LO TRIBUTARIO

La comunidad de bienes (4): la regulación civil

Aunque la consideración civil de la comunidad de bienes se debe extender a situaciones especiales, como pueden ser la comunidad de propietarios en edificios habitables, la comunidad por tiempos de partes de edificaciones, la comunidad de montes vecinales o la copropiedad del buque, conviene recordar la distinción tradicional entre comunidad romana, o por cuotas espirituales, y comunidad germánica, o por materialización de cuotas de liquidación, cuyo más claro ejemplo es la sociedad de gananciales. En la comunidad romana, todos y cada uno de los comuneros es propietario íntegramente de la cosa común (ninguno es dueño de la mitad o de la cuarta parte...) y también es propietario de su cuota espiritual que puede enajenar, ceder o gravar. En la comunidad germánica el coparticipe no es dueño de una cuota parte de los bienes, ni de cada bien: sólo tiene el derecho a ser dueño de los concretos bienes que le correspondan cuando se materialice su participación en el remanente del haber común cuando se liquide.

Establece el art. 392 del Código civil: “Hay comunidad cuando la propiedad de una cosa o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”. Según el art. 394 Cc, cada partícipe puede servirse de las cosas comunes, siempre que disponga de ellas conforme a su destino y de manera que no perjudique el interés de la comunidad, ni impida a los copartícipes utilizarlas según su derecho. Ninguno de los condueños, dice el art. 397 Cc, puede, sin consentimiento de los demás, hacer alteraciones en la cosa común, aunque de ellas pudieran resultar ventajas para todos. Para la administración y mejor disfrute de la cosa común serán obligatorios los acuerdos de la mayoría de los partícipes, ordena el art. 398 Cc. Y, respecto de la cuota espiritual de cada comunero, establece el art. 399 Cc que todo condueño tiene la plena propiedad de su parte y la de sus frutos y utilidades que le correspondan, pudiendo en consecuencia enajenarla, cederla o hipotecarla y aun sustituir otro en su aprovechamiento, salvo si se tratare de derechos personales. Ningún copropietario estará obligado a permanecer en la comunidad. Cada uno puede pedir en cualquier momento la división de la cosa común, salvo pacto, dice el art. 400 Cc; pero el art. 401 Cc añade que, no obstante ese derecho, los copropietarios no pueden exigir la división de la cosa común, cuando de hacerla resulte inservible para el usos a que se destina; de modo que cuando la cosa sea esencialmente indivisible, dice el art. 404 Cc, si los condueños no convinieren en que se adjudique a uno de ellos indemnizando a los demás, se venderá y repartirá su precio. A esta comunidad de bienes (romana) se refiere las normas reguladoras de impuestos para establecer obligaciones tributarias o considerar como sujeto pasivo (IS e IVA)

Establece el art. 1344 Cc que mediante la sociedad de gananciales se hacen comunes para los cónyuges las ganancias o beneficios obtenidos indistintamente por cualquiera de ellos que les serán atribuidos por mitad al disolverse aquélla.. Los arts. 1362 y 1363 regula las cargas y gastos que son a cargo de la sociedad de gananciales. La gestión y disposiciones de los bienes gananciales corresponde conjuntamente a los cónyuges (art. 1375 Cc). Disuelta la sociedad por alguna de las causas establecidas (arts. 1392 y 1393 Cc), se procede a su liquidación que comenzará por un inventario del activo y pasivo de la sociedad.(art. 1396 Cc). Pagadas las deudas y cargas, indemnizaciones y reintegros como está ordenado (arts. 1399 a 1403 Cc), el remanente constituirá el haber de la sociedad de gananciales que se dividirá por mitad entre los cónyuges o sus respectivos herederos. La sociedad de gananciales es una peculiar sociedad de ganancias.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

