LO TRIBUTARIO

La congruencia

Es conveniente recordar que, en general, en los procedimientos administrativos de gestión de los tributos no hay dos partes debatiendo sobre una cuestión litigiosa. La Administración en el ejercicio de sus competencias no es una parte que se opone a lo que en Derecho mantiene el administrado. La Administración, sometida a la ley, actúa para su cumplimiento. Los actos resolutorios de la Administración con los que acaban los procedimientos administrativos pueden tener como antecedente un trámite de alegaciones en el que los interesados han podido manifestar lo que consideren conveniente en defensa de sus derecho, pero, incluso cuando existe un informe o una valoración en la propuesta previa a la resolución, el órgano que debe resolver no decide respecto de las pretensiones de dos partes. En cambio, en la revisión jurisdiccional de los actos de la Administración, tanto ésta como el administrado que se opone, son partes en el proceso. Y los Tribunales de Justicia que resuelven deben oír tanto a los administrados como a la Administración, para decidir en consecuencia.

El requisito de la congruencia en las resoluciones nació en el ámbito procesal: La congruencia consiste en la verdadera adecuación que debe guardar el fallo con las peticiones deducidas del suplico" (TS 13-6-91). El principio de tutela judicial efectiva exige que la sentencia sea congruente, es decir, debe decidir sobre las peticiones de los recurrentes. De ese ámbito la congruencia pasó al de los procedimientos administrativos (art. 89 Ley 30/1992), al tiempo que, en las reclamaciones (arts. 237 y 239 LGT), el sometimiento de la Administración a la ley en la revisión de los actos administrativos, llevó a extenderla a toda cuestión derivada del expediente, se hubiera planteado o no por el administrado, pero exigiendo un trámite de audiencia cuando se incluyera la consideración de una cuestión no planteada.

Los actos resolutorios de la Administración debe ser congruentes. Y no faltan al respecto pronunciamientos que sirven para comprender mejor el asunto: La congruencia exige un examen y decisión sobre las pretensiones y las cuestiones debatidas, identificándose a estos efectos las "cuestiones" con las "alegaciones" y los "motivos" (TS 5-12-92). Distinguiendo entre argumentos, cuestiones y pretensiones, la congruencia exige que haya pronunciamiento sobre pretensiones y motivos, así como excepciones u oposiciones, sin que sea así respecto de los argumentos que no son pretensión ni cuestiones, sino el discurrir lógico de las partes (TS 8-10-09). En el procedimiento administrativo la congruencia obliga a atender no sólo a cada pretensión, sino también a las alegaciones, fundamentos y pruebas (AN 14-3-02)

Todo parece claramente regulado, pero la práctica produce matizaciones. Y si en la exigencia de motivación en los actos administrativos el rigor se modera condicionando el requisito a que produzca indefensión, respecto de la congruencia se producen otros pronunciamientos que producen inquietud jurídica: Según el TS, ss. 20.12.88 y 22.9.89, el interés público determina una importante atenuación del principio de congruencia en el ámbito del procedimiento administrativo (AN 17-11-05). Hay que distinguir así entre interés público y derechos del público, como es preciso distinguir entre incongruencia e incoherencia que se produce cuando lo resuelto es íntimamente contradictorio.

Noticia tributaria. El RD 960/2013 (BOE, día 6) ha modificado numerosos preceptos en los reglamentos del IRPF, IS, IRNR, de Aplicación de los tributos y de Recaudación.


DE LO HUMANO A LO DIVINO

En aquellos tiempos no faltaban rebeldías formales que se adelantaron a normas posteriores. Aquel joven recién llegado al antiguo edificio de altos techos, largos pasillos, palabras susurradas y caminar despacioso, cambiaba habitualmente la fórmula ritual que exigía terminar así los escritos: “Dios guarde a V.I. muchos años”. Cuando escribía para su superior, un caballero, compañero de Cuerpo, decía: “Sabe V.I. que le pido a Dios que le de larga vida” o “Pido a Dios muchos años” para V.I.”. Luego lo comentaban amablemente. Fue así durante poco tiempo: cambiaron los ministros (V.E.), los directores; el joven fue ascendiendo. Un día le anunciaron que dos religiosas, con sus hábitos negros y sus tocas, querían verlo. Las recibió enseguida, escuchó atentamente su problema y se lo resolvió: sería suficiente presentar un escrito. Él mismo lo redactó y lo mecanografió. Cuando se lo dio para firmarlo, vio que se miraban las religiosas y una dijo: “No podemos firmar. Nosotras recibimos lo que nos quieran dar, pero no podemos pedir nada”. El joven releyó el escrito que terminaba: “Es gracia que pido a V.I.”. Hizo un nuevo escrito suprimiendo el final y las acompañó al registro.

El cristiano que vive la fe acogida sabe que en su camino no está solo y que necesita la ayuda de Dios. Con esa compañía cierta y esa seguridad de amparo divino el cristiano construye, aun si proponérselo, una relación confiada con Dios que es amor: “Así pues, no andéis preocupados... Bien sabe vuestro Padre celestial que de todo eso estáis necesitados... No os preocupéis por el mañana, porque el mañana traerá su propia preocupación. A cada día le basta su contrariedad” (Mt 6, 31, 34). Pedid y se os dará... Pues si vosotros sabéis dar a vuestro hijos cosas buenas, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se lo pidan? (Mt 7, 7, 11). Jesús no sólo enseñó el modelo de oración cuando dijo el “Padrenuestro”, sino que nos dio la seguridad de la confianza: “porque bien sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de que se lo pidáis” (Mt 6,8). Hacer de la vida una oración confiada es sentir cerca a Dios. Y esa cercanía es la que propicia el ofrecimiento de la jornada, del trabajo que se empieza, de la decisión que se ha de tomar, del momento por el que hay que pasar. Tener cerca de Dios es poder comentarle lo ocurrido o lo inesperado. Es darle gracias. Y expresarle nuestro sentimiento por los fallos, por los olvidos, pidiéndole ayuda para amarlo como Él quiere que lo amemos.

