LO TRIBUTARIO (nº 579)

Las fuentes del Derecho (25): ¿derecho de reembolso?

Establece el artículo 34.1 LGT que constituyen derechos de los administrados tributarios, entre otros: … c) Derecho a ser reembolsado, en la forma fijada en esta ley, del coste de los avales y otras garantías aportados para suspender la ejecución de un acto o para aplazar o fraccionar el pago de la deuda, si dicho acto o deuda es declarado total o parcialmente improcedente por sentencia o resolución administrativa firme, con abono de interés legal sin necesidad de efectuar requerimiento al efecto. En estos derechos -a la devolución del coste del aval prestado y a la reducción proporcional de la garantía aportada-, como en el derecho a la devolución de ingresos excesivos e indebidos, se regula la otra cara de la misma moneda. Así, en este caso, como el artículo 30 LGT regula como una obligación de la Administración el reembolso de los costes de las garantías prestadas y el artículo 33 LGT tiene como contenido la regulación del reembolso de los costes de las garantías, lo que parecía regulación suficiente y reiterada, da pie para regular un derecho del administrado a que la Administración cumpla sus obligaciones. Si en la devolución de ingresos excesivos o indebidos el derecho del administrado no es tanto dicha devolución -que es una obligación de la Administración- sino el derecho a percibir intereses de demora (art. 26 LGT), en la devolución del coste de avales y garantías -que es una obligación de la Administración- el derecho del administrado es a que esa devolución se haga con intereses de demora y, en su caso, a que se reduzca proporcionalmente la garantía, si se estima en parte un recurso.

Este derecho de los administrados, en las reclamaciones y recursos, tiene su justificación por la aplicación del principio “solve et repete” (paga y recurre) que, en el ámbito tributario, determina que la interposición de recursos y reclamaciones no suspenda la ejecución del acto impugnado. Así, en el artículo 224 LGT que regula la suspensión de la ejecución del acto recurrido en reposición, se establece la suspensión automática si se garantiza el importe del acto impugnado, los intereses de demora que genere la suspensión y los recargos que procederían en caso de ejecución de la garantía, y, a continuación, se regulan las garantías que, exclusivamente, se puede prestar; y lo mismo se establece en el artículo 233 LGT que regula la suspensión en las reclamaciones económico-administrativas (arts. 66,67 y 72 a 79 RD 520/2005, RAT). En los recursos y reclamaciones contra sanciones el artículo 212 LGT establece que la interposición “en tiempo y forma” produce, entre otros efectos, la suspensión automática de la ejecución de las sanciones en período voluntario sin necesidad de aportar garantías hasta que sean firmes en vía administrativa.

En los aplazamientos y fraccionamientos de pago solicitados (art. 65 LGT) se exige prestar garantías (arts. 39 y 44 a 54 RD 939/2005, RGR). El artículo 82 LGT regula las garantías que se deben constituir en los aplazamientos y fraccionamientos de pago, otras posibles garantías si se justifica que el aval no se puede obtener o compromete gravemente la viabilidad de la actividad económica, la posible sustitución de las inicialmente prestadas y los supuestos que permiten la dispensa total o parcial de garantías. Pero esta regulación general no se aplica a las garantías establecidas en la normativa propia de cada tributo para responder del cumplimiento de las obligaciones tributarias (art. 33.3 LGT). Así, el artículo 167.3 LIVA establece que reglamentariamente (para importaciones, art. 74 RIVA) se determinará las garantías procedentes para asegurar el cumplimiento de las correspondientes obligaciones tributarias. En un Taller de tributación se recordaba el excesivo rigor en los requisitos.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Aumenta el déficit y no se cumplen las previsiones. Tiemblan todos los contribuyentes.

