 11,28-30). Es tiempo de vivir en el amor de Dios cada uno y compartiendo con todos ese derroche de amor que se derrama del alma. Tiempo de actualizar con obras de ahora aquellas palabras antiguas: visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, redimir al cautivo, enterrar a los muertos. Y también: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo ha de menester, corregir al que yerra, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia las flaquezas del prójimo, pedir a Dios por vivos y muertos. Oración, Limosna, Sacrificio. Tenemos que llenar la Cuaresma de actos de amor, de ofrecimientos a Dios por los demás.

Es tiempo de vencernos y convencernos en la realidad de la Santísima Humanidad de Cristo y vivir que Dios se ha hecho carne como yo: se ha encarnado. Sabe lo que siento, lo que quiero, lo que me cuesta, lo que hago por Él y para Él y cómo me excuso cuando le abandono, cuando le niego. Dios vive conmigo mi cansancio, mis disgustos, mi dolor, mi fiebre, mis preocupaciones y mis frustraciones; y también comparte, quiere compartir, conmigo las alegrías y lo que me alegra. Posiblemente sonríe cuando me oye algunas peticiones que afectan a otros: que no se dé cuenta, que escarmiente, que se olvide, que salga bien aunque lo he hecho mal. Y nosotros, cada uno, debemos aprovechar este tiempo para “aprender para siempre” a vivir con Dios, encarnado, que me ve, que me oye, que está conmigo, que me habla, que me ayuda.

Cuaresma es tiempo de buscar a Jesús y hablar con Él: “- Maestro ¿qué obra buena debo hacer para alcanzar la vida eterna?... – Todo esto le he guardado –le dijo el joven-. ¿Qué me falta aún?. Jesús le respondió: - Si quieres ser perfecto, anda vende tus bienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos. Luego, ven y sígueme... Al oír el joven estas palabras se marchó triste, porque tenía muchas posesiones” (Mt 19, 16-22). Trátalo con Jesús, que es Dios encarnado. No lo negocies. Hay que pedir luces, entender qué quiere decir desprendimiento. Y rezar a menudo: “Toma, Señor, mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, toda mi voluntad. Todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste; a Ti, Señor, lo torno. Todo es tuyo. Dispón de mí según tu voluntad. Dame tu amor y tu gracia que eso me basta” (San Ignacio de Loyola). En latín acaba así: “hec aliud quidquam ultra posco”, es decir: cualquier otra cosa más me sobra. Amén.

LA HOJA SEMANAL
(del 15 al 20 de febrero)

Lunes (15)

San Claudio de la Colombière S.I. confesor (1ª de Cuaresma)
Palabras: “Él separará a unos de otros” (Mt 25,32)
Reflexión: Obras de misericordia: tuve hambre, tuve sed, fui forastero...
Propósito, durante el día: Cuaresma. Hacer lo que me cuesta, negarme caprichos

Martes (16)

San Faustino, obispo (1ª de Cuaresma)
Palabras: “Vuestro Padre sabe lo que os hace falta” (Mt 6,8)
Reflexión: El Padrenuestro
Propósito, durante el día: Cuaresma. Perdonar, pedir perdón. Callar.

Miércoles (17)

Los Siete Santos Fundadores (1ª de Cuaresma; fundadores de los “servitas”)
Palabras: “La gente se apiñaba alrededor de Jesús” (Lc 11,29)
Reflexión: Buscar a Jesús, aprender de Jesús, hablar a Jesús, hablar de Jesús
Propósito, durante el día: Cuaresma. Ratos de oración ante el Sagrario. Por todos

Jueves (18)

San Eladio, obispo (1ª de Cuaresma)
Palabras: “Tratad a los demás como queréis que ellos os traten” (Mt 7,12)
Reflexión: Pedir y se os dará. Vuestro Padre os dará cosas buenas
Propósito, durante el día: Cuaresma. Limosna. Amabilidad. Ayuda en el trabajo

Viernes (19)

