LO TRIBUTARIO

Reforma tributaria. LGT (2): extrañas explicaciones

- Hay asuntos tan difíciles de explicar que pueden llevar al “extrañamiento” de la explicación, es decir, a su destierro, según el diccionario. Eso parece ocurrir con la reforma del art. 46.2 LGT. Empieza exigiendo la constancia fidedigna o “apud actas” de la representación para interponer recursos, desistir de ellos, renunciar a derechos, pedir devoluciones y cuando en el procedimiento sea necesaria la firma del interesado; y, luego, mantiene la redacción actual que permite, a estos efectos, utilizar los documentos normalizados aprobados por la Administración. Reiterado por la jurisprudencia que la firma de las actas de conformidad supone una renuncia de derechos, cuando no una transacción, lo que llama la atención es que no se haya exigido que, aun con ese formato, la representación se haga “apud actas”, según se dice en líneas anteriores. Pero, aunque en apariencia la reforma parece limitarse a incluir en el precepto los nuevos procedimientos que introduce, en el “manual para simples” es obligado conducirlos al nuevo art. 234.2 LGT que entiende acreditada la representación en las reclamaciones y recursos, sin necesidad de los documentos del art. 46.2, cuando la Administración la hubiera admitido en el procedimiento en que se dictó el acto. O sea, que todo el pomposo principio del art. 46.2 queda en nada, al tiempo que se degrada la vía económico-administrativa como una actuación más, aunque suponga, nada menos, que la revisión de los propios actos ya sea a instancia del administrado, ya sea en recurso de la Administración. Debe ser el aumento de garantías jurídicas que proclama la ley.

- Novedad: “No prescribirá el derecho de la Administración para realizar comprobaciones e investigaciones conforme al art. 115 LGT” (art. 66 bis LGT). Se refiere este artículo a la potestad de la Administración para verificar el adecuado cumplimiento de las normas tributarias mediante la comprobación o investigación. Es conveniente ir a la reforma del art. 115.1 que, invocando al TS, establece que dichas actuaciones se podrán realizar aunque afecte a períodos y conceptos respecto de los que se hubiese producido la prescripción del art. 66.a) LGT, si son precisas en relación con alguno de los derechos que no hubiesen prescrito. Continúa el art. 115.2 reiterando que en la comprobación e investigación corresponde a la Administración la calificación de los hechos cualquiera que fuese la del administrado y añadiendo: “y del ejercicio o período en que la realizó”. Y el nuevo art. 106.5 exige la prueba al administrado. Se explica que, como el administrado puede compensar y deducir en períodos que superan el plazo de prescripción, debe ser igual la facultad de la Administración para comprobar si fue correcta la situación de origen, aún prescrita, con las mismas potestades que para los ejercicios no prescritos. Pero no es así: la actuación del administrado respeta la liquidación prescrita; la reforma permite modificarla. Y se añade que se garantiza no sólo el derecho del administrado a beneficiarse de esos créditos fiscales, sino también otros como el de rectificación de autoliquidaciones (la zanahoria) cuando la Administración debe comprobar aspectos vinculados a ejercicios prescritos (el palo). El “manual para simples” debe sacarlos de su perplejidad. Hasta ahora la prescripción ganada: convertía en firme, definitiva e intocable la autoliquidación; en la proyección a ejercicios no prescritos, otra calificación venía limitada por el cumplimiento de obligaciones formales (ya no); y, desde luego, no cabía otra liquidación por el prescrito. Con la reforma, el derecho de la Administración, en estos casos, es imprescriptible. Es la seguridad jurídica. Aunque para el TS (1996-1998) era otra cosa.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

En septiembre resurge la vida política. El ministro ha comparecido en las Cortes, a petición propia, para dar cuenta, en lo legalmente posible, de la situación tributaria del que ha manifestado que durante treinta años tuvo millones de euros sin declararlos. Considera el ministro que se decidió a decirlo al sentir tras él al Fisco. Pero no hay explicación para tantos años sin descubrir o sin actuar.

