LO TRIBUTARIO (nº 581)
Fuentes del derecho (26): ¿derecho a utilizar las lenguas oficiales?
Establece el artículo 34 LGT que constituyen derechos de los administrados tributarios, entre otros: … “d) Derecho a utilizar las lenguas oficiales en el territorio de su comunidad autónoma, de acuerdo con lo previsto en las leyes”. La Ley 39/2015, PAC, dice lo mismo cambiando el final “previsto en esta Ley y en el resto del ordenamiento jurídico” (art. 13.c) y dedica un precepto a “La lengua de los procedimientos” (art. 15). En este artículo se establece que la lengua en los procedimientos tramitados por la Administración General del Estado será “el castellano” (art. 3.1 CE: “El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla”); pero los interesados que se dirijan a la Administración General del Estado con sede en el territorio de una Comunidad Autónoma podrán utilizar “también” la lengua que sea cooficial en ella. En este caso, el procedimiento se tramitará en la lengua elegida por el interesado (lo que relativiza lo regulado al principio); y si concurrieran varios en el procedimiento y existiera discrepancia respecto de la lengua, el procedimiento se tramitará en castellano (que pasa a ser lengua subsidiaria), pero los documentos o testimonios que requieran los interesados se expedirán en la lengua elegida por ellos (subsidiaria pero insuficiente e inútil).
En los procedimientos tramitados por las Administraciones de las Comunidades Autónomas y de las Entidades Locales, el uso de la lengua se ajustará a lo previsto en la legislación autonómica correspondiente. La Administración pública instructora de los procedimientos debe traducir al castellano los documentos, expedientes o partes de los mismos que deban surtir efecto fuera del territorio de la Comunidad Autónoma y los documentos dirigidos a los interesados que así lo soliciten expresamente; si debieran surtir efectos en el territorio de una Comunidad Autónoma donde sea cooficial esa misma lengua distinta del castellano, no será precisa su traducción.
Como se puede apreciar, el lenguaje empleado en los artículos de la ley de procedimiento administrativo común es tan escrupuloso que avanza, retrocede y vira alrededor de un asunto que no debiera originar tantos cuidados. Si se debe cumplir lo establecido en la Constitución, sólo hay que atender a un precepto del texto constitucional: “todos los españoles” tienen el deber de conocer el castellano. Por lo tanto, no tienen nada que pedir ni hay nada que conceder, al menos en cuanto a los procedimientos que pudieran surtir efectos fuera de una Comunidad Autónoma que no tuviera como lengua oficial el castellano. Desde luego, el interesado puede emplear la lengua que “elija” para expresarse, pero esa posibilidad no debe afectar a la lengua en que se tramite el procedimiento que tenga efectos fuera de la Comunidad Autónoma de que se trate. Y, desde luego, también en los procedimientos tramitados por la Administración autonómica puede el interesado, cualquier español, elegir el castellano (art. 3.1 CE) como lengua a emplear en el procedimiento.
En el ámbito de la tributación, el empleo de las lenguas oficial de España y autonómicas puede tener incidencia en lo regulado en los artículos 98 a 100 LGT. Y también influye en ese asunto el artículo 3.2 LGT que regula la limitación de costes indirectos en el cumplimiento de las obligaciones formales. En un Taller de tributación quedó claro que ningún español está obligado a conocer ni a emplear una lengua distinta del castellano.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Se denuncia la economía sumergida amparada por software -Zipper, Phantomware- que eliminan el rastro contable de operaciones. Se adivina estimando en 60.000 millones el fraude. Y en vez de mejores equipos o nuevos programas, se pide duplicar el personal.
El cristiano que quiere seguir los pasos de Cristo busca y encuentra apoyos sólidos para dar sentido a la vida ordinaria de cada día, como camino hacia la eternidad feliz del cielo junto a Dios. Precisamente porque Dios nos pensó y nos amó desde antes de crear el tiempo, el cristiano sabe que “Existimos porque Él nos ama, porque Él nos ha pensado y nos ha llamado a la vida. Existimos en los pensamientos y en el amor de Dios. Existimos en toda nuestra realidad, no sólo en nuestra “sombra”. Nuestra serenidad, nuestra esperanza, nuestra paz se fundan precisamente en esto: en Dios, en su pensamiento y en su amor” (Benedicto XVI, homilía en la misa del día 15 de agosto de 2010)
El cristiano siente en Cristo su llamada a la vida eterna y supera inquietudes y dudas porque sabe que Dios lo ama íntegramente, en su realidad actual y en el entorno que ama. “No sobrevive sólo una “sombra” de nosotros mismos, sino que, en Él, en su amor creador, somos conservados e introducidos en la eternidad con toda nuestra vida, con todo nuestro ser. Es su amor lo que vence la muerte y nos da la eternidad, y es este amor lo que llamamos “cielo”: Dios es tan grande que tiene sitio también para nosotros. Y el “hombre Jesús”, que es al mismo tiempo Dios, es para nosotros garantía de que “ser-hombre” y “ser-Dios” pueden existir y vivir eternamente uno en el otro.” (op. cit.)
