LO TRIBUTARIO
Inspección tributaria: la liquidación
El procedimiento de inspección termina con la resolución que, salvo excepciones, contiene una liquidación motivada que resume los hechos y expone los fundamentos de derecho, considerando las alegaciones del inspeccionado si se produjeron (actas de disconformidad, art. 157 LGT), para concluir acordando la práctica de la liquidación que, por lo general, confirma la propuesta contenida en el acta. La eficacia jurídica del acto se produce con su notificación, personal o por comparecencia (arts. 102 y 109 a 112 LGT). A partir de ese momento se cuentan los plazos para el pago y para la interposición de reclamaciones y recursos. El requisito de la notificación planteó en su momento el debate sobre si las “actuaciones” inspectoras terminan con la formalización de las actas o con la notificación de la liquidación que, desde luego, es la terminación del “procedimiento”. Según dispone el artículo 150.1 LGT, esta última referencia es la que se debe tener en cuenta: “Las actuaciones finalizan en la fecha en que se notifique o se entienda notificado el acto administrativo resultante de las mismas”.
Esta consideración es de especial interés a efectos del cómputo del plazo máximo de duración de actuaciones, sin perjuicio de otras referencias. Así, cuando una sentencia o una resolución económico administrativa ordene la retroacción de las actuaciones, éstas deben finalizar en el plazo que reste desde el momento al que se retrotraigan hasta la conclusión del plazo general o en seis meses si dicho período fuera inferior (art. 150.5 LGT), contando el plazo desde la recepción del expediente por el órgano competente para ejecutar la resolución. Y esta misma previsión se aplica cuando se hubiera producido una interrupción por remisión al órgano jurisdiccional o al Ministerio Fiscal.
La resolución del órgano competente para liquidar debe estar fundamentada en Derecho y atendiendo al contenido del expediente. Al respecto la polémica se ha referido a los posibles excesos en la liquidación, lo que ha motivado los correspondientes pronunciamientos de los tribunales.
Así: 1) El Inspector Jefe pudo ampliar la argumentación de la propuesta del actuario negando la deducibilidad del gasto por falta de prueba, a la vista del expediente, sin necesidad de dar alegaciones ni ampliar actuaciones (TS 31-3-14). 2) El cambio de calificación en la resolución no alterándose los hechos no es vicio de nulidad (AN 21-4-14). 3) Este Tribunal no puede permitir: que la inspectora haya ninguneado sistemáticamente las alegaciones de la recurrente; que haya ignorado la conformidad parcial, quizá por realizarse inmediatamente antes de notificar las actas, y se haya remitido en el informe a anexos que no acompaña; y el Inspector Jefe resuelve "críptica y apodícticamente" negando la deducibilidad de determinadas facturas por no reunir los requisitos "por más que lo diga el interesado", sin rebatir todas y cada una de las argumentaciones de éste (TSJ Castilla y León 10-12-07). Y otros contrarios: a) El Inspector Jefe, al tiempo de producir la liquidación, puede cambiar la argumentación del actuario, pero no puede introducir elementos nuevos que no resulten de las actuaciones documentadas en las actas (TEAC 23-7-99); b) Si un acta se anula ordenando actuaciones complementarias y se produce una nueva con idéntico contenido, se pudo resolver mediante una liquidación aumentando la base aunque no constara ese importe ni en acta ni en diligencias previas (TEAC 1-12-11)
DE LO HUMANO A LO DIVINO
También los políticos se van de vacaciones. Ahí se han quedado esperando frases memorables, como la del presunto deudor tributario que dijo que en más de treinta años “no había encontrado el momento” para regularizar su situación con Hacienda por una cifra de millones de euros; o los proyectos de ley de reforma tributaria aprobados por el Gobierno y que debatirán los parlamentarios en septiembre para que se empiecen a aplicar las normas en 2015, año electoral. Y, sin que se puedan olvidar, ahí siguen cada día, aterradoras, las dolorosas noticias de los efectos de las armas en muchos territorios y las inquietantes que advierten de los estragos del virus mortal, ébola, en África.
