LO TRIBUTARIO (nº 405)

Conocer el IVA (9): deducciones y devoluciones

Si en cada operación sujeta al IVA es preciso autoliquidar (calificar la operación, determinar la base imponible, calcular la cuota aplicando el tipo que corresponda) el impuesto en la factura o documento equivalente (o se liquida en aduana), periódicamente (trimestral o mensualmente, según la actividad, el volumen de operaciones o el régimen aplicable) se debe presentar una declaración-liquidación en la que consten los importes agregados (las cuotas) de IVA devengado (aun a diversos tipos de gravamen) en el período y los importes agregados del IVA soportado que se puede y se desea deducir (importe agregado de cuotas, aun a diversos tipos); y, restando el importe de IVA devengado el IVA soportado resulta una diferencia en más (a ingresar) o en menos (a compensar en declaraciones-liquidaciones sucesivas) o cero.

Así se regula en el artículo 92 LIVA y así se realiza el principio de neutralidad que, al menos teóricamente, hace que el sujeto pasivo, empresario o profesional, no soporte carga fiscal alguna: cobre de los adquirentes el IVA que repercute y en vez de ingresar ese importe le resta el IVA que le repercutieron y debió pagar a los proveedores. Si sobra, se ingresa; si el resultado es negativo (soportó más que repercutió) puede restar ese importe en declaraciones-liquidaciones sucesivas y optar al final del año por seguir intentando la compensación o por la devolución del exceso no compensado, por ineficacia de operaciones, para no establecidos (arts. 115 a 119 bis LIVA).

No es tan sencillo como parece. Se exige cumplir requisitos: subjetivos (art. 93 LIVA, condición de sujeto pasivo), finalistas (art. 94 LIVA, destino y empleo de lo adquirido), objetivos (art. 95 LIVA: afectación a la actividad, con especial complejidad en los vehículos) y formales (art. 97 LIVA, facturas, documentos aduaneros, recibos); y atender a los casos de exclusión del derecho a deducir (art. 96 LIVA: adquisición de joyas, de alimentos, para atenciones a clientes asalariados o terceras personas, asistencia a espectáculos, servicios de desplazamiento o viaje, hostelería y restauración). El derecho a deducir nace desde que se devengan las cuotas soportadas (art. 98 LIVA), se ejercita mediante declaración-liquidación (art. 99 LIVA) y caduca (art. 100 LIVA). Pero la caducidad del derecho a deducir no impide pedir la devolución del exceso no deducido ni compensado de “IVA soportado deducible”.

Si se considera que un empresario o profesional puede realizar operaciones que permiten o no el derecho a deducir (art. 94 LIVA: así, las operaciones “interiores” exentas no dan derecho a deducir, las exportaciones y entregas intracomunitarias sí), era necesario regular un método de deducción exacto (art. 101 LIVA, sectores diferenciados) o proporcional (art. 102 a 106 LIVA: prorrata general o especial). Y, como se permite la inmediata deducción del IVA soportado en adquisiciones de bienes de larga duración que pueden incurrir con el tiempo en causa excluyente de deducción, se regula también: el concepto de bien de inversión y la regularización de deducciones (arts. 108 a 110 LIVA). Se regula también las condiciones que permiten deducir el IVA soportado en adquisiciones anteriores al ejercicio de la actividad, cuando sólo hay IVA soportado, (arts. 5 y 111 LIVA) y la forma de regularizar la situación cuando cambian las circunstancias (art. 112, en general, y art. 113, para bienes de inversión). El artículo 114 LIVA regula la rectificación de deducciones practicadas.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Después del parto múltiple de diciembre, el BOE tiene descanso tributario. Y seguimos sin ley de Presupuestos para 2018. Dicen que se aprobará en junio. Pero la fiscalidad germina y crece por sí sola, como la semilla en el campo.

El cristiano procura vivir la Cuaresma procurando la unión con Dios en todo y continuamente, con una intensidad mayor que en otro tiempo y dando a lo que piensa, a lo que hace y a lo que no hace, el sentido que le da el caminante al andar de su camino, el artesano a la ejecución de su obra: hay que llegar a la Pascua de Resurrección con limpieza de alma, con mejoría en las virtudes, con una buena poda de deficiencias y vicios. La Cuaresma es tiempo de avanzar en la imitación de Cristo, de amar más y mejor a Dios y a todos, de abandono de malos hábitos, de cortar cadenas o hilos sutiles.