Y sigue la homilía: “Eso quiere decir que de cada uno de nosotros no seguirá existiendo sólo una parte que, por así decirlo, nos es arrancada, mientras las demás se corrompen; quiere decir, más bien, que Dios conoce y ama todo el hombre, lo que somos. Y Dios acoge en su eternidad lo que “ahora”, en nuestra vida, hecha de sufrimiento ya mor, de esperanza, de alegría y de tristeza, crece y se va transformando. Todo el hombre, toda su vida, es tomada por Dios y, purificada en Él, recibe la eternidad. Queridos amigos, yo creo que esta es una verdad que nos debe llenar de profunda alegría. El cristianismo no anuncia sólo una cierta salvación del alma en un impreciso más allá en el que todo lo que en este mundo nos fue precioso y querido nos sería borrado, sino que promete la vida eterna, “la vida del mundo futuro”: nada de lo que para nosotros es valioso y querido se corromperá, sino que encontrará plenitud en Dios…” (op. cit)
Y, un poco más adelante, siguen las palabras de Benedicto XVI: “… Se comprende, entonces, que el cristianismo dé una esperanza fuerte en un futuro luminoso y abra el camino hacia la realización de este futuro. Estamos llamados, precisamente como cristianos, a edificar este mundo nuevo, a trabajar para que se convierta un día en el “mundo de Dios”, un mundo que sobrepasará todo lo que nosotros mismos podríamos construir. En María, elevada al cielo, plenamente partícipe de la resurrección de su Hijo, contemplamos la realización de la criatura humana, según el “mundo de Dios.” (op.cit)
Esperanza al empezar el año. Esperanza en cualquier etapa de la vida de cada uno. Esperanza confiada porque “Yo sé de quién me he fiado” (2 Tm 12); porque: “Por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que se me dio no resultó inútil” (1 Co 10); y porque “los elegidos de Dios no trabajan inútilmente” (Is 65,23). Gracias a Dios.
LA HOJA SEMANAL
(del 27 de enero al 1 de febrero)
Lunes (27)
Santa Ángela de Mérici, virgen y fundadora (3ª TO)
Palabras: “El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón” (Mc 3,29)
Reflexión: Sin esperanza no hay arrepentimiento ni perdón
Propósito, durante el día: Ven dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo
Martes (28)
Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia (3ª TO)
Palabras: “El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano…” (Mc 3,35)
Reflexión: … y mi hermana y mi madre”
Propósito, durante el día: Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
Miércoles (29)
San Valerio de Zaragoza, obispo (3ª TO)
Palabras: “Al sembrar algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros… (Mc 4,4)
Reflexión: … el resto cayó en tierra buena, nació, creció y dio grano”
Propósito, durante el día: Aleja, Señor, de mí, lo que aparte de Ti
Jueves (30)
Santa Jacinta Mariscotti, virgen (3ª TO)
Palabras: “La medida que uséis, la usarán con vosotros, y con creces” (Mc 4,24)
Reflexión: Amor, amistad: dar sin medida, sin condiciones, sin esperar nada
Propósito, durante el día: Haz, Señor, que yo sea como Tú quieres que sea
Viernes (31)
San Juan Bosco, presbítero y doctor de la Iglesia (3ª TO)
Palabras: “El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente …” (Mc 4,26)
Reflexión: … en la tierra … La semilla germina y va creciendo, sin que el sepa cómo”
Propósito, durante el día: Testimonio. Apostolado. Que te vean. Que te escuchen
Sábado (1)
Santa Brígida, abadesa (3ª TO)
Palabras: “¿Aún no tenéis fe? (Mc 4,40)
Reflexión: Mar arbolada; Jesús dormía en la barca; ¿No te importa que nos hundamos?
Propósito, durante el día: Madre, tenme cogido de tu mano y junto a Jesús
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 26, domingo (3º TO, ciclo A) llaman a la esperanza enraizada en el Evangelio: “El pueblo que caminaba en tinieblas, vio una luz grande” (Is 8); “Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio” (1 Co 1); “Convertíos porque está cerca el reino de los cielos” (Mt 4). Este principio del año es tiempo de examinar, de decidirse por el Amor de dar gracias y pedir fuerzas. Se trata de vivir la vida ordinaria en la compañía de Jesús y de María, que es madre de Dios y madre nuestra.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “Detengámonos en el Evangelio, quizás incluso contemplando un icono de Cristo, un “Rostro Santo”. Contemplemos con los ojos y más aún con el corazón; y dejémonos instruir por el Espíritu Santo, que dentro de nosotros nos dice: ¡Es Él! Es el Hijo de Dios hecho cordero, inmolado por amor. Él, sólo Él ha cargado, sólo Él ha sufrido, sólo Él ha expiado el pecado de cada uno de nosotros, el pecado del mundo, y también mis pecados. Todos ellos. Los cargó todos sobre sí mismo y los quitó de nosotros, para que finalmente fuéramos libres, no más esclavos del mal. Sí, todavía somos pobres pecadores, pero no esclavos, no, no somos esclavos: ¡somos hijos, hijos de Dios!
Que la Virgen María nos otorgue la fuerza de dar testimonio de su Hijo Jesús; de anunciarlo con alegría con una vida liberada del mal y palabras llenas de fe maravillada y gratitud.” (Angelus, día 19 de enero de 2020)
(26.01.20)
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