Nada de lo que ocurre en el mundo puede ser ajeno al corazón amante del cristiano que rebosa del amor del Amor. “Si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos unos a otros… Nosotros amamos, porque Él nos amó primero. Si alguno dice: “Amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Y hemos recibido de Él este mandamiento: quien ama a Dios, que ame también a su hermano.” (I Jn 4, 11 y 19 a 21)
La oración de intercesión, pidiendo por y para los demás, es una eficaz forma de amar. Y es una oportuna noticia para una amable reflexión en el verano aquella que recoge la intercesión de Moisés ante Dios, disgustado porque los israelitas adoraban un becerro de oro que habían hecho. “- ¿Por qué, Señor, ha de inflamarse tu cólera contra tu pueblo, al que has sacado del país de Egipto con gran poder y mano fuerte? ¿Por qué dar pie a que digan los egipcios: “Por malicia los ha sacado para matarlos entre las montañas y exterminarlos de la faz de la tierra”? Aplaca el furor de tu cólera y renuncia al mal con que amenazas a tu pueblo. Acuérdate de Abrahán, de Isaac y de Israel, tus siervos, a quienes juraste por ti mismo diciendo: “multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas y toda la tierra que os he prometido se la dará a vuestra descendencia, para que la posean en herencia para siempre”. El Señor renunció al mal que había anunciado hacer contra su pueblo.” (Ex 32, 11-14). Poco después, comprobado lo que había ocurrido, volvió Moisés ante el Señor y dijo: “- ¡Ay! Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo, haciéndose un dios de oro. Ahora bien, si les perdonaras su pecado… Si no, bórrame a mí del libro que tú has escrito” (Ex 32,31). No fue esa la única vez que intercedió Moisés ante Dios, antes había clamado por su pueblo cuando encontraron las aguas amargas de Mará (Ex 15, 22-26), cuando se quejaron de hambre y Dios les envió las codornices y el maná (Ex 16) o cuando les proporcionó agua de la roca golpeada por el bastón de Moisés en Masá y Meribá (Ex 17, 1-7). También en “Números” se recogen otras intercesiones de Moisés a favor de su pueblo. El “Deuteronomio” acaba dando noticia de su muerte: “No ha vuelto a surgir en Israel profeta como Moisés, a quien el Señor trataba cara a cara” (Dt 34, 10)
Los cristianos saben por la fe que han acogido y viven que Dios está con ellos. Saben que Jesús se ha quedado con nosotros. Saben y creen en el Espíritu Santo que intercede por nosotros: “Asimismo el Espíritu acude en ayuda de nuestra flaqueza: porque no sabemos lo que debemos pedir como conviene; pero el mismo Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables. Pero el que sondea los corazones, sabe cuál es el deseo del Espíritu, porque intercede según Dios a favor de los santos” (Rm 8, 26-27). Y, confiados, pedimos por todos, conocidos y desconocidos, amigos o no, vivos y muertos. Como en el juego infantil del “rescate”: “Por mí y por todos mis compañeros”.
LA HOJA SEMANAL
(del 11 al 16 de agosto)
Lunes (11)
Santa Clara, virgen (19ª semana del TO)
Las palabras: “Cógela y págales por mí y por ti” (Mt 17,27)
La reflexión: Anuncio de la muerte y resurrección. El tributo del templo
Propósito, durante el día: Ayúdame, Dios mío, a dar testimonio del buen hacer
Martes (12)
Santa Juana Francisca F. de Chantal, fundadora
Las palabras: “Vuestro Padre no quiere que se pierda ninguno” (Mt 18,14)
La reflexión: El que se haga pequeño, será el más grande. La oveja perdida
Propósito, durante el día: Dios mío, que confíe en Ti como un niño en sus padres
Miércoles (13)
San Ponciano, papa, y san Hipólito, presbítero, y mártires
Las palabras: “Donde estén dos o tres reunidos en mi nombre…” (Mt 18,20)
La reflexión: Allí estoy yo en medio de ellos
Propósito, durante el día: Dios mío, llena mi día de tiempos de oración
Jueves (14)
San Maximiliano Kolbe, presbítero y mártir
Las palabras: “Si cada cual no perdona de corazón a su hermano” (Mt 18,35)
La reflexión: La parábola del deudor perdonado que no perdonó
Propósito, durante el día: Dios mío, enséñame a pedir perdón y a perdonar
Viernes (15)
La Asunción de la Virgen María
Las palabras: “Ha mirado la humildad de su esclava” (Lc 1, 48)
La reflexión: Bendita eres entre las mujeres. Bendito el fruto tu vientre
Propósito, durante el día: Madre mía, madre querida, no me dejes
Sábado (16)
San Roque
Las palabras: “De los que son como ellos es el Reino” (Mt 19,14)
La reflexión: Infancia espiritual, abandono, confianza, sencillez, naturalidad
Propósito, durante el día: ¡Hijo de Dios! Creo, confío, espero. Todo para Ti
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del domingo día 10 (ciclo A) nos animan a la confianza en Dios: el paso del Señor ante Elías, en el monte Horeb (1 R 19); la adopción de los hijos de Dios (Rm 9); Jesús andando sobre el agua y la débil fe de Pedro (Mt 14), y nos conducen a un propósito semanal de oración frecuente y obras buenas, unidos a la Santísima Trinidad, confiados en su amor.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
“Pero estemos atentos: compasión –lo que siente Jesús- no es sencillamente sentir piedad; ¡es algo más! Significa “com-patir”, es decir, identificarse con el sufrimiento de los demás, hasta el punto de cargarla sobre sí. Así es Jesús: sufre junto con nosotros, sufre con nosotros, sufre por nosotros.” (Angelus, en la plaza de San Pedro, el día 3 de agosto de 2014)
“Tal vez muchos muchachos y jóvenes pierden demasiadas horas en cosas de poca importancia: chatear en Internet o con los móviles, las “telenovelas”, los productos del progreso tecnológico, que deberían simplificar y mejorar la calidad de vida, algunas veces distraen la atención de lo que es realmente importante. Entre las muchas cosas que hay que hacer en la rutina cotidiana, una de las prioridades debería ser la de acordarse de nuestro Creador que nos permite vivir, nos ama y nos acompaña en nuestro camino.“ (Discurso, en la concentración con monaguillos en la plaza de San Pedro, el día 5 de agosto de 2014)
“Queridos amigos: la nueva alianza consiste precisamente en esto: en verse en Cristo, envueltos por la misericordia y la compasión de Dios. Es esto lo que llena nuestro corazón de alegría, y es esto lo que hace de nuestra vida un testimonio hermoso y creíble del amor de Dios por todos los hermanos que encontramos a diario.” (Audiencia, en el aula Pablo VI, el día 6 de agosto de 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario