LO TRIBUTARIO (nº 492)
Procedimientos tributarios (6): rectificación de autoliquidaciones (y 2)
La multiplicación artificial de procedimientos producida por la LGT/2003 y las deficiencias en la regulación hacen que aspectos sencillos en apariencia puedan hacer conveniente una reflexión para aclarar conceptos y formar criterio para la interpretación de las normas y para la práctica de la aplicación de los tributos. Así ocurre con el procedimiento originado en el artículo 120.3 LGT que se regula en los artículos 126 a 130 RAT y que se refiere a la rectificación de autoliquidaciones que puede instar el administrado cuando considere que una autoliquidación suya ha perjudicado de cualquier modo sus intereses legítimos.
- El precepto legal señalado define en su apartado 1 que se debe entender por “autoliquidación”: una “declaración” (v. art. 119 LGT) en la que el administrado, además de comunicar los datos necesarios para la “liquidación del tributo” y otros datos de contenido informativo, realiza por sí mismo las operaciones de calificación (art. 13 LGT) y cuantificación (arts. 49 a 56 LGT) necesarias para determinar e ingresar el importe de la deuda tributaria (art. 53 LGT) o, en su caso, determinar la cantidad que resulte de devolver o a compensar.
La ley se refiere exclusivamente a la rectificación de “autoliquidaciones”, pero el reglamento (Título IV, Capítulo II, Sección 2ª: “Procedimiento para la rectificación de autoliquidaciones, declaraciones, comunicaciones de datos o solicitudes de devolución”) no sólo regula el procedimiento de rectificación de autoliquidaciones (arts. 126 a 129 RAT) en su objeto y tramitación, como es procedente, sino que amplía la previsión legal y, desagregando el título en singular de la sección (“procedimiento”), regula (art. 130 RAT) el procedimiento para la rectificación de declaraciones (art. 119 LGT), comunicaciones de datos (arts. 99.7 y 121 LGT) y solicitudes de devolución (art. 128 LGT). Como se puede apreciar, se trata de una regulación desafortunada en los conceptos técnicos; lo es también por exceso si se considera que la autoliquidación es del “tributo” (art. 120.1 LGT) y no la hay en los “pagos a cuenta” (art. 129 RAT: “Especialidades del procedimiento de rectificación de autoliquidaciones relativas a retenciones, ingresos a cuenta o cuotas soportadas”); y por defecto, tanto en la ley como en el reglamento, en cuanto que no hay autoliquidación (liquidación del IVA devengado en cada operación mediante factura) en las “declaraciones-liquidaciones” del IVA (determinación periódica del IVA exigible o a compensar o devolver, por diferencia entre el IVA devengado en las operaciones en el período y el IVA soportado deducible).
- Por otra parte, es suficiente pensar en la causa del procedimiento de rectificación de autoliquidaciones (la autoliquidación practicada y presentada perjudicó los intereses del administrado; por lo general se tributó “de más”: v. art. 128.2 RAT) para comprobar que es un procedimiento que se mezcla con el procedimiento de devolución originado por la aplicación del tributo (arts. 124 a 127 LGT) y, en su caso, con un procedimiento de revisión por ingresos indebidos (art. 221 LGT). Así, el artículo 127.1 RAT se refiere a cuando “junto con la rectificación” se solicite la devolución de un ingreso efectuado, “indebido o no”. Se pone así de manifiesto que la cautela legal (art. 122 LGT) que impide las autoliquidaciones “sustitutivas”, es un exceso de control contra la buena fe.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Ha pasado de anécdota a costumbre: el candidato a un cargo político electo también constituyó una sociedad para tributar en ella por lo percibido por sus actuaciones profesionales y sus derechos de imagen. Dicen que es lícito, pero han sido cuantiosas las regularizaciones tributarias y las condenas por similar motivo.
El cristiano sabe que la esencia de su vida no es cumplir mandatos y evitar fallos y negligencias que determinarían un castigo. Cristianismo es ser amado y amar. “Y uno de ellos, doctor de la ley, le preguntó para tentarle: “- Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? Él respondió: - Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el principal mandamiento. El segundo es como éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen la Ley y los Profetas” (Mt 22,35-40).
“Queridísimos: amémonos unos a otros porque el amor procede de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor… Nosotros amamos porque Él nos amó primero” (1 Jn 4,7-8 y 19). Cuando se tiene amor a Dios, cuando se vive de ese amor y en ese amor hasta dar todo el amor recibido del Amor que rebosa y se derrama en amor al amigo, al contrario, al que no se conoce (“Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen”, Mt 5,44), el cumplimiento de los demás mandamientos no se hace por obligación, sino por amor. “Ama y haz lo que quieras: si callas, calla por amor; si gritas, grita por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor. Exista dentro de ti la raíz de la caridad; de dicha raíz no puede brotar sino el bien” (san Agustín, sermón sobre 1ª epístola de san Juan).
