LO TRIBUTARIO (nº 732)
Derecho
a una buena Administración (23): procedimiento sancionador (3)
El artículo 41 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE (7.12.2000), establece: “1. Toda persona tiene derecho a que las instituciones, órganos y organismos de la Unión traten sus asuntos imparcial y equitativamente y dentro de un plazo razonable.”
Cuando los institutos jurídicos pierden su sentido de modo que su aplicación práctica los deteriora, a veces, hasta hacer que pierdan su esencia y fundamento, es obligado para quien profesa el Derecho revisar lo que aprendió, comprendió, asimiló y aplicó durante mucho tiempo y comprobar si ha sufrido deterioro o dejación. Ideas elementales se convierten en básicas e imprescindibles para esa revisión. Y, en cuanto a infracciones y sanciones y al procedimiento sancionador, en el ámbito tributario, es obligado partir de este concepto: La sanción es un reproche social con trascendencia moral (TEAC r. 6.02.90). Expresado de otro modo sería: imputar de infracción a un administrado es señalarle ante la Sociedad por haber incurrido en una conducta ilícita e insolidaria y sancionarlo es poner de manifiesto que debe soportar el reproche de la Sociedad y satisfacer la pena que sirva: a él de escarmiento y a los demás como medio de disuasión.
Cuando se repasa
las colecciones de jurisprudencia llama la atención encontrar sentencias como
ésta: Hay desviación de poder en la
imposición de sanciones con mera finalidad recaudatoria, pero sólo si así se
prueba aunque sea mediante deducción razonable (TS 9-7-97). Son sentencias
antiguas, pero antigua es la leyenda que se trataba sobre la participación de
los funcionarios en el importe de las multas que imponían. Más de medio
siglo sitúa el recuerdo de las regularizaciones tributarias documentadas en
actas en las que se incluía la cuota a ingresar y la sanción, porque eran
tiempos en los que la “deuda tributaria” estaba integrada por la cuota
tributaria, los recargos e intereses de demora y las sanciones. La multa por
infracciones de omisión era un componente más de la regularización tributaria y
su cálculo, aritméticamente, se relacionaba con la capacidad económica del
infractor y con el importe dejado de ingresar.
La Constitución de 1978 tuvo consecuencias en el procedimiento sancionador tributario y la rigurosa Ley 10/1985 se vio condicionada en su aplicación como consecuencia de la sentencia del TC. Fueron tiempos que abrieron paso al expediente sancionador separado, a separar instrucción y resolución, a la necesidad de referir la motivación de la sanción a la consideración de la conducta y a exigir la prueba de la culpa aunque fuera por negligencia simple. Se llegó al máximo con al Ley 1/1998, de Derechos y Garantías de los Contribuyentes que incluyó en su regulación no sólo el principio de presunción de inocencia (art. 31.2 LDGC; cf. art. 24 CE), que exige la prueba de la culpa, sino también la presunción legal de buena de los contribuyentes. Buena fe que encontró definición jurisprudencial: "es la creencia íntima de que se ha actuado conforme a derecho, o que se poseen los bienes o se ejercitan los derechos o se cumplen las obligaciones, sin intención engañosa, abusiva o fraudulenta (TS 29-10-97). Presunción de buena fe que desapareció con la LGT/2003. Es el progreso fiscal
DE LO HUMANO A LO
DIVINO
“Al ver el Señor que
la maldad del hombre crecía sobre la tierra y que todos los pensamientos de su
corazón tienden siempre y únicamente al mal, el Señor se arrepintió de
haber creado al hombre en la tierra y le pesó de corazón. Dijo, pues, el
Señor: “Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he hecho,
junto con los cuadrúpedos, reptiles y aves del cielo, pues me pesa haberlos
hecho”. Pero Noé obtuvo el favor del Señor. Esta es la historia de
Noé. Noé era un hombre justo e íntegro entre sus contemporáneos. Noé siguió los
caminos de Dios y engendró tres hijos: Sem, Cam y Jafet. La tierra
estaba corrompida ante Dios y llena de violencia. Dios vio la tierra y, en
efecto, estaba corrompida, pues todas las criaturas de la tierra se habían
corrompido en su proceder. Dios dijo a Noé: “Por lo que a mí respecta, ha
llegado el fin de toda criatura, pues por su culpa la tierra está llena de
violencia; así que he pensado exterminarlos junto con la tierra. Fabrícate
un arca de madera de ciprés. Haz compartimentos en el arca, y calafatéala por
dentro y por fuera. La fabricarás así: medirá ciento cincuenta metros de
larga, veinticinco de ancha y quince de alta. Haz una claraboya a medio
metro del remate, pon una puerta al costado del arca y haz una cubierta
inferior, otra intermedia y otra superior. Yo voy a enviar el diluvio a la
tierra para exterminar toda criatura viviente bajo el cielo; todo cuanto existe
en la tierra perecerá. Pero yo estableceré mi alianza contigo, y entrarás
en el arca con tu mujer, tus hijos y sus mujeres. Meterás también en el
arca una pareja de cada criatura viviente, macho y hembra, para que conserve la
vida contigo. Recoge toda clase de alimentos y almacénalos para que os sirva de
sustento a ti y a ellos”. Noé hizo todo lo que le mandó Dios.” (Gn 6,5-19.
21-22)
“El diluvio duró
cuarenta días sobre la tierra; el agua creció y levantó el arca, que se alzó
por encima de la tierra. El agua se hinchaba y crecía mucho sobre la
tierra y el arca flotaba sobre la superficie del agua. El agua se hinchaba
más y más sobre la tierra, hasta cubrir las montañas más altas bajo el
cielo; unos siete metros por encima subió el agua, cubriendo las
montañas. Perecieron todas las criaturas que se movían en la tierra: aves,
ganados, fieras y cuanto bullía sobre la tierra; y todos los hombres. Todo
lo que exhalaba aliento de vida, todo cuanto existía en la tierra firme,
murió. Así fueron exterminados todos los seres de la superficie del suelo,
desde los hombres hasta los ganados, los reptiles y las aves del cielo; todos
fueron exterminados de la tierra. Solo quedó Noé y los que estaban con él en el
arca. Las aguas llenaron la tierra durante ciento cincuenta días.” (Gn
7,17-24)
“El año seiscientos
uno, el día primero del mes primero se secó el agua en la tierra. Noé abrió la
claraboya del arca, miró y vio que la superficie del suelo estaba seca. El
día veintisiete del mes segundo la tierra estaba seca. Entonces dijo Dios
a Noé: “Sal del arca con tu mujer, tus hijos y tus nueras. Haz salir
también todos los animales que están contigo, todas las criaturas: aves,
ganados y reptiles; que se muevan por la tierra, sean fecundos y se
multipliquen en ella”. Salió, pues, Noé con sus hijos, su mujer y sus
nueras. También salieron del arca, por familias, todos los animales, todos
los ganados, todas las aves y todos los reptiles que se mueven sobre la
tierra. Noé construyó un altar al Señor, tomó animales y aves de toda
especie pura y los ofreció en holocausto sobre el altar. El Señor olió el
aroma que aplaca y se dijo: “No volveré a maldecir el suelo a causa del hombre,
porque la tendencia del corazón humano es mala desde la juventud. No volveré a
destruir a los vivientes como acabo de hacerlo. Mientras dure la tierra no
han de faltar siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche”.
(Gn 8,13-22)
LA HOJA SEMANAL
(del 2 al 7 de agosto)
Lunes (2)
Palabras: “Dadles vosotros de comer” (Mt 14,16)
Reflexión: Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras
Propósito, durante el día: Señor, mándame lo que quieras y dame lo que necesite
Martes (3)
San Martín, ermitaño (18ª TO)
Palabras: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!” (Mt 14,27)
Reflexión: Se acercó Jesús andando sobre las aguas
Propósito, durante el día: Señor, que creamos; aumenta nuestra fe
Miércoles (4)
San Juan María Vianney, presbítero, patrón de los sacerdotes (18ª TO)
Palabras: “Señor, ayúdame” (Mt 15,25)
Reflexión: La mujer cananea que pedía por su hija
Propósito durante el día: Señor, enséñame a pedirte lo que me conviene
Jueves (5)
San Dedicación de Santa María la Mayor (18ª TO; Nª Sª de las Nieves, Virgen Banca)
Palabras: Te daré las llaves del reino de los cielos (Mt 16,19)
Reflexión: Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia
Propósito, durante el día: Omnes cum Petro, ad Iesum per Mariam
Viernes (6)
La Transfiguración del Señor (día de penitencia)
Palabras: “Se transfiguró delante de ellos” (Mc 9,2)
Reflexión: Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí!
