LO TRIBUTARIO (nº 736)

El derecho a una buena Administración (27): la revisión tributaria (1)

El artículo 41 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE (7.12.2000), establece: “1. Toda persona tiene derecho a que las instituciones, órganos y organismos de la Unión traten sus asuntos imparcial y equitativamente y dentro de un plazo razonable.”

No se puede terminar ni siquiera una primera aproximación al derecho de los administrados disponer de una buena Administración sin enlazar el comentario al derecho sancionador por los incumplimientos de los contribuyentes con el sistema legal de revisión que permite a la Administración volver una y otra vez sobre sus actos, declarando nulos o anulando aquellos en lo que ella misma considera que ha actuado contra Derecho. El administrado debe cumplir todas las obligaciones materiales y formales que la ley le impone, a estos efectos debe estar capacitado para calificar jurídicamente hechos y circunstancias y para conocer e interpretar la normativa tributaria que le señala a qué impuestos está sujeto, cómo tributar en cada caso y por cada uno de ellos e incurre en responsabilidad, incluso por simple negligencia, si su tributación no es considerada como la que le corresponde por la Administración. En cambio, la Administración puede ver declaradas nulos o anulados sus actos por los tribunales sin que se derive responsabilidad de ni institucional ni personal. La responsabilidad patrimonial (art. 106 CE) es una cosa insólita, inaudita, inimaginable.

Pero la LGT regula la revisión de actos de la Administración cuando procede declararlos nulos de pleno de derecho (art. 217 LGT). Son supuestos tan graves que determinan la exclusión del acto del mundo del Derecho como si no hubiera existido. Pero no son casos infrecuentes. Al contrario, con la multiplicación de procedimientos en la aplicación de los tributos (arts. 120 a 162 LGT), se producen excesos -se prescinde total y absolutamente del procedimiento- sobre las limitaciones legalmente establecidas para la verificación de datos o la comprobación limitada o la inspección. Como en TS ss. 2.03.18, 2.07.18, 28.11.19, 6.02.20 (dos), 19.02.20, 19.05.20, 15.10.20 (tres), 17.09.20, 28.05.20, nulidad radical en verificación o iniciación por declaración cuando lo procedente era comprobación limitada (TS 19-11-20 y 30-11-20). La Ley 34/2015 modificó el artículo 115 LGT permitiendo modificar la comprobación o la calificación de hechos producidos en períodos respecto de los que habría prescrito el derecho a determinar la deuda tributaria (arts. 66 a 69 LGT), pero no ha habido que esperar mucho tiempo para que los tribunales hayan tenido que corregir los excesos de la Administración. Así: No cabe comprobar, TS ss. 30.09.14, 22.10.20, 4.11.20, hechos producidos en períodos prescritos y anteriores a 2003 porque la LGT/1963 no lo permitía (AN 28-1-21).

El artículo 219 LGT regula el procedimiento de revocación de los actos contrarios a Derecho que perjudicaron a los administrados, pero no permite a éstos activarlo, sino sólo promoverlo de modo que la Administración cuando así se hace sólo está obligada a acusar recibo (arts. 10 a 12 RD 520/2005). Se inicia de oficio sin que nada pueda determinar su procedencia. Pero la Administración por su propia voluntad sí que puede iniciar de oficio el expediente de declaración de lesividad (art. 218 LGT) cuando considera que se debe anular un acto propio contrario a Derecho que le perjudica. Nada más lejano al derecho a una buena Administración.         

DE LO HUMANO A LO DIVINO

“El Señor dirigió su palabra a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos: - Ponte en marcha, ve a Nínive, la gran ciudad, y llévale este mensaje contra ella, pues me he enterado de sus crímenes. Jonás se puso en marcha para huir a Tarsis, lejos del Señor. Bajó a Jafa y encontró un barco que iba a Tarsis; pagó el pasaje y embarcó para ir con ellos a Tarsis, lejos del Señor. Pero el Señor envió un viento recio y una fuerte tormenta en el mar, y el barco amenazaba con romperse. Los marineros se atemorizaron y se pusieron a rezar, cada uno a su dios. Después echaron al mar los objetos que había en el barco, para aliviar la carga. Jonás bajó al fondo de la nave y se quedó allí dormido. El capitán se le acercó y le dijo: - ¿Qué haces durmiendo? Levántate y reza a tu dios; quizá se ocupe ese dios de nosotros y no muramos. Se dijeron unos a otros: - Echemos suertes para saber quién es el culpable de que nos haya caído esta desgracia. Echaron suertes y le tocó a Jonás…