El cristiano aprovecha estas primeras semanas del Tiempo Ordinario antes de la Cuaresma para confirmarse en el amor de Dios y en el deseo de vivir siguiendo los pasos de Jesús y caminando en su compañía hasta llegar al cielo. Del alma brotan, sin necesidad de dedicar un tiempo a la búsqueda, las palabras del apóstol: “¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, o la persecución, o el hambre, o la desnudez, o el peligro, o la espada? … Pero en todas estas cosas vencemos con creces gracias a aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las cosas presentes, ni las futuras, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rm 8, 35-39)

Y, ya entrados en lo íntimo del alma, es posible escuchar la poesía que expresa la razón del amor: “No me mueve, Señor, para quererte / el cielo que me tienes prometido; ni me mueve el infierno tan temido / para dejar por eso de ofenderte. / Tú me mueves, mi Dios, muéveme el verte / clavado en esa cruz, y escarnecido. / Muéveme el ver tu cuerpo, tan herido; / muévenme tus afrentas y tu muerte. / Muéveme en fin tu amor de tal manera / que si no hubiera cielo yo te amara / y si no hubiera infierno te temiera. / No me tienes que dar porque te quiera / pues, aunque lo que espero no esperara, / lo mismo que te quiero, te quisiera.”

Y, desde ahí, es inevitable y sencillo, reposar en la oración, lleno de Dios, sumido en Dios: “Toma, Señor, mi libertad; mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. Todo mi haber y todo mi poseer. Tú me lo diste, Señor, a Ti lo torno. Todo es tuyo, dispón de mí según tu voluntad. Dame tu amor y tu gracia, que eso me basta”. Como escribía santa Teresa: “Nada te turbe, / nada te espante, / todo se pasa. / Dios no se muda; / la paciencia / todo lo alcanza; / quien a Dios tiene / nada le falta. / Sólo Dios basta”. Y, como cantamos en el salmo 22: “El Señor es mi pastor, nada me falta. / En verdes praderas me hace reposar, / me conduce a fuentes tranquilas / y conforta mi alma. / Me guía por caminos seguros / por el honor de su nombre. / Aunque camine por valles tenebrosos, / nada temo porque Tú vas conmigo; / tu vara y tu cayado me sosiegan. / Preparas una mesa ante mí / frente a mis adversarios. / Unges mi cabeza con perfume, / mi copa rebosa. / Tu bondad y tu misericordia me acompañan / todos los días de mi vida; / y habitaré en la casa del Señor por años sin término.”

Viviendo con normalidad, con naturalidad, el cristiano encuentra guías sencillas para el camino en las palabras de los santos: “ … Ayúdame, Señor, a tomarme tiempo para pensar; tomarme tiempo para rezar; tomarme tiempo para reír que es la fuente del poder, que es la música del alma; tomarme tiempo para trabajar; tomarme tiempo para dar; tomarme tiempo para ser amable; tomarme tiempo para amar que es el privilegio que nos da Dios, que es el camino hacia la felicidad” (santa Teresa de Calcuta)

El cristiano empieza y acaba todo y siempre con María: “Oh, Señora mía. Oh, Madre mía. Yo me entrego enteramente a ti. Y, en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día mis ojos, mis oídos y mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Y ya que soy todo tuyo, Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén”. Y es que: “A Jesús, siempre, se va y “se vuelve” por María.” (Camino 495)

LA HOJA SEMANAL
(del 20 al 25 de enero)

Lunes (20)

San Fructuoso, obispo (2ª TO)
Palabras: “¿Pueden ayunar los amigos del novio mientras está con ellos? (Mc 2,19)
Reflexión: Cuando se lleven al novio sí que ayunarán
Propósito, durante el día: Aleja, Señor, de mí lo que me aparte de Ti

Martes (21)

Santa Inés, virgen y mártir (2ª TO)
Palabras: “... el Hijo del hombre es Señor también del sábado” (Mc 2,28)
Reflexión: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado”
Propósito, durante el día: Haz que te quiera, Señor, como Tú quieres que te quiera

Miércoles (22)

San Vicente, diácono y mártir (2ª TO)
Palabras: “Echando en torno una mirada de ira y dolido de su obstinación” (Mc 3,5)
Reflexión: Curó al paralítico y los fariseos y herodianos planeaban cómo acabar con Él
Propósito, durante el día: Gracias, Señor por tus beneficios, incluidos los que ignoro