El amor es expansivo. El amor de Dios que recibimos rebosa nuestra alma y se derrama para hacer que amemos como Dios nos ama. No se puede tener callada la alegría del encuentro con Jesús. Y como Dios ama a todos, porque todos somos su creaturas, en todos pensó antes de la creación y la existencia de todos se mantiene en Él, esa participación común lleva a la comunidad de todos, de modo que ninguno está solo, ninguno reza solo ni sólo por él. Todos nos beneficiamos de la oración de todos los que se confían al amor de Dios en la oración. Por ese motivo el “Padrenuestro” lo aprendemos y decimos empleando el plural. Dios es nuestro padre y a nuestro Padre le pedimos: que todos lo reconozcan como Dios todopoderoso que está cerca y nos ama; que vivamos ahora en su presencia anticipando la vida eterna junto a Él; que se haga su voluntad porque queremos lo que Él quiera y sabemos que, sea lo que sea, es lo mejor para nosotros; que nos dé lo que necesitamos cada día porque vivimos en Él y con Él nuestras tareas ordinarias; que nos perdone porque también nosotros queremos perdonar; que nos dé su ayuda y su gracia para que no caigamos cuando llegue la tentación; y que nos libre de las acechanzas del Malo.


LA HOJA SEMANAL
(del 9 al 14 de diciembre de 2013)

Lunes (día 9)

Santa Leocadia
Las palabras: “Ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa” (Lc 5,24)
La reflexión: Los buenos amigos. Jesús vio la buena fe de éstos.
Propósito, durante el día: Dios me sana, me quiere en pie, haciendo lo que debo hacer

Martes (día 10)

Nuestra Señora de Loreto
Las palabras: “Vuestro Padre no quiere que se pierda ni uno solo” (Mt 18,14)
La reflexión: La oveja perdida. La gran alegría al encontrarla.
Propósito, durante el día: ¿Perdido?, ¿cansado?. Puedo dar alegrías a Dios

Miércoles (día 11)

San Dámaso, Papa
Las palabras: “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados” (Mt 11,28)
La reflexión: Aprended de mi. Mi yugo es llevadero y mi carga ligera
Propósito, durante el día: Con Jesús: en lo ordinario, en la alegría y en las penas.

Jueves (día 12)

Nuestra Señora de Guadalupe
Las palabras: “El más pequeño en el reino de los cielos es más grande” (Mt 11,11)
La reflexión: Aunque Juan el Bautista, es el más grande nacido...
Propósito, durante el día: Vivir caminando hacia el cielo dando testimonio de Jesucristo

Viernes (día 13)

Santa Lucía, virgen y mártir
Las palabras: “Esta generación... se parece a niños sentados en la plaza” (Mt 11,16)
La reflexión: Ciegos a la realidad divina; vivir de la apariencia que pasa
Propósito, durante el día: Dios cercano, Dios en los otros, Dios en el quehacer diario

Sábado (día 14)

San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia
Las palabras: “El Hijo del hombre va a padecer” (Mt 17,12)
La reflexión: Adviento, esperando y reviviendo, el Dios Niño; Dios en la Cruz
Propósito, durante el día: Preparar el alma, en el amor de la cruz, para cantar al Niño

Las antífonas de la segunda semana de Adviento nos acercan al acontecimiento, con esperanza y alegría: “Mira al Señor que viene a salvar” (domingo); “Mirad a nuestro Salvador que viene; no temáis” (lunes); “Vendrá el Señor y con él todos sus santos” (martes); “El Señor llegará sin retrasarse, iluminará lo que esconden las tinieblas” (miércoles); “Tú, Señor, estás cerca” (jueves); “El Señor viene a visitar a su pueblo con la paz y a comunicarle la vida eterna” (viernes); “Ven, Señor, y seremos salvados” (sábado)


PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

“Recordad siempre esto: la vida es un camino. Es un camino. Un camino para encontrar a Jesús. Al final, y siempre. Un camino donde no encontramos a Jesús no es un camino cristiano. Es propio del cristiano encontrar siempre a Jesús, mirarle, dejarse mirar por Jesús, porque Jesús nos mira con amor, nos ama mucho, nos quiere mucho y nos mira siempre. (...)Y Él decía siempre: He venido por quienes tienen necesidad de salud, necesidad de curación, y Jesús cura nuestros pecados. En el camino, nosotros –todos pecadores, todos, todos somos pecadores- incluso cuando nos equivocamos, cuando cometemos un pecado, cuando pecamos, Jesús viene y nos perdona. Este perdón que recibimos en la Confesión es un encuentro con Jesús. Siempre encontramos a Jesús.” (homilía en la parroquia de san Cirilo Alejandrino en Roma, el día 1 de diciembre de 2013)


“Recordémoslo siempre: somos discípulos de Aquél que vino, que viene cada día y vendrá al final. Si lográsemos tener más presente esta realidad, estaremos menos cansados de lo cotidiano, menos prisioneros de lo efímero y más dispuestos a caminar con corazón misericordioso por el camino de la salvación.” (Audiencia general, en la plaza de San Pedro, el día 4 de diciembre de 2013)


“El Espíritu Santo, además, infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso contracorriente. Invoquémoslo hoy, bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio finalmente carece de alma.” (del nº 259 de la Exhortación Apostólica “Evangelii gaudium” –La alegría del Evangelio-, de 24 de noviembre de 2013)

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