… El Señor dirigió la palabra por segunda vez a Jonás. Le dijo así:  - Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive; allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré. Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad inmensa; hacían falta tres días para recorrerla. Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando: “Dentro de cuarenta días, Nínive será arrasada”. Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor. La noticia llegó a oídos del rey de Nínive, que se levantó de su trono, se despojó del manto real, se cubrió con rudo sayal y se sentó sobre el polvo. Después ordenó proclamar en Nínive este anuncio de parte del rey y de sus ministros: “Que hombres y animales, ganado mayor y menor no coman nada; que no pasten ni beban agua. Que hombres y animales se cubran con rudo sayal e invoquen a Dios con ardor. Que cada cual se convierta de su mal camino y abandone la violencia. ¡Quién sabe si Dios cambiará y se compadecerá, se arrepentirá de su violenta ira y no nos destruirá!”. Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.

Jonás se disgustó y se indignó profundamente. Y rezó al Señor en estos términos: - ¿No lo decía yo, Señor, cuando estaba en mi tierra? Por eso intenté escapar a Tarsis, pues bien sé que eres un Dios bondadoso, compasivo, paciente y misericordioso, que te arrepientes del mal. Así que, Señor, toma mi vida, pues vale más morir que vivir. Dios le contestó: - ¿Por qué tienes ese disgusto tan grande? 

Salió Jonás de la ciudad y se instaló al oriente. Armó una choza y se quedó allí, a su sombra, hasta ver qué pasaba con la ciudad. Dios hizo que una planta de ricino surgiera por encima de Jonás, para dar sombra a su cabeza y librarlo de su disgusto. Jonás se alegró y se animó mucho con el ricino. Pero Dios hizo que, al día siguiente, al rayar el alba, un gusano atacase al ricino, que se secó. Cuando salió el sol, hizo Dios que soplase un recio viento solano; el sol pegaba en la cabeza de Jonás, que desfallecía y se deseaba la muerte: “Más vale morir que vivir”, decía. Dios dijo entonces a Jonás: - ¿Por qué tienes ese disgusto tan grande por lo del ricino? Él contestó: - Lo tengo con toda razón. Y es un disgusto de muerte. Dios repuso: - Tú te compadeces del ricino, que ni cuidaste ni ayudaste a crecer, que en una noche surgió y en otra desapareció, ¿y no me he de compadecer yo de Nínive, la gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil personas, que no distinguen la derecha de la izquierda, y muchísimos animales? (Jonás 1,1-7, 2-4).

LA HOJA SEMANAL
(30 y 31 de agosto y del 1 al 4 de septiembre) (año de san José; año de la Familia)

Lunes (30)

Santa Juana Jugan, virgen (22ª TO)
Palabras: “Fue Jesús a Nazaret donde se había criado” (Lc 4,16)
Reflexión: Lo echaron fuera del pueblo hasta un precipicio del monte
Propósito, durante el día: Cerca de Ti, Señor, yo quiero estar; y gozar de tu eterno amor

Martes (31)

San Ramón Nonato, religioso (22ª TO)
Palabras: “Sé quién eres: el Santo de Dios” (Lc 4,34)
Reflexión: Su palabra estaba llena de autoridad
Propósito, durante el día: Dispón de mí. Dame tu amor y tu gracia. Eso me basta

Miércoles (1)

San Sixto, obispo (22ª TO; Nª Sª de los Ángeles del Puig)
Palabras: “Intentaban retenerlo para que no se separara de ellos” (Lc 4,42)
Reflexión: Al amanecer se fue a un lugar desierto, pero lo encontraron
Propósito, durante el día: Que te busque, que te acompañe, que no te abandone

Jueves (2)

San Zenón, mártir (22ª TO)
Palabras: “La gente se agolpaba en torno a Jesús, para oír la palabra de Dios” (Lc 5,1)
Reflexión: “Rema mar adentro”
Propósito, durante el día: Venga tu Reino. Hágase tu voluntad. Perdóname

Viernes (3)

San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia (22ª TO) (día de penitencia)
Palabras: “Nadie echa vino nuevo en odres viejos” (Lc 5,38)
Reflexión: A vino nuevo, odres nuevos
Propósito, durante el día: Ayúdame, Señor, a revivir la caridad primera

Sábado (4)

Santa Rosalía, virgen (22ª TO; Nª Sª de la Consolación)
Palabras: “El Hijo del hombre es señor del sábado” (Lc 6,5)
Reflexión: Iba Jesús caminando por medio de un sembrado
Propósito, durante el día: Madre mía. Mientras mi vida alentare todo mi amor para ti

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 29 domingo, (22º TO, ciclo B; Martirio de san Juan Bautista) nos animan a vivir la cercanía de Dios: “¿Dónde hay otra nación tan grande, que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos? (Dt 4); “Por propia iniciativa nos engendró con la palabra de la verdad para que seamos como una primicia de sus criaturas” (St 1); “Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre” (Mc 7). Todo lo puedo con Dios. Sin él, nada. Que no me aparte de Ti.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Detengámonos brevemente en la actitud de quienes se retiran y deciden no seguir más a Jesús ¿De dónde surge esta incredulidad? ¿Cuál es el motivo de este rechazo? Las palabras de Jesús suscitan un gran escándalo. Nos está diciendo que Dios ha elegido manifestarse y realizar la salvación en la debilidad de la carne humana. Es el misterio de la encarnación. La encarnación de Dios es lo que causa escándalo y lo que, para esas personas, pero a menudo también para nosotros, representa un obstáculo. De hecho, Jesús afirma que el verdadero pan de salvación, el que transmite la vida eterna, es su propia carne; que, para entrar en comunión con Dios, antes que observar las leyes o cumplir los preceptos religiosos, es necesario vivir una relación real y concreta con Él. Porque la salvación ha venido por Él, en su encarnación. Esto significa que no debemos buscar a Dios en sueños e imágenes de grandeza y poder, sino que debemos reconocerlo en la humanidad de Jesús y, por consiguiente, en la de los hermanos y hermanas que encontramos en el camino de la vida. Y cuando decimos esto, en el Credo, el día de Navidad, el día de la anunciación, nos arrodillamos para adorar este misterio de la encarnación. Dios se hizo carne y sangre: se rebajó a ser hombre como nosotros, se humilló hasta asumir nuestros sufrimientos y nuestro pecado, y, por tanto, nos pide que no lo busquemos fuera de la vida y de la historia, sino en la relación con Cristo y con los hermanos. Buscarlo en la vida, en la historia, en nuestra vida cotidiana. Y este, hermanos y hermanas, es el camino para el encuentro con Dios: la relación con Cristo y los hermanos.” (Angelus, día 22 de agosto de 2021)

- “El hipócrita es una persona que finge, adula y engaña porque vive con una máscara en el rostro y no tiene el valor de enfrentarse a la verdad. Por esto, no es capaz de amar verdaderamente – un hipócrita no sabe amar – se limita a vivir de egoísmo y no tiene la fuerza de demostrar con transparencia su corazón. Hay muchas situaciones en las que se puede verificar la hipocresía. A menudo se esconde en el lugar de trabajo, donde se trata de aparentar ser amigos con los colegas mientras la competición lleva a golpearles a la espalda. En la política no es inusual encontrar hipócritas que viven un desdoblamiento entre lo público y lo privado. Particularmente detestable es la hipocresía en la Iglesia, y lamentablemente existe la hipocresía en la Iglesia, y hay muchos cristianos y muchos ministros hipócritas. No deberíamos olvidar nunca las palabras del Señor: “Sea vuestro lenguaje: ‘sí, sí’; ‘no, no’; que lo que pasa de aquí viene del Maligno” (Mt 5,37). Hermanos y hermanas, pensemos hoy en lo que Pablo condena y que Jesús condena: la hipocresía. Y no tengamos miedo de ser sinceros, de decir la verdad, de escuchar la verdad, de conformarnos con la verdad. Así podremos amar. Un hipócrita no sabe amar. Actuar de otra manera que no sea la verdad significa poner en peligro la unidad en la Iglesia, por la cual el Señor mismo ha rezado.” (Audiencia general, día 25 de agosto de 2021)

(29.08.21) 

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