Jueves (23)

San Ildefonso, obispo (2ª TO)
Palabras: “Todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo” (Mc 3,10)
Reflexión: Y le siguió una muchedumbre
Propósito, durante el día: Tanto de que sanar. Señor, si quieres, puedes curarme

Viernes (24)

San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia (2ª TO)
Palabras: “Fue llamando a los que Él quiso” (Mc 3,13)
Reflexión: A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar
Propósito, durante el día: Tú me llamas, Señor. Dispón de mí

Sábado (25)

La conversión de san Pablo
Palabras: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio” (Mc 16,15)
Reflexión: El que crea y se bautice se salvará
Propósito, durante el día: Madre de Dios y Madre nuestra, ayuda a tus hijos

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 19, domingo (2º TO; ciclo A), nos animan a dar testimonio de Jesucristo imitándole y confiando en Él: “Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra” (Is 49); “A los santos que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1 Co 1); “Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1). Es tiempo de vivir la presencia y cercanía de Dios, procurando escucharle, tratando con Él y hablando de Él. Con la ayuda de nuestra Madre.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Esta fiesta del Bautismo de Jesús nos recuerda nuestro bautismo. Nosotros también renacemos en el bautismo. En el bautismo el Espíritu Santo vino a permanecer en nosotros. Por eso es importante saber la fecha del bautismo. Sabemos la fecha de nuestro nacimiento, pero no siempre sabemos la fecha de nuestro bautismo. Seguramente algunos de vosotros no la saben... Una tarea. Cuando regreses a casa pregunta: ¿Cuándo fui bautizada? ¿Cuándo fui bautizado? Y celebra la fecha de tu bautismo en tu corazón cada año. Hazlo. Es también un deber de justicia hacia el Señor que ha sido tan bueno con nosotros.” (Angelus, día 12 de enero de 2020)

- “Como Jesús, que fue a hacerse bautizar, así hacéis vosotros con vuestros hijos. Jesús responde a Juan: “Hágase toda justicia” (cf. Mt 3,15). Bautizar a un hijo es un acto de justicia para él. ¿Y por qué? Porque nosotros con el Bautismo le damos un tesoro, nosotros con el Bautismo le damos en prenda el Espíritu Santo. El niño sale (del Bautismo) con la fuerza del Espíritu en su interior: el Espíritu que lo defenderá, que lo ayudará, durante toda su vida. Por eso es tan importante bautizarlos cuando son pequeños, para que crezcan con la fuerza del Espíritu Santo.

Este es el mensaje que quisiera daros hoy. Vosotros traéis hoy a vuestros hijos, (para que tengan) el Espíritu Santo dentro de ellos. Y cuidad de que crezcan con la luz, con la fuerza del Espíritu Santo, a través de la catequesis, la ayuda, la enseñanza, los ejemplos que les daréis en casa... Este es el mensaje.” (Homilía en la misa del día 12 de enero de 2020, en la Capilla Sixtina)

- “Esta casa abierta a todos los corazones que buscan es la imagen de la Iglesia que, aunque perseguida, incomprendida y encadenada, no se cansa nunca de acoger con corazón de madre a cada hombre y a cada mujer para anunciarles el amor del Padre que se ha hecho visible en Jesús.

Queridos hermanos y hermanas, al final de este itinerario, vivido juntos siguiendo la carrera del Evangelio en el mundo, que el Espíritu reavive en cada uno de nosotros la llamada a ser evangelizadores valientes y gozosos. Que nos permita también a nosotros, como a Pablo, impregnar de Evangelio nuestras casas y convertirlas en cenáculos de fraternidad, donde podamos acoger a Cristo vivo, que “sale a nuestro encuentro en todo hombre y en todo tiempo” (cf. II Prefacio de Adviento).” (Audiencia general, el día 15 de enero de 2020)

(19.01.20)

No hay comentarios:

Publicar un comentario