LO TRIBUTARIO

Reforma tributaria (4). LGT: noticias del corazón

Fue un acontecimiento popular. Hace casi cincuenta años, con el anterior régimen, se estableció la publicación provincial de listados de declarantes del antiguo Impuesto sobre la Renta indicando el nombre y el importe declarado. Había largas filas de curiosos y se producían toda clase de comentarios. No faltaban las caras de perplejidad: un joven funcionario, estricto cumplidor de su deber fiscal, descubrió que era la cuarta renta de su provincia... según lo declarado. Muchos años después, regulado con mayor rigor el delito fiscal en 1977, se intentó con la lista de defraudadores, pero sin sentencia firme podía atentar contra la Constitución y, producida la condena, la sentencia es pública. Las estadísticas producen daños colaterales y, ya en nuestros días, puede que se de como noticia de fraude descubierto importes que incluyen cualquier regularización, incluso si no conlleva sanción administrativa y, desde luego, asuntos que están reclamados o pendientes de sentencia firme. No hay identificaciones, pero una noticia así, en su origen y contenido, sería falsa. En todo caso, si para protección del tráfico negocial hay listas de deudores, y a la vista del clamor popular que para los casos de corrupción lo primero que reclama es que el corrupto devuelva lo que se llevó, la reforma de la LGT (art. 95.3) ha considerado conveniente regular la revelación o publicación de la información tributaria, además de cuando venga impuesto por ls normas del UE, en dos casos: 1) cuando se aprecie la existencia de delito no perseguible sólo a instancia del agraviado; 2) y cuando se den los requisitos previstos en el nuevo art. 95 bis que regula la publicación de listados de deudores.

Esta publicación será periódica y relacionará, identificándolos, deudores de la Hacienda por deudas o sanciones tributarias cuando: 1) el importe total pendiente de ingreso supere el millón de euros; 2) haya transcurrido el plazo de ingreso en el período ejecutivo y notificada la providencia de apremio; 3) para al menos el 25% de la cuantía total pendiente de ingreso, haya transcurrido al menos un año desde la finalización de dicho plazo. A estos efectos se atenderá a la situación a 31 de diciembre del año anterior al acuerdo de publicación. Y se prevé la posibilidad de rectificaciones de oficio o a instancia del interesado cuando, dentro del mes siguiente a la publicación, se acredite fehacientemente que no se dan los requisitos o que los datos publicados son inexactos. Practicadas las rectificaciones se publicará el listado definitivo con una relación de las rectificaciones. Y se dice que estas medidas son necesarias para reforzar los mecanismos de fomento del deber general de contribuir (art. 31 CE) y de lucha contra el fraude fiscal. El listado de deudores se considera un instrumento preventivo y educativo para promover “la auténtica conciencia cívica tributaria”, porque son conductas “socialmente reprobables” de gran perjuicio. Pero ser deudor no es ser defraudador.

Para “los simples” hay muchas cuestiones que resolver: sobre la información de posibles delitos sin esperar a la sentencia firme (art. 95.3); sobre los deudores a los que la Administración no les ha conseguido cobrar después de un año de iniciado el apremio, a pesar de todos los medios establecidos en la ley; sobre la “y” (que une) y la “o” (que separa) en las referencias a deudas y/o sanciones (art. 95 bis); sobre las rectificaciones y la responsabilidad del que las provocara; sobre la ausencia de regulación de las “filtraciones”. Parece que las medidas más que educativas, son jurídicamente arriesgadas y, en algún caso, contraproducentes. Sin perjuicio del atractivo popular, al menos inicialmente.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Las noticias tributarias aún escasean. Tanto que en esta semana es casi la única la referida a las deudas que los clubes de fútbol tienen con la Hacienda Pública. El asunto ha adquirido actualidad porque, contra el criterio habitual, se les concedía un aplazamiento en el pago incluso cuando la deuda era por retenciones practicadas a los futbolistas y no ingresadas, sino utilizadas, en su caso, para financiar el pago de intereses o en otros empleos. Pero la Ley 7/2012 prohibió el aplazamiento de deudas por retenciones para todos los contribuyentes y ahora se reclama el pago a los clubes.

Son contrariedades que se producen en todos los aspectos de la vida ordinaria. Y, además de procurar la solución humana, no faltan los que piden el amparo divino.

Buscar a Cristo. Encontrar a Cristo. Amar a Cristo. Es un lema de la vida del cristiano que ha acogido la fe que se le ha dado. En el Evangelio hay muchos pasajes que muestran la búsqueda de Cristo y los encuentros con Él. De las muestras del amor de Cristo a los hombres habla todo el Evangelio. Pero, para algunos, una preciosa expresión directa del amor a Cristo se relata en el texto de san Juan (Jn 21): “Después, volvió a aparecerse Jesús a sus discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se apareció así: estaban juntos Simón Pedro y Tomás –el llamado Dídimo-, Natanael –que era de Caná de Galilea-, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Les dijo Simón Pedro: - Voy a pescar. Le contestaron: - Nosotros también vamos contigo. Salieron y subieron a la barca. Pero aquella noche no pescaron nada. Cuando ya amaneció, se presentó Jesús en la orilla, pero sus discípulos no se dieron cuenta de que era Jesús. Les dijo Jesús: - Muchachos ¿tenéis algo de comer?. – No, le contestaron. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron y casi no eran capaces de sacarla por la gran cantidad de peces. Aquel discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: - ¡Es el Señor!”. Sin decirlo, es toda una expresión de amor, porque el que ama descubre al amado cuando otros no lo ven. Descubrir a Cristo, en todo, cuando muchos no lo ven, es amarlo, es una prueba de amor.

