LO TRIBUTARIO

IRPF (6): las ganancias patrimoniales

Como un impuesto dentro de otro, las ganancias y pérdidas patrimoniales se regulan después de los rendimientos, con supuestos propios de no sujeción y de exención, con reglas especiales de valoración y con tributación diferenciada como renta del ahorro (arts. 33 a 39, 46 y 49 LIRPF). Incluso se delimita su ámbito como toda renta que no es rendimiento. Se descubre, así, el origen de esta renta peculiar que está en la evolución en la definición de renta personal (a la suma de rendimientos siguió el añadido de las ganancias y se llegó a la versión sintética definitiva: diferencia entre el patrimonio final y el inicial en el período más el consumo en ese tiempo). Esta renta se origina por cada alteración del patrimonio que modifica su valor: al entrar un elemento sin contrapartida (como en los premios), al salir un elemento y entrar otro (como en las ventas –cosa por dinero- o en las permutas –cosa por cosa) o al salir un elemento sin contrapartida (ya sea por su pérdida, ya sea por su donación; en 1978, se incluía también la “plusvalía del muerto” de modo que en las herencias se tributaba por el muerto por el mayor valor que disfrutó y el heredero por lo que recibía). El error técnico se produjo al establecer junto al IRPF, por la renta ganada, el Impuesto sobre el Patrimonio, que ya grava el valor anualmente. Así se produce una doble tributación donde conviven. Se intentó corregir la confiscación (art. 31 CE) estableciendo un límite conjunto de tributación que llegaba a eliminar el IP, pero poco a poco se debilitó la corrección. En nuestra tributación todo puede ir a peor y la Ley 26/2014 ha vuelto a incluir como renta del ahorro, con menor tributación, las rentas especulativas que se ponen de manifiesto en la compra y reventa dentro del año y, a veces, en el mismo día. Y se mantiene la renta imputada por inmuebles si no están utilizados, afectados o cedidos. Más que doble, triple, tributación.

Técnicamente, este componente de renta es más deficiente aún que los rendimientos (con su discriminación en las reducciones, el tratamiento arbitrario de la irregularidad en el tiempo y su inquina contra las empresas familiares). Por lo general, se calcula por diferencia entre el valor de enajenación y el de adquisición. Para las transmisiones onerosas, la peculiaridad está en el valor de enajenación: el importe real si no difiere del de mercado en cuyo caso prevalece éste (lo que es una renta irreal); para las transmisiones a título lucrativo, la peculiaridad está en la valoración según las normas del ISyD sin superar el valor de mercado; y, además, están las reglas especiales en las que se encuentra la aplicación de valores alternativos (se aplica el mayor de los señalados), sin establecer que, en todo caso, el valor así calculado para el transmisión será el valor de adquisición para la enajenación futura del mismo elemento. El panorama se podría completar con la regulación de las ganancias patrimoniales no justificadas que tiene su origen en los temidos “signos externos” que, antes de 1978, permitían hacer tributar por rentas irreales, presuntas. Y se mantiene la exención por reinversión en vivienda sin límite de precio y en tratamiento peor que para la reinversión empresarial mucho más justificada. Pero hay más.

No se puede olvidar la terrible previsión del art. 39.2 LIRPF incorporada por RD-L 12/2012 que, en su DA 1ª, regulaba la declaración especial para regularizar bienes o derechos no declarados antes a cambio de un pequeño coste fiscal. Se considera ganancia la tenencia, declaración o adquisición de bienes o derechos si no se declararon en plazo. Tan terrible que la DA 7ª de la Ley 7/2012, dice: “La aplicación de lo dispuesto en el artículo 39.2... determinará la comisión de infracción tributaria...”

