LO TRIBUTARIO

Los sucesores tributarios

La necesidad de garantizar que la Hacienda Pública pueda recaudar los impuestos que le deben ser pagados hace que en las leyes se regulen garantías, responsabilidades y obligaciones que hagan eficaz el logro de esa finalidad. Así, el artículo 42.1.c) LGT declara responsables solidarios de la deuda tributaria a quienes sucedan por cualquier concepto en la titularidad o ejercicio de explotaciones y actividades económicas, sin perjuicio de la limitación de responsabilidad cuando se pide la certificación detallada de las deudas (art. 175.2 LGT). Y el artículo 79 LGT regula que los adquirentes de bienes afectos al pago de deudas tributarias responderán subsidiariamente con ellos por derivación de la acción si la deuda no se paga. Y, en términos parecidos, se regula así en el artículo 5 LITP. Del mismo modo, en los artículos 96.7 y 97.4 y 5 LIRPF se establece que los sucesores del causante quedan obligados a cumplir las obligaciones tributarias pendientes sin perjuicio de que puedan solicitar el fraccionamiento de la parte de deuda correspondientes a las rentas pendientes que, según el artículo 14.4 LIRPF se deben integrar en la base imponible del último período impositivo que se deba declarar.

En particular, a los sucesores tributarios se refiere el artículo 35 LGT calificándolos como obligados tributarios. El artículo 39 LGT establece que a la muerte de un obligado tributario se transmitirán a sus herederos las obligaciones tributarias pendientes, incluso aún no liquidadas al tiempo de la muerte; y también se transmiten a los legatarios cuando la herencia se distribuye a través de legados y en los supuestos de institución de legados de parte alícuota. Mientras la herencia se encuentre yacente el cumplimiento de las obligaciones tributarias del causante corresponde la representante de la herencia yacente. Estas obligaciones y las que fueran transmisibles por causa de muerte se pueden satisfacer con cargo a los bienes de la herencia yacente.

El artículo 40 LGT establece que las obligaciones tributarias pendientes, incluso las aún no liquidadas, de las sociedades y entidades con personalidad jurídica disueltas y liquidadas en las que la ley limita la responsabilidad patrimonial de los socios, partícipes o cotitulares, se transmiten a ellos que quedan obligados solidariamente hasta el límite del valor de la cuota de liquidación que les corresponda y demás percepciones patrimoniales recibidas en los dos años anteriores a la fecha de disolución que minoren el patrimonio social que debiera responder de tales obligaciones. En las entidades en que la ley no limita la responsabilidad patrimonial de los socios, partícipes o cotitulares, las obligaciones tributaras pendientes se transmiten íntegramente a éstos que quedan obligados solidariamente. En la extinción o disolución sin liquidación de sociedades y entidades con personalidad jurídica, sus obligaciones tributarias pendientes se transmiten a las personas o entidades que sucedan o que sean beneficiarias de la operación. Esto también se aplica a cualquier supuesto de cesión global del activo y del pasivo de una sociedad de una sociedad o entidad con personalidad jurídica. En la disolución de fundaciones o entidades sin personalidad del artículo 35.4 LGT las obligaciones tributarias pendientes se transmiten a los destinatarios de los bienes y derechos de las fundaciones y a los partícipes o cotitulares de las entidades.

El artículo 177 LGT regula el procedimiento a seguir cerca de los sucesores tributarios de personas físicas fallecidas y de sociedades o entidades y fundaciones disueltas y liquidadas.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Empiezan a aparecer noticias sobre la reforma tributaria que prepara la comisión de expertos designada por el Ministro y que se podrá conocer en febrero. Adivinando, se publican comentarios y ya es objeto de conversación de entendidos y profanos. El tributarista viejo recuerda que “reforma del sistema tributario” no ha habido tantas: la de Larraz en 1940, la de Espinosa en 1964 y la de Fernández Ordóñez en 1978. Modificaciones ha habido más. Por no remontarse muy atrás: la de Carner, en 1932, la de Navarro Rubio de 1956. Y cambios puntuales, muchísimos. Los más próximos en 1985, 1991, 1998 y 2006, sin contar los de cada año. Según se ha escrito, la reforma de 1978 la hicieron siete funcionarios del Ministerio, desde julio de 1977 a febrero de 1978, sin vacaciones ni festivos, recluidos los fines de semana en El Paular (Segovia) y en Fuensalida (Toledo) y trabajando en sus tareas normales los días laborables. Se cambió la totalidad de la imposición estatal. Todos menos uno, “la garlopa legislativa”, que invocaba frecuentemente el Derecho, recibieron una pequeña gratificación.

Se dice ahora que la reforma de 1978 ha quedado desfasada, que respondía a una realidad distinta a la actual. Pero los cambios adivinados no parecen cambiar el sistema, sino la recaudación: la Tarifa del IRPF y algunas deducciones, el tipo de gravamen y algunas deducciones en el IS, la aplicación de los tipos en el IVA, las cuotas en algunos impuestos especiales. En 1978 se consideraba que el sistema debía descansar en la imposición directa sobre la renta ganada, pero ahora se dice que debe ser en los impuestos indirectos sobre la renta gastada que, además, “no se notan” al estar incluidos en los precios. Y se apunta que hay que reducir el ámbito de la estimación objetiva en el IRPF y en IVA que ya no tiene justificación y es un ámbito de evasión legal, cuando no ilegal. Ante las opiniones vertidas, no se sabe si hay que favorecer el ahorro (casi desaparecido con la crisis) o el consumo (para relanzar la demanda y la producción). Y todos parecen estar encantados con el IBI, el que hace “esclavos tributarios”, que crece cada año, aunque los valores de los inmuebles han caído en picado con la crisis.

