LO TRIBUTARIO (n.º 1088)
IRPF: 19) imputaciones
En la reforma del sistema tributario de 1978 se incorporaron a la regulación del nuevo IRPF personal, subjetivo, novedades para los tributaristas que tenían que explicar los hacendistas. Así, por ejemplo: la unidad familiar y las economías de escala; las ganancias patrimoniales continuadas en el tiempo y su realización instantánea al alterarse el patrimonio lo que podía justificar la “pluvalía del muerto” y del donante; y tributar por la renta no percibida, sino imputada. Y, como es natural en la novedades, fueron motivo de escándalo y sufrieron severas correcciones. La tributación conjunta obligatoria de los miembros de la unidad familiar se calificó como inconstitucional y se mantuvo la opción. Dejó de tributar la “plusvalía del muerto”, que hacía tributar al “causante” por la renta virtual disfrutada cada año y puesta de manifiesto al transmitir la herencia, pero permanece la “plusvalía del donante”, obligando a diferenciar la pérdida económica de la posible ganancia fiscal. La transparencia fiscal, nacional e internacional, se entendió mal desde el principio: había que distinguir “atribución” (renta obtenida a través de entes sin personalidad jurídica) e “imputación” (renta obtenida por sociedades por la que debían tributar los socios aunque no se distribuyeran beneficios) y desapareció la nacional. Pero la imputación por transparencia tenía tal atractivo “fiscalista” -recaudatorio- que se mantuvo, primero en las sociedades patrimoniales y, cuando también éstas desaparecieron, en la práctica de las regularizaciones tributarias que practica la Administración sobre todo en las sociedades “interpuestas” de profesionales, artistas y deportistas, forzando calificaciones, como el fraude de ley, la simulación, las operaciones vinculadas. Y “degenerando degenerando”, como contestó el torero al filósofo, se llegó a la imputación de rentas “por las bravas”, con regulaciones legales “apropiadas” (imputación de rentas por derecho de imagen) o “abusivas” (conflicto en la aplicación de norma tributaria)
En la LIRPF se regula la imputación de rentas inmobiliarias para inmuebles urbanos y para rústicos con construcciones que no resulten indispensables para el desarrollo de explotaciones económicas ni estén cedidos, salvo la vivienda habitual y suelo no edificado. Se debe tributar por una renta no percibida calculada en el 2% del valor catastral determinada proporcionalmente atendiendo al número de días de titularidad en el período impositivo.
También se imputan por transparencia fiscal internacional las rentas positivas obtenidas por una entidad no residente en territorio español. La regulación es tan larga y confusa, como debe exigir la vigilancia mutua entre soberanías fiscales en la UE o en la OCDE. Según las circunstancias en unos casos e imputa toda la renta; en otros casos, señala la ley las fuentes de renta que detemrina la imputación de las en ellas obtenidas. Párrafo a párrafo se puede leer: “no se entenderán incluidas en esta letra...”, “no obstante, no será objeto de imputación…”, “no se incluirá la renta positiva prevista en este letra…”, “no se imputarán las rentas previstas en el apartado 3…”, “no se integrarán en la base imponible…”; incluso esta llamativa advertencia: “En ningún caso se imputará una cantidad superior a la renta total de la entidad no residente”.
La imputación de rentas por derechos de imagen tiene circunstancias condicionantes: que la persona física haya cedido los derechos de imagen o haber consentido o autorizado su utilización, prestar servicios en una relación laboral; que el empleador o cualquier persona vinculada con él haya obtenido mediante actos concertados con terceros la cesión del derecho a la explotación o el consentimiento o la autorización para la utilización de la imagen de la persona física.
Los socios o partícipes de instituciones de inversión colectiva tributan por las ganancias o pérdidas obtenidas al transmitir las acciones o participaciones, sin imputación en la reinversión; pero si la institución está constituida en países o territorios considerados como paraísos fiscales, los socios o partícipes imputan la diferencia entre el valor de liquidación y el valor de adquisición.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
¡Ha resucitado! ¡Feliz Pascua de Resurrección! El cristiano se felicita porque Dios que nos creó por amor, a la vista de que todos le fallamos en el amor, decidió hacerse como nosotros naciendo de la Inmaculada Virgen María y, por amor, vivir entre nosotros como niño, como joven, como hombre, trabajando, con las alegrías y las penas de la vida ordinaria, y por amor hasta el extremo, sufrir la Pasión y la Muerte en la Cruz. El cristiano revive tanto amor de Dios y su fe, hace segura la esperanza porque por amor, Jesús ha resucitado. “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28,20).