Y sigue el pasaje: “Al oír Simón Pedro que era el Señor se ató la túnica, porque estaba desnudo, y se echó al mar. Los otros discípulos vinieron en la barca, pues no estaba lejos de tierra, sino a unos doscientos codos, arrastrando la red con los peces. Cuando descendieron a tierra vieron unas brasas preparadas, un pez encima y pan. Jesús les dijo: - Traed algunos de los peces que habéis pescado ahora. Subió Simón Pedro y sacó a tierra la red llena de ciento cincuenta y tres peces grandes. Y a pesar de ser tantos no se rompió la red. Jesús les dijo: - Venid a comer. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: “¿Tú quien eres?”, pues sabían que era el Señor. Vino Jesús, tomó el pan y los distribuyó entre ellos, y lo mismo el pez. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos, después de resucitar de entre los muertos.”

Y termina el texto en lo que aquí interesa: “Cuando acabaron de comer, le dijo Jesús a Simón Pedro: - Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?. Le respondió: - Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: - Apacienta mis corderos. Volvió a preguntarle por segunda vez: - Simón, hijo de Juan, ¿me amas?. Le respondió: - Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: - Pastorea mis ovejas. Le preguntó por tercera vez: - Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?. Pedro se entristeció porque le preguntó por tercera vez “¿Me quieres?”, y le respondió: - Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero...”

LA HOJA SEMANAL
(del 22 al 27 de septiembre)

Lunes (22)

San Mauricio, mártir (25ª semana TO)
Las palabras: “Nada hay oculto que no llegue a descubrirse” (Lc 8,17)
La reflexión: Nadie enciende un candil para taparlo, sino para alumbrar a todos
Propósito, durante el día: Hacer bien lo que hay que hacer. Buenos ejemplos

Martes (23)

San Pío de Pietrelcina, confesor
Las palabras: “Los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra” (Lc 8,21)
La reflexión: Esos son mi madre y mis hermanos...
Propósito, durante el día: Recordar palabras de Jesús. Aplicarlas a nuestro quehacer

Miércoles (24)

Nuestra Señora de la Merced
Las palabras: Los envió a proclamar el reino de Dios y a curar (Lc 9,2)
La reflexión: Ellos se pusieron en camino
Propósito, durante el día: Dar testimonio con obras y palabras del amor cristiano

Jueves (25)

San Cleofás, discípulo del Señor
Las palabras: Y tenía ganas de ver a Jesús (Lc 9,9)
La reflexión: Herodes no sabía a qué atenerse
Propósito, durante el día: Rezar por los que no buscan, los que no quieren ver

Viernes (26)

Santos Cosme y Damián, mártires
Las palabras: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?” (Lc 9, 20)
La reflexión: Pedro tomo la palabra: “El Mesías de Dios”
Propósito, durante el día: Actos de fe. Hablar con Dios. Vivir con Dios

Sábado (27)

San Vicente de Paúl, presbítero
Las palabras: “Al Hijo del hombre lo van a entregar” (Lc 9,44)
La reflexión: Ellos no entendían y les daba miedo preguntarle
Propósito, durante el día: Amor con amor se paga. Obras son amores

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

En el domingo día 21 (25º TO, ciclo A), fiesta de san Mateo, las lecturas llaman a la unidad de vida en la permanente presencia de Dios: “Buscad a Dios mientras se le encuentra” (Is 55); “Lo importante es que llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo” (Flp 1); la parábola de los jornaleros contratado para trabajar en la viña del Señor (Mt, 20). A cualquier edad, en cualquier tiempo y ocasión, incluso al atardecer de la vida, Dios nos llama para trabajar con Él y para Él, precisamente, en nuestras tareas ordinarias de cada día.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Y cuando dirigimos la mirada a la cruz donde Jesús estuvo clavado, contemplamos el signo del amor, del amor infinito de Dios por cada uno de nosotros y la raíz de nuestra salvación. De esa cruz brota la misericordia del Padre, que abraza al mundo entero. Por medio de la cruz de Cristo ha sido vencido el maligno, ha sido derrotada la muerte, se nos ha dado la vida, devuelto la esperanza. La cruz de Jesús es nuestra única esperanza verdadera. Por eso la Iglesia «exalta» la Santa Cruz y también por eso nosotros, los cristianos, bendecimos con el signo de la cruz. En otras palabras, no exaltamos las cruces, sino la cruz gloriosa de Jesús, signo del amor inmenso de Dios, signo de nuestra salvación y camino hacia la Resurrección. Y esta es nuestra esperanza.
Mientras contemplamos y celebramos la Santa Cruz, pensamos con conmoción en tantos hermanos y hermanas nuestros que son perseguidos y asesinados a causa de su fidelidad a Cristo. Esto sucede especialmente allí donde la libertad religiosa aún no está garantizada o plenamente realizada. Pero también sucede en países y ambientes que en principio protegen la libertad y los derechos humanos, pero donde concretamente los creyentes, y especialmente los cristianos, encuentran obstáculos y discriminación. Por eso hoy los recordamos y rezamos de modo particular por ellos.” (Angelus, en la plaza de San Pedro, el día 14 de septiembre de 2014)

- “El remedio que Dios da al pueblo vale también, especialmente, para los esposos que, “extenuados del camino”, sienten la tentación del desánimo, de la infidelidad, de mirar atrás, del abandono… También a ellos Dios Padre les entrega a su Hijo Jesús, no para condenarlos, sino para salvarlos: si confían en Él, los cura con el amor misericordioso que brota de su Cruz, con la fuerza de una gracia que regenera y encauza de nuevo la vida conyugal y familiar.
El amor de Jesús, que ha bendecido y consagrado la unión de los esposos, es capaz de mantener su amor y de renovarlo cuando humanamente se pierde, se hiere, se agota. El amor de Cristo puede devolver a los esposos la alegría de caminar juntos; porque eso es el matrimonio: un camino en común de un hombre y una mujer, en el que el hombre tiene la misión de ayudar a su mujer a ser mejor mujer, y la mujer tiene la misión de ayudar a su marido a ser mejor hombre. Ésta es vuestra misión entre vosotros. “Te amo, y por eso te hago mejor mujer”; “te amo, y por eso te hago mejor hombre”. Es la reciprocidad de la diferencia. No es un camino llano, sin problemas, no, no sería humano. Es un viaje comprometido, a veces difícil, a veces complicado, pero así es la vida. Y en el marco de esta teología que nos ofrece la Palabra de Dios sobre el pueblo que camina, también sobre las familias en camino, sobre los esposos en camino, un pequeño consejo. Es normal que los esposos discutan. Es normal. Siempre se ha hecho. Pero os doy un consejo: que vuestras jornadas jamás terminen sin hacer las paces. Jamás. Basta un pequeño gesto. Y de este modo se sigue caminando. El matrimonio es símbolo de la vida, de la vida real, no es una “novela”. Es sacramento del amor de Cristo y de la Iglesia, un amor que encuentra en la Cruz su prueba y su garantía. Os deseo, a todos vosotros, un hermoso camino: un camino fecundo; que el amor crezca. Deseo que seáis felices. No faltarán las cruces, no faltarán. Pero el Señor estará allí para ayudaros a avanzar. Que el Señor os bendiga.” (Homilía en la misa de la Exaltación de la Santa Cruz con rito matrimonial, en la Basílica Vaticana, el 14 de septiembre de 2014)

- “Si la Iglesia nació católica, quiere decir que nació “en salida”, que nació misionera. Si los Apóstoles hubiesen permanecido allí en el cenáculo, sin salir para llevar el Evangelio, la Iglesia sería sólo la Iglesia de ese pueblo, de esa ciudad, de ese cenáculo. Pero todos salieron por el mundo, desde el momento del nacimiento de la Iglesia, desde el momento que descendió sobre ellos el Espíritu Santo. Y es así como la Iglesia nació “en salida”, es decir, misionera. Es lo que expresamos llamándola “apostólica”, porque el apóstol es quien lleva la buena noticia de la Resurrección de Jesús. Este término nos recuerda que la Iglesia, sobre el fundamento de los Apóstoles y en continuidad con ellos —son los Apóstoles quienes fueron y fundaron nuevas iglesias, ordenaron nuevos obispos, y así en todo el mundo, en continuidad. Hoy todos nosotros estamos en continuidad con ese grupo de Apóstoles que recibió el Espíritu Santo y luego fue en “salida”, a predicar—, es enviada a llevar a todos los hombres este anuncio del Evangelio, acompañándolo con los signos de la ternura y del poder de Dios. También esto deriva del acontecimiento de Pentecostés: es el Espíritu Santo, en efecto, quien supera toda resistencia, quien vence las tentaciones de cerrarse en sí mismo, entre pocos elegidos, y de considerarse los únicos destinatarios de la bendición de Dios. Si, por ejemplo, algunos cristianos hacen esto y dicen: “Nosotros somos los elegidos, sólo nosotros”, al final mueren. Mueren primero en el alma, luego morirán en el cuerpo, porque no tienen vida, no son capaces de generar vida, otra gente, otros pueblos: no son apostólicos. Y es precisamente el Espíritu quien nos conduce al encuentro de los hermanos, incluso de los más distantes en todos los sentidos, para que puedan compartir con nosotros el amor, la paz, la alegría que el Señor Resucitado nos ha dejado como don.” (Audiencia general, en la plaza de San Pedro, el día 17 de septiembre de 2014)

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