LO TRIBUTARIO (nº 577)

Fuentes del Derecho (24): ¿derecho a devolución?

Establece el artículo 34 LGT: “1. Constituyen derechos de los obligados tributarios, entre otros, los siguientes: … b) Derecho a obtener, en los términos previstos en esta ley, las devoluciones derivadas de la normativa de cada tributo y las devoluciones de ingresos indebidos que procedan, con abono del interés de demora previsto en el art. 26 de esta ley, sin necesidad de efectuar requerimiento al efecto”. Se trata de la otra cara de las obligaciones de la Administración reguladas en los artículos 31 (devoluciones derivadas de la normativa de cada tributo) y 32 (devolución de ingresos indebidos) LGT. Se trata de un derecho de los administrados, y de una obligación de la Administración, respecto del que llama la atención la necesidad de su regulación como tal derecho cuando lo inevitable en Derecho es la obligación.

No se debe olvidar que se trata de ingresos recibidos por la Administración o bien en exceso respecto de los que resultarían debidos al tiempo de la correspondiente liquidación periódica o bien indebidamente porque no procedía efectuarlos. Siendo así, es evidente que la Administración tiene la obligación de devolver lo que ha cobrado en exceso o indebidamente. Un ejemplo de ingreso debido excesivo es el IVA soportado o satisfecho deducible del IVA devengado que determina en la declaración-liquidación correspondiente o bien un menor ingreso (si el IVA soportado o satisfecho es inferior al IVA devengado) o bien una cantidad negativa (IVA soportado o satisfecho superior al IVA devengado). Otro ejemplo (en el IRPF, en el IS, IRNR …) son las retenciones soportadas o los ingresos a cuenta soportados o los pagos fraccionados que son pagos a cuenta anticipados a restar de la cuota líquida a ingresar en la liquidación correspondiente del impuesto. A estos ingresos debidos excesivos se refiere el procedimiento de gestión de devolución (arts. 124 a 127 LGT). En cambio, los ingresos indebidos que la Administración tiene la obligación de devolver son a los que se refiere el procedimiento de revisión (art. 221 LGT) por duplicidad en el pago, por ingreso superior al procedente, por ingreso de deudas prescritas. Es conveniente saber distinguir una y otro procedimiento para no perjudicar el derecho en beneficio del acreedor fiscal.

Además del extremado rigor con el que la Administración exige los requisitos formales para proceder a esas devoluciones “debidas”, no se debe olvidar que es la propia ley la que no es financieramente neutral. Así, por ejemplo, el derecho a la devolución del IVA soportado o satisfecho en exceso, salvo para determinados contribuyentes (art. 116 LIVA y 30 RIVA), no nace hasta cumplido el último mes del año (art. 115 LIVA); y los pagos a cuenta (retenciones, pagos fraccionados) anticipados durante el año en el IRPF y en el IS, si son de importe superior a la cuota líquida se devuelven en los seis meses siguientes al período de presentación de autoliquidaciones (arts. 103 LIRPF; art. 127 LIS; 19. 6 LIRNR). Sólo después de vencidos los plazos legales sin haber practicado liquidación provisional se establece la devolución sin liquidación con intereses de demora, sin perjuicio en todo caso, de posibles comprobaciones posteriores, con sanciones específicas por acreditar u obtener devoluciones indebidamente.

En el Taller de tributación se recordaba el “diploma de tonto fiscal” que se atribuía al que, en la autoliquidación del IRPF, le resultaba a devolver y se alegraba por haber pagado de más, por anticipado y recibir la devolución más de un año después sin intereses. Buena gente fiscal.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Ya se ha devuelto 10.209 millones de euros a 14.061.000 contribuyentes del IRPF/2018: el 97% de las declaraciones a devolver. El total de las presentadas fue de 20.695.000.

Con la fiesta del Bautismo del Señor acaba la Navidad y empieza el Tiempo Ordinario en el que los cristianos viven hasta que llegue el tiempo de Cuaresma y que recuperarán después de la Pentecostés, este año al empezar el mes de junio. Y, así, hasta Adviento, ya en otoño. Todo el año con Dios, todos los tiempos caminando junto a Jesucristo.