“Y aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo para dejarme quemar, si no tengo caridad, de nada me aprovecharía. La caridad es paciente, la caridad es amable; no es envidiosa, no obra con soberbia, no se jacta, no es ambiciosa, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra por la injusticia, se complace en la verdad; todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Co, 13,5-7). La caridad es el amor que se recibe del Amor con tanta abundancia que se derrama en hacer el bien, en sembrar amor: “Aunque vierais algo malo, no juzguéis al instante a vuestro prójimo, sino más bien excusadle en vuestro interior. Excusad la intención, si no podéis excusar la acción. Pensad que lo habrá hecho por ignorancia o por sorpresa o por debilidad. Si la cosa es tan clara que no podéis disimularla, aún entonces procurad creerlo así, y decid para vuestros adentros: la tentación habrá sido muy grande” (san Bernardo, sermón 40, sobre el Cantar de los Cantares)
El cristiano conoce y vive la progresión que en el amor se nos pide: del “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mc 12,31), se pasa al mandamiento nuevo que exige más: “que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 15,12). El amor del Amor nos llama y nos lleva por el camino de la vida hasta el cielo: “Amor meus pondus meum; illo feror quocumque feror” (“El amor es mi peso; por él soy llevado a donde soy llevado”, San Agustín, “Confesiones”, 13,9). Y, en esa vida de amor al Amor y por amor del Amor, la oración es alimento necesario, imprescindible: “No es otra cosa la oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (Santa Teresa de Jesús, “Vida”, 8.5). Y es que: “El Amor… bien vale un amor” (san Josemaría “Camino”, 171)
LA HOJA SEMANAL
(del 18 al 23 de febrero)
Lunes (18)
San Eladio, obispo (6ª TO)
Palabras: “No se le dará un signo a esta generación” (Mc 8,12)
Reflexión: Los fariseos se pusieron a discutir con Jesús y lo ponían a prueba
Propósito, durante el día: Dios mío quiero lo que quieras, como quieras, cuando quieras
Martes (19)
Santa Lucía Yi Zhenmei, virgen y mártir (6ª TO)
Palabras: ¿Y no acabáis de entender? (Mc 8,21)
Reflexión: Confundieron los discípulos la levadura para pan y la maldad de los fariseos
Propósito, durante el día: Dios mío, bendita y alabada sea tu amabilísima voluntad
Miércoles (20)
Santa Jacinta, niña de Fátima (6ª TO)
Palabras: “Le puso otra vez las manos en los ojos” (Mc 8,25)
Reflexión: le trajeron a Jesús un ciego pidiéndole que lo tocase…
Propósito, durante el día: Tuyo soy, para Ti nací, ¿qué quieres Jesús de mí?
Jueves (21)
San Pedro Damiani, obispo y doctor de la Iglesia (6ª TO)
Palabras: “¡Tú piensas como los hombres, no como Dios! (Mc 8,33)
Reflexión: Le dijo Jesús a Pedro cuando éste le increpó contra al anuncio de la Pasión
Propósito, durante el día: Dispón de mí según tu voluntad, dame tu amor y tu gracia
Viernes (22)
Cátedra del apóstol san Pedro
Palabras: “Te daré las llaves del cielo” (Mt 16,19)
Reflexión: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”
Propósito, durante el día: Amor al Papa. Vivir y morir en la Iglesia
Sábado (23)
San Policarpo, obispo y mártir (6ª TO)
Palabras: “¡Maestro, qué bien se está aquí” (Mc 9,5)
Reflexión: Jesús se transfiguró delante de ellos
Propósito, durante el día: Madre mía, yo solo no puedo. Llévame tú al cielo
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 17, domingo (6º TO, C; 3º de san José) nos llaman a poner nuestra confianza en Dios: “Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza” (Jr 17); “Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados. ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos” (1 Co 15); “Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo” (Lc 6). Tiempo de jaculatorias: Jesús, María y José que este siempre con los tres.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “El mayor milagro realizado por Jesús para Simón y los demás pescadores decepcionados y cansados, no es tanto la red llena de peces, como haberlos ayudado a no caer víctimas de la decepción y el desaliento ante las derrotas. Les abrió el horizonte de convertirse en anunciadores y testigos de su palabra y del reino de Dios. Y la respuesta de los discípulos fue rápida y total: “Llevaron a tierra las barcas y dejando todo lo siguieron” (v. 11). ¡Qué la Santísima Virgen, modelo de pronta adhesión a la voluntad de Dios, nos ayude a sentir la fascinación de la llamada del Señor y nos haga disponibles a colaborar con él para difundir su palabra de salvación en todas partes!” (Ángelus, día 10 de febrero de 2019)
- “Hay una ausencia impresionante en el texto del Padrenuestro. ¿Si yo os preguntara cuál es la ausencia impresionante en el texto del Padrenuestro? No será fácil responder. Falta una palabra. Pensadlo todos: ¿qué falta en el Padrenuestro? Pensad, ¿qué falta? Una palabra. Una palabra por la que en nuestros tiempos —pero quizás siempre—, todos tienen una gran estima. ¿Cuál es la palabra que falta en el Padrenuestro que rezamos todos los días? Para ahorrar tiempo os la digo: falta la palabra “yo”. “Yo” no se dice nunca. Jesús nos enseña a rezar, teniendo en nuestros labios sobre todo el “Tú”, porque la oración cristiana es diálogo: “santificado sea “tu” nombre, venga a nosotros “tu” reino, hágase “tu” voluntad”. No “mi” nombre, “mi reino”, “mi” voluntad. “Yo” no, no va. Y luego pasa al “nosotros”. Toda la segunda parte del Padrenuestro se declina en la primera persona plural: “Danos “nuestro” pan de cada día, perdónanos “nuestras” deudas, no “nos” dejes caer en la tentación, “líbranos” del mal». Incluso las peticiones humanas más básicas, como la de tener comida para satisfacer el hambre, son todas en plural. En la oración cristiana, nadie pide el pan para sí mismo: “dame” el pan de cada día, no, “danos”, lo suplica para todos, para todos los pobres del mundo. No hay que olvidarlo, falta la palabra “yo”. Se reza con el tú y con el nosotros. Es una buena enseñanza de Jesús. No os olvidéis.” (Audiencia general, día 13 de febrero de 2019)
(17.02.19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario