LO TRIBUTARIO

Comunidad de bienes (y 7): diferencias con la sociedad civil

El patrimonio social no es una comunidad de bienes de los socios. Los bienes aportados por éstos y lo adquirido por la sociedad es suyo como única propietaria. A la constitución de una sociedad se llega por el contrato de sociedad por el que los socios convienen aportar dinero, bienes o industria, con ánimo de obtener ganancias y repartirlas. Este contenido y propósito, “affectio societatis”, es esencial en el contrato de sociedad que es un contrato consensual que se perfecciona por el consentimiento. Es jurídicamente imposible que la Administración tributaria pueda calificar unos hechos constituyendo una sociedad sin el consentimiento de los socios. La Administración puede considerar inexistente una causa jurídica y apreciar simulación (art. 16 LGT), pero no puede crear una causa contractual ni suplantar la voluntad de las partes. Una dirección unitaria, con reparto de costes e incluso con medios instrumentales adquiridos en común, manteniendo la propiedad individual de las explotaciones económicas, no es una sociedad, sin perjuicio de la presunción de servicios, retribución de los mismos, obtención de rentas y gastos o valoración por vinculación. La arbitrariedad del exceso administrativo sería mayor si no extendiera sus efectos a todo el ámbito tributario porque los bienes de cada explotación ya no lo serían, sino de la sociedad.

Las sociedades civiles tienen personalidad jurídica. Se ha dicho que son sociedades irregulares aquéllas a las que se aportan inmuebles por los socios sin formalizar escritura, pero la previsión legal es que, ese defecto hace nulo el contrato de sociedad no que hace que la sociedad no tenga personalidad jurídica. También se ha dicho que las sociedades que mantienen secretos los pactos de los socios cuando estos actúan en nombre propio, no tiene personalidad jurídica y se rigen por las normas de las comunidades de bienes, pero esa consideración más que jurídica es lógica: la personalidad se manifiesta como individualidad y autonomía; si los socios mantienen sus pactos secretos y actúan frente a terceros en nombre propio manteniendo un patrimonio común, en la convivencia social que ordena el Derecho habrá que convenir que se trata de una comunidad de bienes. Pero los propios términos que se emplean en esa consideración ya dejan ver que la sociedad existe y, desde luego, tiene personalidad jurídica frente a los socios para exigirles lo que su interés proceda. Si la Administración considerara que existe una sociedad con pactos secretos cuando no existe copropiedad ni animo societario, además de actuar contra Derecho y de forma incoherente, debería tratar todos los elementos de propiedad individual como una comunidad de bienes.

Una sociedad civil no tendrá patrimonio si los socios aportan sólo su industria. Cuando se vende la cosa común desaparece la comunidad; la sociedad permanece si se vende del patrimonio. Una comunidad, al ser una situación sin personalidad, no puede ser socio de una sociedad civil, los comuneros son los socios con una participación societaria en comunidad. Una sociedad civil sí puede ser un comunero. En una comunidad, los comuneros responden personalmente de las deudas incurridas en la administración, conservación y explotación de la cosa común; en una sociedad civil, es ésta la que responde por sus deudas, sin perjuicio de lo legalmente establecido para los socios. Una “comunidad de explotación” puede tener un tratamiento tributario “como si fuera” una sociedad (art. 22 LITP), pero esa asimilación es la mejor prueba de que una comunidad no es una sociedad. Para que una sociedad civil sea sujeto pasivo del IS debe tener objeto mercantil. Pero si es así, ya no sería una sociedad civil.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Los tributaristas viejos oyen atónitos lo que se dice. Si además son juristas, la sorpresa lleva al disgusto. En su atrevida ignorancia, una joven dijo en televisión que a un personaje se le imputaba un delito de “enaltecimiento” de bienes; quizá le pareció poco el delito de “alzamiento de bienes”. En su incultura jurídica, un político reclama que se hagan públicos los nombres de todos los contribuyentes que regularizaron su situación tributaria, sin respeto alguno a la Constitución y a la ley que obliga al secreto y al sigilo. Sigilo que no guardó quien filtró que se iba a efectuar un registro en la casa de un personaje de la política; sigilo que no guardan quienes filtran los informes de la Agencia Tributaria. Hay inquietud jurídica si unos fiscales no vieron justificada una detención y a otros les pareció bien; inquietud si un ministro justifica la intervención de miembros de vigilancia aduanera, porque a veces pueden actuar como policía judicial, en un registro domiciliario que nada tiene que ver con la especialidad de sus conocimientos; inquietud para quien regularizó su situación con el pequeño coste fiscal que establecía la ley y, luego, ha visto no sólo que se le derivan otras responsabilidades, sino que sólo se actúa contra él; inquietud porque cada día que pasa aparecen más filtraciones y noticias que permiten pensar en una planificación, en errores de ejecución y en excesos o irregularidades. La pregunta es quién puede enfrentar a las fiscalías, a los ministros, a los organismos, y perjudicar al partido mayoritario, sin consecuencias.

El afectado considera que nadie se ha visto como él. No sabe que es de 1985 el invento de la historieta dramática del contribuyente que sufrió una liquidación tributaria sin fundamento y de enorme cuantía con la correspondiente elevadísima sanción: vio cómo se filtraba la noticia a la que se añadían inventos sobre su actos; reclamó sin poder suspender la ejecución y vio cómo eran embargados sus pocos bienes; señalado por la calle, abandonado por sus amigos, destrozada su familia, terminó pidiendo limosna y durmiendo en la calle. En aquellos tiempos las sucesivas instancias de reclamación y recurso duraban varios años cada una. Finalmente, una sentencia anuló la liquidación y la sanción. Irrecuperable todo lo perdido, no hubo responsabilidades que pudiera exigir.

Entre tanta zozobra social, entre las diversas promesas electorales, sin querer abstraerse de las tragedias que ocurren en el mundo, todos y cada uno, en cualquier parte, viven la realidad de cada día que trae su afán, sus preocupaciones, su agobio, según las versiones de la frase evangélica (Mt 6,34). En la celebración de la Pascua de Resurrección los cristianos vivimos con la fe fortalecida, con la esperanza más segura y con la caridad más acuciante porque el amor del Amor se desborda de nuestros corazones con sobreabundancia. La convicción de que todos somos hijos de Dios (1 Jn 3,1) lleva a repetir una y otra vez, despacio: Dios es mi padre; soy hijo de Dios. Nada menos. Y queremos que nuestra vida sea la de un hijo de Dios. La “regla de oro”, es un buen cimiento: “Todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo también vosotros con ellos” (Mt 7,12). También es conveniente recordar el consejo: “No juzguéis y no seréis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis se os juzgará, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Por qué te fijas en la mota del ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en el tuyo?” (Mt 7,1-3). Y, siempre, con la seguridad que dan las palabras de Jesús: “Pedir y se os dará, buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que se llama, se le abre (Mt 7,7-8). Recordando frecuentemente: “Bien sabe vuestro Padre de que tenéis necesidad antes de que se lo pidáis” (Mt 6,8). Cristianismo es amor.

LA HOJA SEMANAL
(del 27 de abril al 2 de mayo)

Lunes (27)

Nuestra Señora de Montserrat (4ª de Pascua)
Palabras: “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas” (Jn 10,7)
Reflexión: Quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir, y encontrará pastos
Propósito, durante el día: Presencia de Dios. Una cruz en la mesa, en el bolsillo...

Martes (28)

San Pedro Chanel, presbítero y mártir (4ª de Pascua)
Palabras: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco” (Jn 10, 27)
Reflexión: Y ellas me siguen y yo les doy la vida eterna
Propósito, durante el día: Vivir con Jesús. Preguntarle, comentarle, pedirle

Miércoles (29)

Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia (4ª de Pascua)
Palabras: “El que cree en mí no quedará en tinieblas” (Jn 12,46)
Reflexión: Yo he venido al mundo como luz
Propósito, durante el día: Eucaristía. Comuniones espirituales. Jaculatorias

Jueves (30)

San Pío V, papa (4ª de Pascua)
Palabras: “El que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado” (Jn 13,20)
Reflexión: El que recibe a mi enviado me recibe a mi
Propósito, durante el día: Acciones de gracia. Actos de desagravio

Viernes (1)

San José, obrero (4ª de Pascua; mes de María)
Palabras: “¿No es el hijo del carpintero?” (Mt 13,55)
Reflexión: Fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar... Les faltaba fe
Propósito, durante el día: Devoción a san José, siempre unido a Jesús y María

Sábado (2)

San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia (4ª de Pascua; mes de María)
Palabras: “Si me pedías algo en mi nombre, yo lo haré” (Jn 14,14)
Reflexión: Creedme: yo estoy en el padre y el Padre en mí
Propósito, durante el día: Madre mía, llévame a Dios, haz que no me separe de Él

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 26 (4º de Pascua, ciclo B) nos mantienen en la misericordia de Dios: “por su nombre (Jesucristo) se presenta éste sano” (Hch 4); “Mirad que amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (1 Jn 3); “yo doy mi vida por las ovejas” (Jn 10). Cristianismo, religión del amor, vida en la misericordia de Dios que es nuestro Padre. ¡Hijo de Dios!. Hay que repetirlo muchas veces. Todos hijos de Dios. Así debemos comportarnos. Y debemos recordarlo al rezar por las familias.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “El contenido del testimonio cristiano no es una teoría, no es una ideología o un complejo sistema de preceptos y prohibiciones o un moralismo, sino que es un mensaje de salvación, un acontecimiento concreto, es más, una Persona: es Cristo resucitado, viviente y único Salvador de todos. Él puede ser testimoniado por quienes han tenido una experiencia personal de Él, en la oración y en la Iglesia, a través de un camino que tiene su fundamento en el Bautismo, su alimento en la Eucaristía, su sello en la Confirmación, su continua conversión en la Penitencia. Gracias a este camino, siempre guiado por la Palabra de Dios, cada cristiano puede transformarse en testigo de Jesús resucitado. Y su testimonio es mucho más creíble cuando más transparenta un modo de vivir evangélico, gozoso, valiente, humilde, pacífico, misericordioso. En cambio, si el cristiano se deja llevar por las comodidades, las vanidades, el egoísmo, si se convierte en sordo y ciego ante la petición de “resurrección” de tantos hermanos, ¿cómo podrá comunicar a Jesús vivo, como podrá comunicar la potencia liberadora de Jesús vivo y su ternura infinita? (Regina coeli, en la plaza de San Pedro, el día 19 de abril de 2015)

- “El pecado genera desconfianza y división entre el hombre y la mujer. Su relación se verá asechada por mil formas de abuso y sometimiento, seducción engañosa y prepotencia humillante, hasta las más dramáticas y violentas. La historia carga las huellas de todo eso. Pensemos, por ejemplo, en los excesos negativos de las culturas patriarcales. Pensemos en las múltiples formas de machismo donde la mujer era considerada de segunda clase. Pensemos en la instrumentalización y mercantilización del cuerpo femenino en la actual cultura mediática. Pero pensemos también en la reciente epidemia de desconfianza, de escepticismo, e incluso de hostilidad que se difunde en nuestra cultura —en especial a partir de una comprensible desconfianza de las mujeres— respecto a una alianza entre hombre y mujer que sea capaz, al mismo tiempo, de afinar la intimidad de la comunión y custodiar la dignidad de la diferencia.

Si no encontramos un sobresalto de simpatía por esta alianza, capaz de resguardar a las nuevas generaciones de la desconfianza y la indiferencia, los hijos vendrán al mundo cada vez más desarraigados de la misma desde el seno materno. La desvalorización social de la alianza estable y generativa del hombre y la mujer es ciertamente una pérdida para todos. ¡Tenemos que volver a dar el honor debido al matrimonio y a la familia! La Biblia dice algo hermoso: el hombre encuentra a la mujer, se encuentran, y el hombre debe dejar algo para encontrarla plenamente. Por ello el hombre dejará a su padre y a su madre para ir con ella. ¡Es hermoso! Esto significa comenzar un nuevo camino. El hombre es todo para la mujer y la mujer es toda para el hombre.” (Audiencia general, el día 22 de abril de 2015)

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