En el rezo del rosario, el primero de los misterios Luminosos que añadió el papa san Juan Pablo II para considerar y rezar los jueves, se titula así: “El Bautismo del Señor” y se corresponde con el principio de la vida pública de Jesús después de los treinta años de vida ordinaria en Nazaret, desde que la Sagrada Familia regresó de Egipto (Mt 2,13-19), cuando san José consideró prudente que no fueran a Belén, en Judea, sino instalarse en aquel pueblo de la Galilea (Mt 2,21-23). Esos años de vida oculta, sin llamar la atención, como la familia de un artesano en un pequeño pueblo, con viajes todos los años a Jerusalén en fechas señaladas (Lc 2,41), sirven a los cristianos para llenar de sentido la vida corriente, las alegrías y las penas de cada día, cada jornada de trabajo y el descanso y la diversión en las fiestas, pensando en la vida de Jesús, que vivió como nosotros y que es modelo para nosotros. De aquellos días, de aquellas relaciones de convivencia en la vida de Jesús y de María y de José, en Nazaret, aprendemos cómo ser y cómo actuar: la comprensión, la disponibilidad, sonreír, saber escuchar, ayudar, pedir perdón y perdonar.

La contemplación del misterio del rosario lleva a meterse, como un personaje más, en la situación que se considera. Y, así, se recuerda y se vive el texto evangélico: “Al día siguiente estaban allí de nuevo Juan y dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dijo: - Éste es el Cordero de Dios. Los dos discípulos, al oírle hablar así, siguieron a Jesús. Se volvió Jesús y, viendo que lo seguían, ls preguntó: - ¿Qué buscáis? Ellos dijeron: - Rabbí – que significa “Maestro”-, ¿dónde vives? Les respondió: - Venid y veréis. Fueron y vieron donde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima” (Jn 1,35-40). El cristiano que ha ido siguiendo a los discípulos de Juan el Bautista repasa en su alma frases que le ayudan a trasladar a su vida ordinaria motivos para sentir la presencia de Dios, continua a nuestro lado: “fijándose en Jesús que pasaba”, nos invita a caer en la cuenta de que Jesús pasa junto a nosotros y si se lo pedimos, se queda y nos acompaña (Ap 3,20); “y se quedaron con él aquel día”, es el maravilloso regalo espiritual de descubrir que cada día puede ser “aquel día” en que podemos estar continuamente con Jesús, pidiéndole consejo, ofreciéndole nuestra ocupación, comentando con Él lo que nos pasa, lo que nos gustaría, pero no puede ser... Un día con Jesús, es trabajar, descansar, reír y también sufrir a su lado; y caer y levantarnos, sin duda, ayudados por su mano, por la fuerza de su brazo.

Lo que siente el alma del cristiano cuando vive “en el Evangelio” hace inevitable que le lleve a compartir, a llamar y a dar. Andrés era uno de que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Encontró a su hermano Simón y lo llevó a Jesús. Al día siguiente Jesús le dijo a Felipe que lo siguiera y Felipe encontró a Natanael y le dijo “Ven y verás” y le llevó a Jesús. Al verlo Jesús le dijo: “Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi” (Jn 1,40-48). A ti, a mí, también nos ve, nos ha visto, Jesús.

LA HOJA SEMANAL
(del 13 al 18 de enero)

Lunes (13)

San Hilario, obispo y doctor de la Iglesia (1ª TO)
Palabras: “Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca... (Mc 1,20)
Reflexión: … con los jornaleros y se marcharon con él”
Propósito, durante el día: Lo que Tú quieras, como quieras, porque Tú quieres

Martes (14)

San Juan de Ribera, obispo (1ª TO)
Palabras: “Este enseñar con autoridad es nuevo” (Mc 1,27)
Reflexión: Se quedaron asombrados por su doctrina
Propósito, durante el día: Que te escuche, que aprenda, que me aplique en Ti

Miércoles (15)

San Mauro, abad (1ª TO)
Palabras: “Se levantó de madrugada, se marchó al descampado … (Mc 1,35)
Reflexión: … y allí se puso a orar”
Propósito, durante el día: Oración constante, oración confiada

Jueves (16)