Propósito, durante el día: De continuo en Tu presencia, haciendo tu voluntad
Sábado (7)
San Cayetano, presbítero (18ª TO)
Palabras: “Si tuvierais fe como un grano de mostaza…” (Mt 17,20)
Reflexión: … nada os sería imposible.
Propósito, durante el día: Bajo tu amparo nos acogemos santa Madre de Dios
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 1 de agosto, domingo (18º TO,
ciclo B; san Alfonso María de Ligorio) son una llamada a poner nuestra
confianza en el Señor: “Moisés les dijo: Es el pan que el Señor os da de comer”
(Ex 16); “Renovaos en la mente y en el espíritu y revestíos de la nueva
condición humana, creada a imagen de Dios” (Ef 4); “Yo soy el pan de vida. El
que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás” (Jn
6). Abandonarse en Dios, meterse en Dios, llenarse de Dios.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “Tratemos
ahora de ponernos en el lugar de ese muchacho. Los discípulos le piden que
comparta todo lo que tiene para comer. Parece una propuesta sin sentido, es
más, injusta. ¿Por qué privar a una persona, sobre todo a un muchacho, de lo
que ha traído de casa y tiene derecho a quedárselo para sí? ¿Por qué quitarle a
uno lo que en cualquier caso no es suficiente para saciar a todos? Humanamente
es ilógico. Pero no para Dios. De hecho, gracias a ese pequeño don gratuito y, por
tanto, heroico, Jesús puede saciar a todos. Es una gran lección para nosotros.
Nos dice que el Señor puede hacer mucho con lo poco que ponemos a su
disposición. Sería bueno preguntarnos todos los días: “¿Qué le llevo hoy a
Jesús?”. Él puede hacer mucho con una oración nuestra, con un gesto nuestro de
caridad hacia los demás, incluso con nuestra miseria entregada a su
misericordia. Nuestras pequeñeces a Jesús, y Él hace milagros. A Dios le
encanta actuar así: hace grandes cosas a partir de las pequeñas, de las
gratuitas.” (Angelus, día 25 de julio de 2021)
- “Después
de que todos comieron, el Evangelio refiere que sobraron muchos pedazos de pan.
Ante esto, Jesús da una indicación: “Recojan los pedazos que han sobrado, para
que no se pierda nada” (Jn 6,12). Es así el corazón de Dios, no
sólo nos da mucho más de lo que necesitamos, sino que se preocupa también de
que nada se desperdicie, ni siquiera un fragmento. Un pedacito de pan podría
parecer poca cosa, pero a los ojos de Dios nada se debe descartar. Es una
invitación profética que hoy estamos llamado a hacer resonar en nosotros mismos
y en el mundo: “recoger, conservar con cuidado, custodiar”. Los
abuelos y los mayores no son sobras de la vida, desechos que se deben tirar.
Ellos son esos valiosos pedazos de pan que han quedado sobre la mesa de nuestra
vida, que pueden todavía nutrirnos con una fragancia que hemos perdido, “la
fragancia de la misericordia y de la memoria”. No perdamos la memoria de la que
son portadores los mayores, porque somos hijos de esa historia, y sin raíces
nos marchitaremos. Ellos nos han custodiado a lo largo de las etapas de nuestro
crecimiento, ahora nos toca a nosotros custodiar su vida, aligerar sus
dificultades, estar atentos a sus necesidades, crear las condiciones para que
se les faciliten sus tareas diarias y no se sientan solos. Preguntémonos: “¿He
visitado a los abuelos? ¿a los mayores de la familia o de mi barrio? ¿Los he
escuchado? ¿Les he dedicado un poco de tiempo?”. Custodiémoslos, para que no se
pierda nada. Nada de su vida ni de sus sueños. Depende de nosotros, hoy, que no
nos arrepintamos mañana de no haberles dedicado suficiente atención a quienes
nos amaron y nos dieron la vida.” (Homilía, misa en la Jornada mundial de los
abuelos y de los mayores, 25.07.21)
(01.08.21)
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