LO TRIBUTARIO (nº 406)

Conocer el IVA (10): regímenes especiales (1)

Por diversos motivos que van desde la facilidad en la gestión del tributo (simplificado) a la dificultad de disciplina contable y registral (agricultura; recargo de equivalencia) al mayor control (oro de inversión), a un teórico perfeccionamiento (agencias de viajes; bienes usados; objetos de arte) o consideraciones técnicas (grupo de entidades; criterio de caja; telecomunicaciones, radio y televisión, servicios telemáticos), junto al régimen general, que funciona según el sencillo esquema: IVA devengado menos IVA soportado deuda exigible (o a compensar o a devolver)”, la ley del IVA regula otros regímenes especiales que pueden ser, por una parte, de aplicación obligatoria o no para los Estados miembros de la UE; y, por otra parte, una vez establecido el régimen en la legislación nacional, puede ser que sea de aplicación obligatoria o voluntaria para los contribuyentes que reúnan las condiciones y requisitos legalmente establecidos (arts. 120. 2 a 5 y 121 LIVA).

- El “régimen simplificado” (arts. 122 y 123 LIVA), renunciable, que se regula en coordinación con la estimación objetiva en el IRPF, para reducidos volúmenes de operaciones, consiste, precisamente, en una estimación objetiva del IVA devengado y del recargo de equivalencia aplicando índices y módulos; a ese importe se suma las cuotas devengadas en determinadas operaciones (importaciones, adquisiciones intracomunitarias, inversión de sujeto pasivo…); y del total se puede restar el IVA soportado deducible.

- El “régimen de agricultura, ganadería y pesca” (arts. 124 a 135 LIVA), renunciable, es un régimen de exención con compensación, aplicable a empresarios de esas actividades y por las operaciones admitidas al efecto, si se reúnen las condiciones establecidas. No hay repercusión de IVA en las entregas a los adquirentes de servicios o productos, pero como hay que realizar la neutralidad del impuesto, se cobra una cantidad (%) mediante recibo para compensar el IVA soportado en adquisiciones para la actividad; a su vez los adquirentes que sean sujetos pasivos del IVA pueden deducir la compensación pagada junto al IVA soportado o satisfecho en otras operaciones sujetas y gravadas.

- El “régimen de bienes usados, objeto de arte, antigüedades y objetos de colección” (arts. 135 a 139 LIVA), aplicable con las condiciones y requisitos legalmente establecido, pretende situar la neutralidad a partir de adquisiciones por empresarios que adquieren en operaciones no gravadas por el IVA bienes que se reintegran al tráfico comercial. La base imponible es el margen comercial (individualizado o global) y en las facturas de entrega no se consigna el IVA repercutido. Para los bienes en que se aplica el régimen no hay deducción para los adquirentes ni revendedores ni a éstos)

- El “régimen especial de oro de inversión”, es un régimen de exención (art. 140 bis LIVA) renunciable con condiciones (art. 140 ter LIVA) en operaciones sobre oro de inversión (art. 140 LIVA). Salvo excepciones (art. 140 quater LIVA), no es deducible el IVA soportado al adquirir para realizar las operaciones exentas. En las operaciones gravadas por renuncia a la exención, el sujeto pasivo (art 140 quinque LIVA) es el empresario o profesional adquirente. Se establece un plazo de 5 años de conservación de facturas (art. 140 sexies LIVA) …. (continuará)

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Silencio fiscal. El “silencio sonoro” de la literatura. La consideración de la avalancha normativa del diciembre pasado se reduce a una o dos sesiones, a pocas horas. Y, como la raíz de las plantas que crece en invierno, hacia abajo, la recaudación sigue y crece.

Cuaresma. Cuarto domingo, conocido como “Laetare”, porque la antífona de entrada empieza con esa palabra (“Laetare, Ierusalem, et conventum facite, omnes qui diligitis eam…”: Festejad a Jerusalén y celebrad todos los que la amáis…). Son tiernas caricias litúrgicas en medio de tiempos austeros, como ocurre con el domingo “Gaudete” (Alegraos) en la tercera semana del Adviento. No debemos cesar en la oración, la limosna y el sacrificio; ni en recogernos frecuentemente junto a Dios; ni en nuestra disponibilidad para todos ni en nuestro desprendimiento de lo que nos ocupa o nos domina, empezando por el “yo”. Debemos aceptar las contrariedades ofreciéndolas a Dios y haciendo mortificaciones que no mortifiquen a los demás: desde la puntualidad a no discutir, a esforzarnos en comprender, a decir lo elogiable de otros y callar lo molesto. Es tiempo para recobrar ánimos confiados en la misericordia de Dios.

- “Un hombre tenía dos hijos. El más joven de ellos le dijo a su padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde” Y les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo más joven lo recogió todo, se fue a un país lejano y malgastó allí su fortuna viviendo lujuriosamente…”

“… Después de gastarlo todo, hubo una gran hambre en aquella región y él empezó a pasar necesidad. Fue y se puso a servir a un hombre de aquella región, el cual lo mandó a sus tierras a guardar cerdos; le entraban ganas de saciarse con las algarrobas que comían los cerdos, y nadie se las daba…”

“… Recapacitando se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan abundante mientras yo aquí me muero de hambre! Me levantaré e iré a mi padre y le diré: “Padre he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros”. Y levantándose se puso en camino hacia la casa de su padre…”

“… Cuando aún estaba lejos, le vio su padre y se compadeció…”

“… Y corriendo a su encuentro, se le echó al cuello y le cubrió de besos…”

“… Comenzó a decirle el hijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo”. Pero el padre les dijo a sus sirvientes: “Pronto sacad el mejor traje y vestidle; poned un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo, y vamos a celebrarlo con un banquete; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado”. Y se pusieron a celebrarlo” (Lc 15, 11-24)

Dios piensa en mí, en ti, en cada uno, desde antes del tiempo. Nos conoce por nuestro nombre. Está en lo más íntimo de mi interior. Sabe lo que deseo y lo que me fastidia. Oye lo que refunfuño. Dios me mira. Dios sonríe. Dios me quiere como soy, pero quiere que lo quiera. Y, si lo quiero: “Obras son amores”. Y sale a esperarme. Y me ve desde lejos y ¡Dios corre a mi encuentro! Dios me abraza. ¡Me ha abrazado Dios!

LA HOJA SEMANAL
(del 12 al 17 de marzo)

Lunes (12)

San Maximiliano (4ª Cuaresma)
Palabras: “Tu hijo está curado” (Jn 4,50)
Reflexión: -Mi hijo está muriéndose. –Tu hijo está curado. Creyó y se puso en camino
Propósito, durante el día: Tratar preocupaciones con Dios. Pedir por quien lo necesita

Martes (13)

San Rodrigo, presbítero (4ª Cuaresma)
Palabras: “Levántate, toma tu camilla y echa a andar” (Jn 5,8)
Reflexión: “No tengo a nadie” que me meta en la piscina a tiempo
Propósito, durante el día: Amabilidad. Ayuda a quien lo necesite

Miércoles (14)

Santa Matilde, reina (4ª Cuaresma)
Palabras: “Quien escucha mi palabra y cree al que me envió… (Jn 5,24)
Reflexión: … posee la vida eterna”. “Ha pasado ya de la muerte a la vida”
Propósito, durante el día: Lectura espiritual. Tiempos de meditación junto a Dios

Jueves (15)

San Raimundo de Fitero, abad (4ª Cuaresma)
Palabras: “Estudiáis las Escrituras pensando encontrar la vida eterna … (Jn 5,39)
Reflexión: … ellas están dando testimonio de mi”
Propósito, durante el día: Tiempos de recogimiento. Meditar palabras de Jesús

Viernes (16)

San Julián, mártir (4ª Cuaresma; abstinencia de carne y caldo de carne)
Palabras: Nadie le pudo echar mano porque aún no había llegado su hora (Jn 7,30)
Reflexión: Trataban de matarlo. Intentaban agarrarlo.
Propósito, durante el día: Hágase tu voluntad. Aunque no lo entienda; sin enfado.

Sábado (17)

San Patricio, obispo (4ª Cuaresma)
Palabras: “Jamás ha hablado nadie como ese hombre” (Jn 7,46)
Reflexión: Así dijeron los guardias del templo cuando volvieron sin apresar a Jesús
Propósito, durante el día: Madre mía, enséñame a meditar, a rezar, a amar

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 11 domingo (4º Cuaresma, “Laetare”; ciclo B; 6º de san José, hoy empieza su novena), oasis de alegría en Cuaresma, dan ánimo: “Porque tenía compasión de su pueblo” (2 Cr 36); “Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe” (Ef 2); “Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él” (Jn 3). Tiempo de afirmarse en la esperanza porque Dios es bueno, porque Dios es fiel, porque nos quiere más que nadie puede querernos. Abrazados a la Madre.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Estas palabras nos ayudan a rechazar el peligro de hacer también de nuestra alma, que es la casa de Dios, un lugar de mercado que viva en la continua búsqueda de nuestro interés en vez de en el amor generoso y solidario. Esta enseñanza de Jesús es siempre actual, no solamente para las comunidades eclesiales, sino también para los individuos, para las comunidades civiles y para toda la sociedad. Es común, de hecho, la tentación de aprovechar las buenas actividades, a veces necesarias, para cultivar intereses privados, o incluso ilícitos. Es un peligro grave, especialmente cuando instrumentaliza a Dios mismo y el culto que se le debe a Él, o el servicio al hombre, su imagen. Por eso Jesús esa vez usó “las maneras fuertes”, para sacudirnos de este peligro mortal. Que la Virgen María nos sostenga en el compromiso de hacer de la Cuaresma una buena ocasión para reconocer a Dios como único Señor de nuestra vida, quitando de nuestro corazón y de nuestras obras todo tipo de idolatría.” (Angelus, día 4 de marzo de 2018)

- “La Oración eucarística pide a Dios reunir a todos sus hijos en la perfección del amor, en unión con el Papa y el obispo, mencionados por su nombre, signo de que celebramos en comunión con la Iglesia universal y con la Iglesia particular. La súplica, como la ofrenda, es presentada a Dios por todos los miembros de la Iglesia, vivos y difuntos, en espera de la beata esperanza para compartir la herencia eterna del cielo, con la Virgen María (cf. CIC, 1369-1371). Nada ni nadie es olvidado en la Oración eucarística, sino que cada cosa es reconducida a Dios, como recuerda la doxología que la concluye. Nadie es olvidado. Y si tengo alguna persona, parientes, amigos, que están en necesidad o han pasado de este mundo al otro, puedo nominarlos en ese momento, interiormente y en silencio o hacer escribir que el nombre sea dicho. “Padre, ¿cuánto debo pagar para que mi nombre se diga ahí?” —“Nada”. ¿Entendido esto? ¡Nada! La misa no se paga. La misa es el sacrificio de Cristo, que es gratuito. La redención es gratuita. Si tú quieres hacer una ofrenda, hazla, pero no se paga. Esto es importante entenderlo. Esta fórmula codificada de oración, tal vez podemos sentirla un poco lejana —es cierto, es una fórmula antigua— pero, si comprendemos bien el significado, entonces seguramente participaremos mejor. Esta, de hecho, expresa todo lo que cumplimos en la celebración eucarística; y además nos enseña a cultivar tres actitudes que no deberían nunca faltar en los discípulos de Jesús. Las tres actitudes: primera, aprender a “dar gracias, siempre y en cada lugar” y no solo en ciertas ocasiones, cuando todo va bien; segunda, hacer de nuestra vida un don de amor, libre y gratuito; tercera, construir una concreta comunión, en la Iglesia y con todos. Por lo tanto, esta oración central de la misa nos educa, poco a poco, en hacer de toda nuestra vida una “eucaristía”, es decir, una acción de gracias.” (Audiencia general, el día 7 de marzo de 2018)

(11.03.18)

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