¡Ha resucitado!. Dios que, por amor, se hizo hombre, como nosotros, soportando nuestras debilidades, y que murió en la cruz, ha resucitado y nos ha abierto las puertas del cielo, donde nos tiene preparada una morada por toda la eternidad, para siempre, con Él, con María, nuestra Madre, con san José, con todos los santos, con todos los ángeles, con todo lo que nos ha hecho limitadamente felices en esta vida, porque en la gloria de Dios estará nuestra alma y nuestro cuerpo. Como dijo el papa Benedicto XVI en su homilía el día de la Asunción de la Virgen en 2010: “No sobrevive sólo una sombra” de nosotros mismos, sino que en él, en su amor creador, somos conservados e introducidos con todas nuestra vida, con todo nuestro ser en la eternidad... Todo el hombre, toda su vida es tomada por Dios y, purificada en él, recibe la eternidad... El cristianismo no anuncia sólo una cierta salvación del alma en un impreciso más allá, en el que todo lo que en este mundo nos fue precioso y querido será borrado, sino que promete la vida eterna, “la vida del mundo futuro”: nada de lo que para nosotros es valioso y querido se corromperá, sino que encontrará plenitud en Dios...”

Los días de la Semana Santa han sido otra manifestación de la recuperación económica que empieza y parece que se consolida y crece después de la larga crisis que tanto sufrimiento ha producido y que aún produce. En lo humano y en el mundo, han sido días de contraste. Una noticia era “el cristianismo en la calle”, para reseñar las procesiones religiosas en todos los pueblos y ciudades y otra noticia era el asesinato de cristianos en África. Una noticia señalaba que se reduce la tensión en la producción de armas nucleares y otra que una gendarme, rebuscando donde ya se había buscado, había encontrado la segunda caja negra del avión que se estrelló en los Alpes franceses. Tan rápida, tan amplia, tan completa y tan pulcra investigación y obtención de resultados en tan poco tiempo, ha hecho, quizá como se pretendía, que la noticia, que del siniestro se había extendido a otros detalles, haya perdido interés y espacio en los medios de comunicación. Más próximo, con más claros intereses en juego, está el asunto de las elecciones de ámbito territorial y ahí sí se encuentran noticias fiscales: desde la grave desviación del déficit provocado por la necesidad de atraer y conquistar la voluntad de votantes hasta las promesas, en general, referidas a la reducción de impuestos, cada una en su ámbito: las tasas municipales, los impuestos cedidos en las comunidades autónomas, el IVA para determinados productos en el Estado. El pueblo soberano, que no es tonto, sabe bien que eso se pudo hacer antes, que si no se hizo para evitar el déficit eso fue una preferencia por el perjuicio individual para conseguir un objetivo colectivo que se podía alcanzar con menor gasto; y los que saben un poco de tributación no pueden justificar ni el gravamen sobre la cuota en el IRPF ni la amnistía con coste mínimo. También sabe el pueblo soberano que lo que se regale para las elecciones, se obtendrá bajo presión en la presunta lucha contra el fraude que corrige lo declarado y no descubre lo oculto. Como decía el informe: el futuro es el IBI y los esclavos tributarios.

En los pueblos era costumbre tirar lo viejo y estrenar algo en la celebración de la Resurrección de Jesucristo. En el alma debe ser inevitable vivir la Pascua con espíritu nuevo, con alegría y llena de propósitos concretos: sonreír, callar, escuchar, perdonar, con esa persona, en tal ocasión. Hay que hacerlo ya, ahora: “nunc coepi”. Y no podemos dejar fuera del corazón el propósito de tener algunos ratitos diarios para estar a solas con Dios; y el de mantener el alma limpia: acostumbrarnos a hacer examen de conciencia y a amar el sacramento de la Confesión. María nuestra Madre, nos ayudará.

LA HOJA SEMANAL
(del 6 al 11 de abril)

Lunes (6)

Lunes de la Octava de Pascua (San Celestino I, papa)
Palabras: “Jesús les salió al encuentro y les dijo: - Alegraos” (Mt 28,9)
Reflexión: Ellas se acercaron, se postraron y le abrazaron los pies
Propósito, durante el día: Vivir la alegría del cielo pase lo que pase aquí

Martes (7)

Martes de la Octava de Pascua (San Juan Bautista de la Salle, presbítero)
Palabras: “Dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré” (Jn 20,15)
Reflexión: - Mujer, ¿por qué lloras?... – María... He visto al Señor...
Propósito, durante el día: Vivir en la presencia del Resucitado

Miércoles (8)

Miércoles de la Octava de Pascua (San Dionisio, abad)
Palabras: “Quédate con nosotros, porque atardece...” (Lc 24,29)
Reflexión: Camino de Emaús. El encuentro con Jesús
Propósito, durante el día: Descubrir a Dios en lo ordinario. Ver a Dios en las cosas

Jueves (9)

Jueves de la Octava de Pascua (Santa María de Cleofás)
Palabras: “Paz a vosotros” (Lc 24,36)
Reflexión: No acababan de creer por la alegría
Propósito, durante el día: Trabajar, soportar, ayudar con alegría: ¡Ha resucitado!

Viernes (10)

Viernes de la Octava de Pascua (San Alejandro, mártir)
Palabras:”¡Es el Señor!” (Jn 21,7)
Reflexión: Ninguno se atrevía a preguntarle porque sabían que era el Señor
Propósito, durante el día: Descubrir a Jesús en todas las ocasiones y en todos

Sábado (11)

Sábado de la Octava de Pascua (San Estanislao, obispo y mártir)
Palabras: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio” (Mc 16,15)
Reflexión: Les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón. ¿Y a mí?
Propósito, durante el día: Estar más tiempo con la Madre, alegrarme con Ella

(la reflexión y el propósito los fija cado uno, claro)

El día 5 celebramos la Pascua de Resurrección. Es tiempo de revivir la vida de Jesús en los Evangelios: “La cosa empezó en Galilea” (Hch 10); es tiempo de “Aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra” (Col 3); es tiempo de comprender que “él había de resucitar” (Jn 20). La alegría de la Pascua de Resurrección es más personal, como una buena noticia, como un éxito, que la alegría de la Pascua de Navidad que es un reflejo en el alma de la alegría del Niño, de María y de José. La esperanza de Belén se hace más próxima con el Resucitado. Le pedimos un corazón nuevo. Y por las familias.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “... Y, con Él, solamente, con su gracia y con su ayuda, también nosotros podemos vencer esta tentación de la vanidad, de la mundanidad, no sólo en las grandes ocasiones, sino también en las circunstancias ordinarias de la vida.

En esto, nos ayuda y nos conforta el ejemplo de muchos hombres y mujeres que, en silencio y sin hacerse ver, “renuncian cada día a sí mismos para servir a los demás”: un familiar enfermo, un anciano solo, una persona con discapacidad, una persona sin techo...” (Homilía en la misa de Domingo de Ramos, en la plaza de San Pedro, el día 29 de marzo de 2015)

- “A veces la oscuridad de la noche parece penetrar el alma; a veces pensamos: “ya no hay nada que hacer”, y el corazón ya no encuentra la fuerza para amar... Pero precisamente en esa oscuridad Cristo enciende el fuego del amor de Dios: un resplandor rompe la oscuridad y anuncia un nuevo inicio, algo comienza en la oscuridad más profunda. Nosotros sabemos que la noche es “más noche”, es más oscura poco antes de que comience el día. Pero precisamente en esa oscuridad está Cristo que vence y enciende el fuego del amor. La piedra del dolor fue removida dejando espacio a la esperanza. He aquí el gran misterio de la Pascua. En esta noche la Iglesia nos entrega la luz del Resucitado, para que en nosotros no esté la nostalgia de quien dice “a estas alturas...”, sino la esperanza de quien “se abre a un presente lleno de futuro: Cristo venció la muerte, y nosotros con Él.” (Audiencia general, el día 1 de abril de 2015)

- “El seguimiento de Jesús es lavado por el mismo Señor para que nos sintamos con derecho a estar “alegres”, “plenos”, “sin temores ni culpas” y nos animemos así a salir e ir “hasta los confines del mundo, a todas las periferias”, a llevar esta buena noticia a los más abandonados, sabiendo que él está con nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,21). Y sepamos aprender a estar cansados, pero ¡bien cansados!” (Homilía, en la misma Crismal de Jueves Santo, en la basílica vaticana, el día 2 de abril de 2015)

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