Sea como sea, si en 1978 se recordaba la frase del maestro: “Toda reforma tributaria es inútil, si no hay una Administración eficaz que la aplique”, ahora habría que recordar otra: “Las reformas legales van por una parte y su aplicación va por otra”. Tan es así que, en esas ocurrencias propias del final de las largas conversaciones, hay quien propone que, si de recaudar se trata, no sería malo dar un “año sabático”, de modo que todos los contribuyentes que ingresaran en él la cuota líquida del IRPF y del IS del año anterior, actualizada por un coeficiente equivalente a la subida de ingresos presupuestados, no serían objeto de regularización. La imaginación no tiene límites.

Si en las necesidades fiscales se hace precisa una reconsideración cada poco tiempo, no parece que deba ser de otro modo en la revisión de nuestros amores. Sin ser conscientes de que es así, todos ajustamos al tiempo de cada año, de cada día, nuestros afectos y nuestra forma de manifestarlos. El amor de los jóvenes no es como el amor de los ancianos, pero siempre es amor, siempre es darse, querer lo mejor para el ser amado. Cambian las ilusiones, pero hay otras; cambia el grado de comprensión, la capacidad de sacrificio, los oportunos silencios, el hacer callado, la importancia de los pequeños detalles con el que se ama, las alegrías por poca cosa, las penas compartidas. Y Dios, que es Amor, no se cansa ni descansa en su continuo dar, en sus consuelos, en sus llamadas, porque nos espera y nos habla en cada instante. ¿Puede olvidarse una madre de su criatura?. Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré” (Is. 49, 14-15)

LA HOJA SEMANAL
(del 3 al 8 de febrero de 2014)

Lunes (3)

San Blas, obispo
Las palabras: “Ve con los tuyos y anúnciales lo que ha hecho el Señor” (Mc 5,19)
La reflexión: El endemoniado. El demonio: Me llamo “Legión” porque somos muchos
Propósito, durante el día: Dar gracias. Seguir a Cristo. Dar testimonio de su amor

Martes (4)

San Andrés Corsino, obispo
Las palabras: “No temas, basta que tengas fe” (Mc 5,36)
La reflexión: La hemorroísa que toca el manto. Jairo que ve curada a su hija
Propósito, durante el día: Actos de fe. Confianza plena en Dios

Miércoles (5)

Santa Águeda, virgen y mártir
Las palabras: “¿No es este el artesano, el hijo de María? (Mc 6,3)
La reflexión: Jesús va a su pueblo. Se extrañó de su falta de fe
Propósito, durante el día: Con Jesús en el trabajo del día. Pedir fe, más fe.

Jueves (6)

San Pablo Miki y compañeros mártires
Las palabras: “Ellos salieron a predicar la conversión” (Mc 6,12)
La reflexión: No llevéis pan ni alforja ni dinero suelto...
Propósito, durante el día: Vivir en la confianza de Jesús a nuestro lado

Viernes (7)

San Ricardo, rey
Las palabras: “La fama de Jesús se había extendido” (Mc 6,14)
La reflexión: Unos decían que era el Bautista, otros que Elías o un profeta
Propósito, durante el día: Jesús es Dios. Yo soy hijo de Dios

Sábado (8)

San Jerónimo Emiliani, fundador
Las palabras: “Jesús vio una multitud y le dio lástima” (Mc 6,34)
La reflexión: No encontraban tiempo ni para comer. Descansar
Propósito, durante el día: En el trabajo, en el descanso: con Jesús

(La reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

(El día 2 empieza la devoción de “los siete domingos a san José”)
Las lecturas propias del domingo ceden a las de la fiesta de la Presentación del Niño (la Purificación de la Madre, Virgen; “las candelas”) y nos animan al propósito de ofrecer, de la mano de Jesús, nuestra vida a Dios (Mal, 3); a sentirnos uno con Jesucristo, Dios hecho hombre (Heb 2); a vivir con Jesús, que nos salva (Lc 2). El Niño Dios habría cumplido cuarenta días. Es nuestro Dios querido, al que podemos tener en brazos.


PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

“El Señor pasa por los caminos de nuestra vida cotidiana. Incluso hoy, en este momento, aquí, el Señor pasa por la plaza. Nos llama a ir con Él, a trabajar con Él por el reino de Dios, en las de nuestros tiempos. Cada uno de vosotros piense: el Señor pasa hoy, el Señor me mira, me está mirando. ¿Qué me dice el Señor? Y si alguno de vosotros percibe que el Señor le dice sea valiente, vaya con el Señor. El Señor jamás decepciona. Escuchad en vuestro corazón si el Señor os llama a seguirle Dejémonos alcanzar por su mirada, por su voz y sigámosle.” (Ángelus, día 26 de enero de 2014)


“Cuando acogemos el Espíritu Santo en nuestro corazón y lo dejamos obrar, Cristo mismo se hace presente en nosotros y toma forma en nuestra vida; a través de nosotros será Él, Cristo mismo, quien reza, perdona, infunde esperanza y consuelo, y sirve a los hermanos, se hace cercano a los necesitados y a los últimos, crea comunión, siembra paz. Pensad cuán importante es esto: por medio del Espíritu Santo, Cristo mismo viene a hacer todo esto entre nosotros y por nosotros. Por ello es importante que los niños y los muchachos reciban el sacramento de la Confirmación.

Queridos hermanos y hermanas, recordemos que hemos recibido la Confirmación. ¡Todos nosotros! Recordémoslo ante todo para dar gracias al Señor por este don, y, luego, para pedirle que nos ayude a vivir como cristianos auténticos, a caminar siempre con alegría conforme al Espíritu Santo que se nos ha dado.” (Audiencia general, día 29 de enero de 2014)

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