Beato Álvaro de Córdoba, confesor (1ª de Cuaresma; abstinencia)
Palabras: “Vete primero a reconciliarte con tu hermano” (Mt 5,24)
Reflexión: Y después ve a presentar tu ofrenda sobre el altar
Propósito, durante el día: Cuaresma. Procurar no disgustar. Generosidad

Sábado (20)

Beatos Francisco y Jacinta, confesores de la fe (1ª de Cuaresma; pastorcitos en Fátima)
Palabras: “Amad a vuestros enemigos y rezar por los que os persigan” (Mt 5,44)
Reflexión: Si amáis a los que os aman ¿qué premio tendréis?
Propósito, durante el día. Cuaresma con María: dame consejo y fuerzas. Pide por mi

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del domingo día 14 (1º Cuaresma, ciclo C; 3º de san José) llevan a confiar y dar gracias: “los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado” (Dt 26); “el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan” (Rm 10); “No sólo de pan vive el hombre” (Lc 4). Misericordia en Cuaresma: Ante el Sagrario, con sinceridad: ¿Dios mío, qué quieres que haga?. Y hacer lo que sabemos que Dios, encarnado, uno de nosotros, quiere. Y pedir a la Virgen y a san José que nos ayuden.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “El Evangelio de hoy nos interpela: ¿sabemos fiarnos verdaderamente de la palabra del Señor? ¿O nos dejamos desanimar por nuestros fracasos? En este Año Santo de la Misericordia estamos llamados a confortar a cuantos se sienten pecadores e indignos frente al Señor y abatidos por los propios errores, diciéndoles las mismas palabras de Jesús: “No temas”. Es más grande la misericordia del Padre que tus pecados. ¡Es más grande, no temas! Que la Virgen María nos ayude a comprender cada vez más que ser discípulos significa poner nuestros pies en las huellas dejadas por el Maestro: son las huellas de la gracia divina que regenera vida para todos.” (Angelus, plaza de San pedro, día 7 de febrero de 2016)

- “11. No podemos olvidar la gran enseñanza que san Juan Pablo II ofreció en su segunda encíclica “Dives in misericordia” que en su momento llegó sin ser esperada y tomó a muchos por sorpresa en razón del tema que afrontaba. Dos pasajes en particular quiero recordar. Ante todo, el santo Papa hacía notar el olvido del tema de la misericordia en la cultura presente: “La mentalidad contemporánea, quizás en mayor medida que la del hombre del pasado, parece oponerse al Dios de la misericordia y tiende además a orillar de la vida y arrancar del corazón humano la idea misma de la misericordia. La palabra y el concepto de misericordia parecen producir una cierta desazón en el hombre, quien, gracias a los adelantos tan enormes de la ciencia y de la técnica, como nunca fueron conocidos antes en la historia, se ha hecho dueño y ha dominado la tierra mucho más que en el pasado (cfr Gn 1,28). Tal dominio sobre la tierra, entendido tal vez unilateral y superficialmente, parece no dejar espacio a la misericordia … Debido a esto, en la situación actual de la Iglesia y del mundo, muchos hombres y muchos ambientes guiados por un vivo sentido de fe se dirigen, yo diría casi espontáneamente, a la misericordia de Dios.”

Además, san Juan Pablo II motivaba con estas palabras la urgencia de anunciar y testimoniar la misericordia en el mundo contemporáneo: “Ella está dictada por el amor al hombre, a todo lo que es humano y que, según la intuición de gran parte de los contemporáneos, está amenazado por un peligro inmenso. El misterio de Cristo ... me obliga al mismo tiempo a proclamar la misericordia como amor compasivo de Dios, revelado en el mismo misterio de Cristo. Ello me obliga también a recurrir a tal misericordia y a implorarla en esta difícil, crítica fase de la historia de la Iglesia y del mundo”. Esta enseñanza es hoy más que nunca actual y merece ser retomada en este Año Santo. Acojamos nuevamente sus palabras: “La Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia – el atributo más estupendo del Creador y del Redentor – y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la misericordia del Salvador, de las que es depositaria y dispensadora.” (Bula “Misericordiae Vultus”, de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia)

(14.02.16)

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