Con noticias así parece adecuado empezar el curso con una reflexión tranquila sobre la gestión de los impuestos de la que se encuentra noticias en el Nuevo Testamento. No se considera el tributo para sostenimiento del Templo, sino la exigencia de los impuestos romanos –gabelas- para el Imperio. La competencia estaba atribuida a los publicanos que, lógicamente, no tenían buena fama. Incluso Jesús fue criticado por comer con ellos (Mt 9,10; Mc 2,16; Lc 5,30). Pero para el corazón de Jesús no hay excluidos, marginados: todos estamos llamados a ser santos (Mt 5,48). Llamada directa fue la de Mateo: estaba en el telonio, dedicado a su tarea recaudatoria, cuando Jesús le dijo: “Sígueme”. Y él, se levantó y le siguió (Mt 9,9). Publicano era el de la parábola (Lc 18, 9-14) que, mientras era despreciado por el fariseo en el Templo (“Oh, Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano”), se dirigía a Dios con humildad, golpeándose el pecho (“Oh, Dios, ten compasión de mí que soy un pecador”). “Os aseguro que éste bajo justificado a su casa, y aquel no”, sentenció Jesús. Y es que: “Un corazón contrito y humillado, Dios mío, no lo desprecias” (salmo 51,17). Y a los publicanos se refirió Jesús (Mt 21,31) después de contar la parábola de los dos hijos: “En verdad os digo que los publicanos y las meretrices van a estar delante de vosotros en el Reino de Dios”

Y, en este contexto, es preciso traer aquí la preciosa historia de lo ocurrido en Jericó con Zaqueo que era “jefe de publicanos y rico” (Lc 19, 1-10). Intentaba ver a Jesús para conocerle, pero no podía a causa de la muchedumbre, porque era pequeño de estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, porque iba a pasar por allí. Cuando Jesús llegó al lugar, levantando la vista, le dijo: “- Zaqueo baja pronto, porque conviene que hoy me quede en tu casa”. Bajó rápido y lo recibió con alegría. Dice el Evangelio que “todos” murmuraban diciendo que había entrado a hospedarse en casa de un pecador. Pero Zaqueo, de pie, le dijo al Señor: “- Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres y si he defraudado en algo a alguien le devuelvo cuatro veces más”. Jesús recuerda que ha llegado la salvación a esa casa, que también éste es hijo de Abrahán, que el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. Desde luego, vistas las consecuencias del arrepentimiento de Zaqueo parece no sólo que era rico, sino también que podía haber sido un defraudador. Defraudar es traicionar la confianza de otro o incumplir con malicia el deber que es propio de cada uno en su estado y profesión. En este sentido pueden defraudar tanto los que deben contribuir, como los que tienen el deber de exigir la contribución justa. Zaqueo buscó a Jesús y, sólo con su intención puesta en práctica, sin necesidad de pedir, tuvo la cariñosa acogida que le llevó a una sincera y radical conversión. El cristiano que procura mantener viva la fe recibida es conciente de que muchas veces defrauda a Dios que es Padre amoroso, Amigo fiel, Consejero permanente, eficaz Abogado, el Amor, en fin, que no defrauda.

La noticia de Zaqueo regala un buen propósito para renovar al empezar el curso: “Que busques a Cristo. Que encuentres a Cristo. Que ames a Cristo”, escribió san Josemaría Escrivá. “El Señor es clemente y misericordioso... es bueno con todos” (salmo 144)

LA HOJA SEMANAL
(del 8 al 13 de septiembre)

Lunes (8)

La Natividad de la Santísima Virgen María (23ª semana TO)
Las palabras: “José el esposo de María, de la cual nació Jesús” (Mt 1,16)
La reflexión: Celebramos lo que sería el cumpleaños de nuestra Madre
Propósito, durante el día: Atenciones con nuestra Madre: miradas, palabras, sacrificios

Martes (9)

San Pedro Claver, presbítero
Las palabras: “Subió Jesús a la montaña a orar y pasó la noche orando a Dios” (Lc 6,12)
La reflexión: Después escogió a los Apóstoles y en el llano curó a todos los que venían
Propósito, durante el día: Oración, continua, y acción: las tareas propias, ayuda a otros

Miércoles (10)