“Pues si los muertos no resucitan tampoco Cristo ha resucitado; pero si Cristo no ha resucitado vana es vuestra fe, todavía estáis en vuestros pecados. E incluso los que han muerto en Cristo perecieron. Y si tenemos puesta la esperanza en Cristo sólo para esta vida, somo los más miserables de todos los hombres. Ahora bien, Cristo ha resucitado de entre los muertos, como primer fruto de los que mueren” (1 Co 15,16-20).
“Pasado el sábado, al alborear el día siguiente, María Magdalena y María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy de maña al día siguiente del sábado, llegaron al sepulcro cuando ya estaba saliendo el sol. Y se decían unas a otras: - Quien nos removerá la piedra de la entrada al sepulcro” (Mc 16,1-4). Y de pronto se produjo un gran terremoto porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo, se acercó, removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago y su vestidura blanca como la nieva. Los guardias temblaron de miedo ante él y se quedaron como muertos” (cf. Mt 28,1-5).
“Entrando en el sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una vestidura blanca, y se quedaron muy asustadas. Él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús Nazareno el crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar donde lo colocaron. Pero marchaos y decid a sus discípulos y a Pedro que él va delante de vosotros a Galilea: allí le veréis, como os dijo” (Mc 16,57).
“Ellas partieron al instante del sepulcro con temor y una gran alegría, y corrieron al dar la noticia a los discípulos. De pronto Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se acercaron, abrazaron sus pies y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: - No tengáis miedo; id a anunciar a mis hermanos que vayan a Galilea, allí me verán” (Mt 28,8-10)
“Entonces ellas se acordaron de sus palabras. Y al regresar del sepulcro anunciaron todo esto a los once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago; también las otras que estaban con ellas contaban estas cosas a los apóstoles. Y les pareció como un desvarío lo que contaban y no les creían” (Lc 24,8-11). Pero María Magdalena “echó a correr hasta donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, el que Jesús amaba, y les dijo: - Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde los han puesto. Salió Pedro con el otro discípulo y fueron al sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó antes al sepulcro. Se inclinó y vio allí los lienzos plegados, pero no entró. Llegó tras él Simón Pedro, entró en el sepulcro y vio los lienzos plegados y el sudario que había sido puesto en su cabeza, no plegado, sino aparte, todavía enrollado, en un sitio. Entonces entró también el otro discípulo que había llegado antes al sepulcro, vio y creyó. No entendían aún la Escritura según la cual era preciso que resucitara de entre los muertos” (Jn 20,2-9).
Jesús resucitado se apareció a los dos discípulos que iban a Emaús. Y a todos cuando estaban en el cenáculo, primero sin estar Tomás, y a los ocho días cuando ya estaba con ellos. Y se apareció a Santiago en Jerusalén y a más de 500 (1 Co 15, 6-7). Y, en la pesca milagrosa de 153 peces grandes. Y, con seguridad, la primera vez estuvo con la Virgen María, su Madre y Madre nuestra.
LA
HOJA SEMANAL
(del 21 al 26 de abril de 2025) (Pascua: “Regina coeli”, en vez del “Angelus”)
Lunes (21)
Octava de Pascua (San Anselmo de Canterbury, obispo y doctor de la Iglesia)
Palabras: Jesús les salió al encuentro y les dijo: - Alegraos… (Mt 28,9)
Reflexión: … Ellas se acercaron, se postraron ante Él y le abrazaron los pies
Propósito, durante el día: ¡Alegraos! ¡Ha resucitado!
Martes
(22)
Octava de Pascua (santos Sotero y Cayo)
Palabras: “¿Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quien buscas?” (Jn 20,13)
Reflexión: … “Si tú te lo has llevado, dime donde lo has puesto y yo lo recogeré”
Propósito durante el día: Señor, que te busque, que te encuentre, que te trate, que te ame
Miércoles
(23)
Octava de Pascua (san Jorge, mártir)
Palabras: “Quédate con nosotros, porque atardece y el día está de caída” (Lc 24,29)
Reflexión: Contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo reconocieron al partir el pan
Propósito, durante el día: Señor, quédate con nosotros y en la hora de la muerte llámanos
Jueves
(24)
Octava de Pascua (san Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir)
Palabras: “¿Tenéis algo de comer? Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado (Lc 24,41)
Reflexión: “Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras”
Propósito, durante el día: Señor, ¡que vea! ¡que sea!
Viernes
(25)
Octava de Pascua (san Marcos, evangelista)
Palabras: “Muchachos, ¿tenéis pescado? Contestaron: No. Él les dice: Echad la red (Jn 21,5)
Reflexión: No tenían fuerzas para sacarla por la multitud de peces… Es el Señor
Propósito, durante el día: Señor, aumenta nuestra fe
Sábado
(26)
Octava de Pascua (Nª Sª de la Cabeza, del Buen Consejo) (san Isidoro ob. y dr. de la Iglesia)
Palabras: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación (Mc 16,15)
Reflexión: Les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón
Propósito, durante el día: La Madre de Dios es mi Madre. Reina del Cielo, alégrate. Aleluya
(la reflexión y el propósito
los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 20, domingo (de Pascua de Resurrección del Señor) llenan de alegría el alma de los cristianos: “La cosa empezó en Galilea… Lo mataron colgándolo de un madero… nosotros hemos comido y bebido con él después de su resurrección (Hch 10); “Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en la gloria” (Col 3); “El que había llegado primero al sepulcro vio y creyó”. Si no ha resucitado, vana es nuestra fe. ¡Resucitó!
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “El Evangelio quiere entregarnos un mensaje de esperanza, porque nos dice que sea cual sea el lugar en el que nos hayamos perdido, sea cual sea el modo en el que nos hayamos perdido, ¡Dios viene siempre a buscarnos! Quizá nos hemos perdido como una oveja que se sale del camino para pastar la hierba, o se queda atrás por cansancio (cf. Lc15,4-7). O acaso nos hemos perdido como una moneda que se cayó al suelo y ya no se encuentra, o bien alguien la puso en algún sitio y no recuerda dónde. O nos hemos perdido como los dos hijos de este padre: el más joven, porque se cansó de estar en una relación que sentía demasiado exigente; pero también el mayor se perdió, porque no basta con quedarse en casa si en el corazón hay orgullo y rencor.
El amor es siempre un compromiso, siempre hay algo que debemos perder para ir al encuentro del otro. Pero el hijo menor de la parábola solo piensa en sí mismo, como ocurre en ciertas etapas de la infancia y de la adolescencia. En realidad, vemos a muchos adultos así a nuestro alrededor, que no consiguen mantener una relación porque son egoístas. Se engañan pensando que pueden encontrarse a sí mismos y, en cambio, se pierden, porque solo cuando vivimos para alguien vivimos de verdad.
Este hijo menor, como todos nosotros, tiene hambre de afecto, quiere que le quieran. Pero el amor es un don precioso, hay que tratarlo con cuidado. Él, en cambio, lo desperdicia, se malvende, no se respeta a sí mismo. Se da cuenta de ello en tiempos de escasez, cuando nadie se preocupa por él. El riesgo es que en esos momentos empecemos a mendigar afecto y nos aferremos al primer amo que se nos presenta. (Audiencia general, preparada para el 16 de abril de 2025)
- “El campo es el mundo. Nuestra casa común, tan herida, y la fraternidad humana, tan negada pero imborrable, nos llaman a tomar posición. La cosecha de Dios es para todos: un campo vivo, donde crece cien veces más de aquello que fue sembrado. Que nos anime, en la misión, la alegría del Reino, que recompensa todo esfuerzo. Todo agricultor, en efecto, conoce estaciones en las que no se ve nacer nada. Tampoco faltan en nuestra vida momentos así. Es Dios quien hace crecer y quien unge a sus siervos con óleo de alegría.
Queridos fieles, pueblo de la esperanza, recen hoy por la alegría de los sacerdotes. Que llegue a ustedes la liberación prometida por las Escrituras y alimentada por los sacramentos. Muchos miedos nos habitan y grandes injusticias nos rodean, pero un mundo nuevo ya ha surgido. Tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo, Jesús. Él unge nuestras heridas y enjuga nuestras lágrimas. “Él viene entre las nubes” (Ap 1,7). Suyo es el Reino y la gloria por los siglos. Amén.” (Homilía, en la Misa crismal, en Jueves Santo, 17 de abril de 2025, leída por el cardenal Domenico Calcagno)
(20.04.25)
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