San Fulgencio de Écija, obispo (1ª TO)
Palabras: “Si quieres, puedes limpiarme” (Mc 1,40)
Reflexión: Jesús sintió lástima, lo tocó y dijo: Quiero, queda limpio
Propósito, durante el día: Peticiones: por mí, por mis amigos y los que no lo son

Viernes (17)

San Antonio, abad (1ª TO)
Palabras: “Abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico (Mc 2,4)
Reflexión: Viendo Jesús la fe que tenían ...
Propósito, durante el día: Venir de Jesús, llevar a Jesús, estar con Jesús

Sábado (18)

Santa Margarita de Hungría, virgen (1ª TO)
Palabras: “Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el mostrador” (Mc 2,14)
Reflexión: Le dijo: Sígueme y él se levantó y lo siguió
Propósito, durante el día: Madre de Dios y madre nuestra, mantennos junto a Jesús

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 12, domingo (El Bautismo del Señor; ciclo A) llaman a la fe en la Trinidad Santísima y en el Hijo de Dios hecho hombre: “Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, al que prefiero” (Is 42); “La cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo” (Hech 10); “El espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: - Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto” (Mt 3). Señor, aumenta mi fe.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Es el apóstol Pablo quien nos sugiere la respuesta: “(Dios) nos ha elegido (...) para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor” (Ef 1.4). Este es el significado de la Navidad. Si el Señor sigue viniendo entre nosotros, si sigue dándonos el don de su Palabra, es para que cada uno de nosotros pueda responder a esta llamada: ser santos en el amor. La santidad pertenece a Dios, es comunión con Él, transparencia de su infinita bondad. La santidad es guardar el don que Dios nos ha dado. Simplemente esto: guardar la gratuidad. En esto consiste ser santo. Por tanto, quien acepta la santidad en sí mismo como un don de gracia, no puede dejar de traducirla en acciones concretas en la vida cotidiana. Este don, esta gracia que Dios me ha dado, la traduzco en una acción concreta en la vida cotidiana, en el encuentro con los demás. Esta caridad, esta misericordia hacia el prójimo, reflejo del amor de Dios, al mismo tiempo purifica nuestro corazón y nos dispone al perdón, haciéndonos “inmaculados” día tras día. Pero inmaculados no en el sentido de que yo elimino una mancha: inmaculados en el sentido de que Dios entra en nosotros, el don, la gratuidad de Dios entra en nosotros y nosotros lo guardamos y lo damos a los demás.” (Angelus, día 5 de enero de 2020)

- “Adorar es encontrarse con Jesús sin la lista de peticiones, pero con la única solicitud de estar con Él. Es descubrir que la alegría y la paz crecen con la alabanza y la acción de gracias. Cuando adoramos, permitimos que Jesús nos sane y nos cambie. Al adorar, le damos al Señor la oportunidad de transformarnos con su amor, de iluminar nuestra oscuridad, de darnos fuerza en la debilidad y valentía en las pruebas. Adorar es ir a lo esencial: es la forma de desintoxicarse de muchas cosas inútiles, de adicciones que adormecen el corazón y aturden la mente. De hecho, al adorar uno aprende a rechazar lo que no debe ser adorado: el dios del dinero, el dios del consumo, el dios del placer, el dios del éxito, nuestro yo erigido en dios. Adorar es hacerse pequeño en presencia del Altísimo, descubrir ante Él que la grandeza de la vida no consiste en tener, sino en amar. Adorar es redescubrirnos hermanos y hermanas frente al misterio del amor que supera toda distancia: es obtener el bien de la fuente, es encontrar en el Dios cercano la valentía para aproximarnos a los demás. Adorar es saber guardar silencio ante la Palabra divina, para aprender a decir palabras que no duelen, sino que consuelan.” (Homilía, en la misa de Epifanía, el 6 de enero de 2020)

- “Pablo nos enseña a vivir las pruebas abrazándonos a Cristo, para madurar la “convicción de que Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en medio de aparentes fracasos” y la “certeza que quien se ofrece y se entrega a Dios por amor será seguramente fecundo” (ib., 279). El amor es siempre fecundo, el amor a Dios siempre es fecundo y si te dejas tomar por el Señor y recibes los dones del Señor, podrás así darlos a los demás. El amor a Dios va siempre más allá.” (Audiencia general, 8 de enero de 2020)

(12.01.20)

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