San Nicolás de Tolentino, confesor
Las palabras: “Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios” (Lc 6,20)
La reflexión: Jesús levantó los ojos hacia sus discípulos. Las bienaventuranzas
Propósito, durante el día: Mirando el cielo, con los pies en la tierra. Todo por Dios

Jueves (11)

Santa Teodora de Alejandría, mártir
Las palabras: “Amad a vuestros enemigos... dad y se os dará” (Lc 6,27-38)
La reflexión: Os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante
Propósito, durante el día: Preparando el cielo: ayudando, soportando, sonriendo

Viernes (12)

Santísimo Nombre de María
Las palabras: “La virgen se llamaba María” (Lc 1, 27)
La reflexión: Celebramos el nombre de María, nuestra Madre
Propósito, durante el día: Muchos detalles de amor, mil regalos de oración y obras

Sábado (13)

San Jun Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia
Las palabras: “Cada árbol se conoce por sus frutos” (Lc 6,44)
La reflexión: Lo que rebosa el corazón, lo habla la boca. Pensamientos. Intenciones
Propósito, durante el día: Decir lo bueno, callar lo que molesta; rectificar la intención

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del domingo día 7 (23º TO, ciclo A) llevan a un claro propósito semanal, señalando el buen proceder, en vez de la murmuración y de la crítica: “si no cambia de conducta...” (Ez 33); “A nadie le debáis nada, más que amor” (Rm 13); “repréndelo a solas” (Mt 18). Porque todos dependemos de todos para ir al cielo y debemos ayudarnos: “Os aseguro, además, si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo”

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Por ello es necesario renovarse continuamente recurriendo a la savia del Evangelio. ¿Cómo se puede hacer esto en la práctica? Ante todo leyendo y meditando el Evangelio cada día, de modo que la Palabra de Jesús esté siempre presente en nuestra vida. Recordadlo: os ayudará llevar siempre el Evangelio con vosotros: un pequeño Evangelio, en el bolsillo, en la cartera, y leer un pasaje durante el día. Pero siempre con el Evangelio, porque así se lleva la Palabra de Jesús y se la puede leer. Además, participando en la misa dominical, donde encontramos al Señor en la comunidad, escuchamos su Palabra y recibimos la Eucaristía que nos une a Él y entre nosotros; y además son muy importantes para la renovación espiritual las jornadas de retiro y de ejercicios espirituales. Evangelio, Eucaristía y oración. No lo olvidéis: Evangelio, Eucaristía, oración. Gracias a estos dones del Señor podemos configurarnos no al mundo, sino a Cristo, y seguirlo por su camino, la senda del “perder la propia vida” para encontrarla de nuevo (v. 25). “Perderla” en el sentido de donarla, entregarla por amor y en el amor —y esto comporta sacrificio, incluso la cruz— para recibirla nuevamente purificada, libre del egoísmo y de la hipoteca de la muerte, llena de eternidad.
La Virgen María nos precede siempre en este camino; dejémonos guiar y acompañar por ella.” (Ángelus, en la plaza de San Pedro, el día 31 de agosto de 2014)

- “Queridos amigos, esta es la Iglesia, esta es la Iglesia que todos amamos, esta es la Iglesia que yo amo: una madre a la que le interesa el bien de sus hijos y que es capaz de dar la vida por ellos. No tenemos que olvidar, sin embargo, que la Iglesia no son sólo los sacerdotes, o nosotros obispos, no, somos todos. La Iglesia somos todos. ¿De acuerdo? Y también nosotros somos hijos, pero también madres de otros cristianos. Todos los bautizados, hombres y mujeres, juntos somos la Iglesia. ¡Cuántas veces en nuestra vida no damos testimonio de esta maternidad de la Iglesia, de esta valentía maternal de la Iglesia! ¡Cuántas veces somos cobardes! Encomendémonos a María, para que Ella como madre de nuestro hermano primogénito, Jesús, nos enseñe a tener su mismo espíritu maternal respecto a nuestros hermanos, con la capacidad sincera de acoger, de perdonar, de dar fuerza y de infundir confianza y esperanza. Es esto lo que hace una mamá.” (Audiencia general, en la plaza de San Pedro, el día 3 de septiembre de 2014)

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