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Se agotan los plazos y las noticias políticas no se refieren a los detalles de los programas con los que se concurrió a las elecciones municipales y autonómicas, sino a los pactos de gobernación. Las referencias fiscales son genéricas: más impuestos dicen unos, bajarán los impuestos, dicen otros; no se harán los gastos públicos ya comprometidos, no se pagará la deuda pública, se aumentará los gastos de subsidio haya o no financiación para hacerlos. Incluso se ha dicho que no se cumplirá las leyes que no gusten. De todo se puede leer. Los partidos grandes y viejos sólo quieren quedarse como están sin pensar en objetivos generales, sin poder echar mano de los valores que dilapidaron; los partidos pequeños y jóvenes, se han criado en la deslealtad y en la impunidad, están mirándose el ombligo sin alcanzar a pensar que ese limitado horizonte les desacredita. Los ciudadanos que, sin duda, son responsables de lo ocurrido, están cansados, se sienten manejados y, acostumbrados ya a verse acosados y solos ante su necesidad, sólo piensan en ellos mismos, en el día a día, aguantando unos y urgiendo otros su oportunidad de revancha.

Se sigue dando noticia de que en la campaña el IRPF ya se ha devuelto a un elevado número de contribuyentes lo que ingresaron de más, por anticipado y que se les devuelve un año después sin intereses; al tiempo que se incrementa la propaganda copiando palabras de hace cuarenta años: “contribuir es recibir”. Y es que no interesa referirse a la necesidad de que el impuesto sea justo o a que su exigencia sea ajustada a la ley. Algunos, en aras del Estado de Derecho, no pueden olvidar que se filtró a un medio digital de comunicación la declaración del IRPF/2013 de una candidata.

“Conozco tus obras, tu fatiga y tu paciencia; que no puedes soportar a los malvados y que has puesto a prueba a los que se dicen apóstoles y no lo son y los encontraste mentirosos; que tienes paciencia y has sufrido por mi nombre, sin desfallecer. Pero tengo contra ti que has perdido la caridad que tenías al principio” (Ap 2, 2-4). Así dice la carta a la iglesia de Éfeso en la primera de una relación de siete que se correspondería con toda la Iglesia y que cada cristiano puede utilizar para la consideración de su propia alma. En esas palabras se puede encontrar el valor divino de lo humano, la trascendencia espiritual de la vida cotidiana, la santificación en el propio trabajo, la santificación del trabajo y la santificación con el trabajo de cada día. En las obras y la fatiga a que se alude está el quehacer diario, la convivencia, la relación con otros. Y en esa consideración de lo que hay que hacer, de lo que hacemos (aquí, ahora; en cada momento; incluso el descansar), está el procurar hacerlo bien porque lo hacemos con Dios y se lo ofrecemos a Dios; está la importancia de cuidar los detalles, la amabilidad, la comprensión y la paciencia a la que también alude la carta.

Nos avisa también de los riesgos que encontramos fuera de nosotros y en nosotros mismos: dentro, desde la rutina, la pereza, los atajos propios de las chapuzas, a la ambición, al egoísmo, a la soberbia: “primero yo, después yo y lo que quede para mí”; fuera, los ídolos que nos subyugan y contra los que no cuesta reaccionar y huir, como el: consumismo, el placer, el afán de dominio, olvidando los remedios: contra soberbia, humildad; contra avaricia, largueza; contra lujuria, castidad; contra ira, paciencia; contra gula, templanza; contra envidia, caridad; contra pereza diligencia. Y este recuerdo de nuestros días de Catecismo nos lleva también a la carta que acaba lamentando que hayamos perdido “la caridad primera”, la sencillez, la trasparencia de cuando éramos niños. Es tiempo de abrir el alma a Dios, para que entre y se quede para siempre.

LA HOJA SEMANAL
(del 8 al 13 de junio)

Lunes (8)

San Miguel de los Santos, presbítero (10ª semana TO)
Palabras: “Dichosos los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia” (Mt 5,7)
Reflexión: Los pobres de espíritu, los que lloran , los mansos, los pacíficos...
Propósito, durante el día: Examen de las bienaventuranzas en la vida ordinaria

Martes (9)

San Efrén, diácono y doctor (10ª TO)
Palabras: “Que vean vuestras buenas obras” (Mt 5,16)
Reflexión: Y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo
Propósito, durante el día: Examen de nuestras obras en la vida ordinaria

Miércoles (10)

San Timoteo, obispo (10ª TO)
Palabras: “Quien cumpla y enseñe los mandamientos, será grande en el cielo” (Mt 5,19)
Reflexión: El que se salte uno de los más pequeños y lo enseñe, será pequeño
Propósito, durante el día: Examen de los detalles con Dios durante el día

Jueves (11)

San Bernabé, apóstol (10ª TO)
Palabras: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis” (Mt 10,8)
Reflexión: Saludad a los de la casa e irá a ella la paz
Propósito, durante el día: Examen de si encomendamos a los que tratamos

Viernes (12)

El Sagrado Corazón de Jesús (10ª TO)
Palabras: “Viendo que había muerto... le traspasó el costado (Jn 19,34)
Reflexión: Para que también vosotros lo creáis, nos dice san Juan
Propósito, durante el día: Examen de nuestra confianza en su Corazón

Sábado (13)

Inmaculado Corazón de María (10ª TO; san Antonio de Padua, dr. de la Iglesia)
Palabras: Os basta decir “sí” o “no” (Mt 5,37)
Reflexión: Lo que pase de ahí viene del maligno
Propósito, durante el día: Examen de discusiones ociosas, del oportuno silencio

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

El día 10 celebramos la solemnidad del “Corpus Christi”. Las lecturas (ciclo B) nos recuerdan el sacrificio que hizo Moisés cuando el pueblo dijo: “Haremos todo lo que dice el Señor” (Ex 24), el sacrificio de Cristo que: “se ha ofrecido a Dios” (Heb 9); y las palabras de Jesús: “Tomad, esto es mi cuerpo... ésta es mi sangre...” (Mc 14). Con las debidas condiciones espirituales y físicas, la Comunión nos llena de Dios inmenso al tiempo que nos sumergimos en la inmensidad de Dios. Cada comunión es una Pascua: Dios que se queda con nosotros. Momento de agradecer y de pedir. Por todo y por todos. En especial por las familias: “Jesús, María y José que esté siempre con los tres”

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “La Trinidad, como indicaba, es también “el fin último hacia el cual está orientada nuestra peregrinación terrenal”. El camino de la vida cristiana es, en efecto, un camino esencialmente “trinitario”: el Espíritu Santo nos guía al pleno conocimiento de las enseñanzas de Cristo, y también nos recuerda lo que Jesús nos enseñó; y Jesús, a su vez, vino al mundo para hacernos conocer al Padre, para guiarnos hacia Él, para reconciliarnos con Él. Todo, en la vida cristiana, gira alrededor del misterio trinitario y se realiza en orden a este misterio infinito. Intentemos pues, mantener siempre elevado el “tono” de nuestra vida, recordándonos “para qué fin, para cuál gloria” nosotros existimos, trabajamos, luchamos y sufrimos; y a cuál inmenso premio estamos llamados. Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano. Lo recordamos, por ejemplo, cada vez que hacemos la señal de la cruz: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y ahora os invito a hacer todos juntos, y con voz fuerte, esta señal de la cruz: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Angelus, en la plaza de San Pedro, el día 31 de mayo de 2015)

- “Nosotros cristianos deberíamos estar cada vez más cerca de las familias que la pobreza pone a prueba. Pero pensad, todos vosotros conocéis a alguien: papá sin trabajo, mamá sin trabajo... y la familia sufre, las relaciones se debilitan. Es feo esto. En efecto, “la miseria social golpea a la familia y en algunas ocasiones la destruye”. La falta o la pérdida del trabajo, o su gran precariedad, inciden con fuerza en la vida familiar, poniendo a dura prueba las relaciones. Las condiciones de vida en los barrios con mayores dificultades, con problemas habitacionales y de transporte, así como la reducción de los servicios sociales, sanitarios y escolares, causan ulteriores dificultades. A estos factores materiales se suma el daño causado a la familia por pseudo-modelos, difundidos por los medios de comunicación social basados en el consumismo y el culto de la apariencia, que influencian a las clases sociales más pobres e incrementan la disgregación de los vínculos familiares. Cuidar a las familias, cuidar el afecto, cuando la miseria pone a prueba a la familia.” (Audiencia general, el día 3 de junio de 2015)

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