Y para hacer bien esa tarea la clave es la oración. Decía el santo Cura de Ars que “la oración es la elevación de nuestro corazón a Dios, una dulce conversación entre la criatura y su Criador” (Sermón sobre la oración) y santa Teresa de Jesús escribió: “No es otra cosa la oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (“Vida”, 8,2). “Me has escrito: “orar es hablar con Dios. Pero ¿de qué? De Él, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias…, ¡flaquezas!: y hacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio. En dos palabras: conocerle y conocerte: “tratarse” (san Josemaría, Camino nº 91)

- “Y les dijo: - ¿Quién de vosotros que tenga un amigo y acuda a él a medianoche y le diga: “Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje y no tengo que ofrecerle”, le responderá desde dentro: “No me molestes, ya está cerrada la puerta; los míos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos”? Os digo que si no se levanta a dáselos por ser su amigo, al menos por su impertinencia se levantará para darle cuanto necesite. Así pues, yo os digo: pedir y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá; porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá” (Lc 11,5-10). Perseverancia en la oración; eficacia de la oración.

- “Les proponía una parábola sobre la necesidad de orar siempre y sin desfallecer: “ -Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. También había en aquella ciudad una viuda que acudía a él diciéndole: “Hazme justicia ante mi adversario”. Y durante mucho tiempo no quiso. Sin embargo, al final se dijo a sí mismo: “Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda está molestándome, le haré justicia, para que no siga viniendo a importunarme”. Concluyó el Señor: -Prestad atención a lo que dice el juez injusto: ¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos que claman a Él de día y de noche, y les hará esperar? Os aseguro que les hará justicia sin tardanza. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?” (Lc 18 1-8). Confianza en la oración: “El Señor concede siempre más de lo que se le pide: el ladrón sólo le pedía que se acordase de él, pero el Señor le dice: Hoy estarás conmigo en el paraíso” (san Ambrosio, “Catena aurea”).

“¿Que no sabes orar? -Ponte en la presencia de Dios, y en cuanto comiences a decir: “Señor, ¡que no sé hacer oración! ...”, está seguro de que has empezado a hacerla” (san Josemaría, Camino, 90).

LA HOJA SEMANAL
(del 5 al 10 de marzo)

Lunes (5)

San Teófilo de Cesarea, obispo (3ª de Cuaresma)
Palabras: “Lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco…” (Lc 4,29)
Reflexión: … Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba”
Propósito, durante el día: Cerca de Ti: mirándote, escuchando, pidiéndote

Martes (6)

San Marciano, obispo (3ª Cuaresma)
Palabras: “¿Cuantas veces le tengo que perdonar? … (Mt 18,21)
Reflexión: … No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”
Propósito, durante el día: Oración. Perdónanos, porque nosotros perdonamos

Miércoles (7)

Santas Perpetua y Felicidad, mártires (3ª Cuaresma)
Palabras: “No he venido a abolir, sino a dar plenitud” (Mt 5,17)
Reflexión: Mandamiento de la Ley de Dios, cumplirlos y enseñar a cumplirlos
Propósito, durante el día: Preceptos de amor. Piedad y caridad.

Jueves (8)

San Juan de Dios, fundador (3ª Cuaresma)
Palabras: “El que no está conmigo, está contra mí; … (Lc 11,23)
Reflexión: … el que no recoge conmigo, desparrama”
Propósito, durante el día: Abandono confiado en Dios que es mi Padre

Viernes (9)

Santo Domingo Savio (3ª Cuaresma; abstinencia de carne y caldo de carne)
Palabras: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma… (Mc 12,30)
Reflexión: … con toda tu mente, con todo tu ser…” Ama a tu prójimo como a ti mismo
Propósito, durante el día: Mortificación sin mortificar a otros. Ofrecer disgustos, penas.

Sábado (10)

Santos Cayo y Alejandro, mártires (3ª Cuaresma)
Palabras: “¡Oh Dios! ten compasión de mí que soy un pecador …” (Lc 18,13)
Reflexión: El fariseo oraba así: “Te doy gracias porque no soy como los demás…”
Propósito, durante el día: Madre mía, ayúdame a ser como Dios quiere que sea

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 4 de marzo, domingo (3º Cuaresma; ciclo B; 5º de san José; empieza la novena de la Gracia) nos llaman al amor a Dios, confiados en Él: “No tendrás otros dioses frente a mí” (Ex 20); “lo débil de Dios es más fuerte que los hombres” (1 Co 1); “él sabía lo que hay dentro de cada hombre” (Jn 2). Tiempo de eliminar del alma los ídolos de nuestro gusto y que nos separan de Dios; de dejar en sus manos deseos e inquietudes; de vivir en su presencia. Y de pedir ayuda a nuestra Madre.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Esto es lo primero que nos enseña la Iglesia: Jesús nos prepara siempre para las pruebas y en las pruebas está con nosotros, no nos deja solos. Nunca. Lo segundo, podemos tomarlo de las palabras de Dios: “Este es mi Hijo, el amado. Escuchadle”. Este es el mensaje que el Padre da a los Apóstoles. El mensaje de Jesús es prepararlos, haciéndoles ver su gloria; el mensaje del Padre es: “Escuchadle”. No hay un momento en la vida que no se pueda vivir plenamente escuchando a Jesús. En los momentos hermosos, deteneos y escuchad a Jesús; en los momentos malos, deteneos y escuchad a Jesús. Este es el camino. Él nos dirá lo que tenemos que hacer. Siempre. Y vamos adelante en esta Cuaresma con estas dos cosas: en las pruebas, recordad la gloria de Jesús, es decir, lo que nos espera; que Jesús está presente siempre, con esa gloria para darnos fuerza. Y durante toda la vida, escuchad a Jesús, lo que nos dice Jesús: en el Evangelio, en la liturgia, siempre nos habla; o en el corazón.

En la vida cotidiana, tal vez tengamos problemas, o tengamos que resolver muchas cosas. Hagámonos esta pregunta: ¿Qué nos dice Jesús hoy? Y busquemos escuchar la voz de Jesús, la inspiración desde dentro. Y así seguimos el consejo del Padre: “Este es mi Hijo, el amado. Escuchadle”. Será la Virgen la que te dé el segundo consejo en Caná, en Galilea, cuando se produce el milagro del agua [trasformada] en vino. ¿Qué dice la Virgen? “Haced lo que Él diga”. Escuchar a Jesús y hacer lo que Él dice: este es el camino seguro. Ir adelante con el recuerdo de la gloria de Jesús, con este consejo: escuchar a Jesús y hacer lo que Él nos dice.” (Homilía en la iglesia romana de san Gelasio, el 25 de febrero de 2018)

- “Ciertamente, nuestra ofrenda es poca cosa, pero Cristo necesita de este poco. Nos pide poco, el Señor, y nos da tanto. Nos pide poco. Nos pide, en la vida ordinaria, buena voluntad; nos pide corazón abierto; nos pide ganas de ser mejores para acogerle a Él que se ofrece a sí mismo a nosotros en la eucaristía; nos pide estas ofrendas simbólicas que después se convertirán en su cuerpo y su sangre. Una imagen de este movimiento oblativo de oración se representa en el incienso que, consumido en el fuego, libera un humo perfumado que sube hacia lo alto: incensar las ofrendas, como se hace en los días de fiesta, incensar la cruz, el altar, el sacerdote y el pueblo sacerdotal manifiesta visiblemente el vínculo del ofertorio que une todas estas realidades al sacrificio de Cristo (cf. IGMR, 75). Y no olvidar: está el altar que es Cristo, pero siempre en referencia al primer altar que es la Cruz, y sobre el altar que es Cristo llevamos lo poco de nuestros dones, el pan y el vino que después se convertirán en el tanto: Jesús mismo que se da a nosotros. Y todo esto es cuanto expresa también la oración sobre las ofrendas. En ella el sacerdote pide a Dios aceptar los dones que la Iglesia les ofrece, invocando el fruto del admirable intercambio entre nuestra pobreza y su riqueza. En el pan y el vino le presentamos la ofrenda de nuestra vida, para que sea transformada por el Espíritu Santo en el sacrificio de Cristo y se convierta con Él en una sola ofrenda espiritual agradable al Padre. Mientras se concluye así la preparación de los dones, nos dispones a la Oración eucarística (cf. ibíd., 77).” (Audiencia, 28 de febrero de 2018)

(4.03.18)

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