LO TRIBUTARIO

Obligados tributarios

Todo un capítulo dedica la LGT a los “obligados tributarios” que define como las personas físicas o jurídicas y las entidades a las que la normativa impone el cumplimiento de obligaciones tributarias. Así acaba una evolución que empezó hace siglos con la noble palabra “contribuyente” –el que contribuye- y a la que la LGT/1963 le dio un contenido jurídico al referirse a los “sujetos pasivos” de la relación tributaria ya fuera como “contribuyentes” o como “sustitutos del contribuyente”. No eran sujetos pasivos los “responsables tributarios” que deben realizar el pago de la deuda tributaria en vez del contribuyente de forma solidaria o subsidiaria. El antecedente de la expresión “obligado tributario” quizá sea el Reglamento de la Inspección de 1986 aprobado en “la década de plomo” que empezó en 1983. La LGT/2003 (art. 37) incluye en los “obligados tributarios a los contribuyentes, los sustitutos del contribuyente, los que deben realizar pagos fraccionados, los retenedores, los obligados a hacer ingresos a cuenta, los obligados a repercutir, los obligados a soportar la repercusión o la retención o los ingresos a cuenta, los sucesores en la deuda tributaria, los beneficiarios de exenciones, devoluciones o bonificaciones que no sean sujetos pasivos, los que deben cumplir obligaciones formales y los responsables tributarios.

Aunque parece que la referencia a “obligados” sólo supone sometimiento a las obligaciones que la LGT impone en los artículos 19 y 23 a 29 (el pago de la cuota, realizar pagos a cuenta, las derivadas de repercusiones, retenciones e ingresos a cuenta, las accesorias y las obligaciones formales), lo cierto es que la ley también les reconoce derechos (art. 34.1). Y existe (art. 34.2) un Consejo para la Defensa del Contribuyente.

Con esta consideración no acaba la relación de obligados tributarios. Los artículos 30 a 33 LGT regulan las obligaciones y deberes de la Administración. En especial, la obligación de realizar devoluciones, de reembolsar el coste de garantías y de satisfacer intereses de demora. Y, en general, los deberes establecidos en los procedimientos tributarios y en el resto del ordenamiento (competencia, fundamentación, motivación, congruencia). En este sentido es obligado recordar lo dispuesto en el artículo 3 de la Ley 30/1992: la Administración debe actuar con sometimiento pleno a la Constitución (seguridad jurídica, interdicción de la arbitrariedad), a la Ley y al Derecho; debe respetar los principios de buena fe y confianza legítima; y debe respetar los derechos de los obligados tributarios. Así, entre otros: informarles y asistirles en el cumplimiento de sus obligaciones, utilizar las lenguas oficiales en cada Comunidad Autónoma, dar a conocer el estado de los procedimientos, identificar a las autoridades y personal que tramita las actuaciones y procedimientos, proporcionar certificaciones y copias de los documentos presentados, no exigir la aportación de documentos ya presentados en poder de la Administración, mantener el carácter reservado de datos, informes y antecedentes, tratar con respeto y consideración, actuar de la forma menos gravosa para el obligado, reconocer su derecho a formular alegaciones y aportar documentos debiendo tenerlos en cuenta en sus resoluciones, dar un trámite de audiencia previo a las resoluciones, informar a los obligados de determinados valores y del alcance y contenido de sus actuaciones así como de los derechos y obligaciones en las actuaciones, reconocer los beneficios a que tenga derecho, admitir y tramitar quejas, documentar en diligencia las manifestaciones de los obligados.


DE LO HUMANO A LO DIVINO

Uno de los aspectos más interesantes de las relaciones tributarias es el de la comunicación entre la Administración y los administrados. Incluso la Ley General Tributaria dedica preceptos para regular las formas más habituales. Así, se considera declaración tributaria todo documento presentado ante la Administración tributaria donde se reconozca o manifieste la realización de cualquier hecho relevante para la aplicación de los tributos (art. 119). Las comunicaciones y los requerimientos son la forma más habitual de relación en las actuaciones y procedimientos tributarios.

Como ocurre en otros muchos ámbitos de la vida moderna, la comunicación informática, electrónica o telemática se viene generalizando también en la tributación. En enero se ha dado un paso más: además de otras, las declaraciones del IVA se deben presentar por esa vía o utilizando el preimpreso informático. Un algo todopoderoso tributario es quien recibe nuestros secretos, quien administra la información, quien controla nuestros cumplimientos fiscales, quien reacciona ante nuestros errores y quien toma decisiones, en muchos casos originadas en sus internos circuitos.

El riesgo de la existencia de un ídolo así es que se llegue a creer que está en posesión de la verdad y que comprende el corazón y la mente humanas. Detrás de todo ídolo hay un constructor que ha diseñado los programas de acción, incluyendo una aparente autonomía condicionada al menos en su origen. En las declaraciones periódicas del IVA se consigna las cuotas soportadas y las deducibles y la diferencia resultante puede ser positiva (a ingresar) o negativa. En este segundo caso, ese importe se puede compensar durante cuatro años. Se cuenta que un contribuyente decidió no compensar un resultado negativo de un período en los siguientes del año que fueron positivos. En la declaración-resumen anual trasladó los datos correspondientes y el programa detectaba “error”. Las sucesivas preguntas a distintas oficinas fueron infructuosas hasta que se recibió una contestación: “dar un rodeo” al programa y poner los datos que daban resultado negativo como último período del año. Se hizo así y el programa lo aceptó. El programa no había previsto que un contribuyente “humano” pudiera decidir no compensar durante el año, porque la ley le permite hacerlo en un plazo mayor.

En nuestra relación con Dios que es Padre amoroso, comprensivo, clemente y todopoderoso, a veces, tenemos la tentación de hacer un “dios a la medida”, un dios cómo nos gustaría en ese momento y para cada ocasión. Hacemos un programa “para Dios” atendiendo a nuestros deseos, a nuestras previsiones en un futuro inevitablemente limitado y siempre oscuro. Y olvidamos que Dios, que creó el tiempo, existe desde siempre y para siempre, para el que todo nuestro pasado y nuestro futuro son presente, que sabe lo que nos conviene y que, en todo caso, quiere lo que es mejor para nosotros, aunque no podamos comprenderlo.

El santo abandono es la actitud del hijo pequeñito que confía en su padre, absolutamente, sin dudas, sin reservas. Cuando, a cualquier edad, se decide vivir así en el amor de Dios, esa decisión es la prueba de que hemos comprendido que Dios es Dios, que nos ama como nadie puede amarnos, que todo lo que hace o permite es para bien porque Él sabe lo que nos conviene, que nuestro acierto es hacer o no hacer como Él quiere, que Él ve hasta lo más íntimo de nuestra alma y que, siendo el Amor, quiere que nuestra vida sea un fiel reflejo de la suya: “Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor” (San Juan de la Cruz, Carta a la Madre María de la Encarnación)


LA HOJA SEMANAL
(del 20 al 25 de enero de 2014)

Lunes (20)

San Sebastián, mártir (Semana de oración para la unión de los cristianos: días 18-25)
Las palabras: “Vinieron unos y le preguntaron a Jesús” (Mc 2,18)
La reflexión: A vino nuevo, odres nuevos. Cambiar, romper ataduras
Propósito, durante el día: Preguntar a Jesús, a menudo. Hablar con Dios

Martes (21)

Santa Inés, virgen y mártir (Semana)
Las palabras: “Atravesaba el Señor un sembrado” (Mc 2,23)
La reflexión: Señor del sábado. Señor de cada día. Señor y Dios nuestro
Propósito, durante el día: Jesús camina con nosotros. ¿Caminamos con Él?

Miércoles (22)

San Vicente, diácono y mártir (Semana)
Las palabras: “- Extiende el brazo. Lo extendió y quedó restablecido” (Mc 3,5)
La reflexión: Estaban al acecho para ver si lo curaba. Él no pidió nada.
Propósito, durante el día: Dios me cuida sin que lo pida. Acciones de gracias.

Jueves (23)

San Ildefonso, obispo (Semana)
Las palabras: “Todos los que sufrían algo lo estrechaban para tocarlo” (Mc 3,10)
La reflexión: Le siguió una muchedumbre. Todos los que sufrían algo
Propósito, durante el día: Dios es mi amparo, mi consuelo, mi guía, mi consejero

Viernes (24)

San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia (Semana)
Las palabras: “Llamó a los que él quiso, y se fueron con él” (Mc 3,13)
La reflexión: Los llamó para anunciar y para vencer a los demonios.
Propósito, durante el día: Dios me llama. Dios me ha elegido. ¿Y yo?

Sábado (25)

La conversión del apóstol san Pablo (Semana)
Las palabras: “El que crea y se bautice, se salvará” (Mc 16,16)
La reflexión: Echarán demonios, hablarán lenguas nuevas...
Propósito, durante el día: Vivir la fe. Rectificar mis errores. Confianza en Dios

(La reflexión y el propósito, claro, los decide cada uno)

En el ciclo A, las lecturas del domingo nos sitúan ante el “siervo de Dios” (Isaías), “llamados a ser santos” (I Corintios), “enviados” (Jn 1). Y hemos de vivir así en la presencia de Dios. El Niño Jesús habría cumplido un mes. Así podemos llenarnos de su amor y hablarle con confianza: tenerlo en brazos, darle besos. Ver todo con sus ojos.


PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO


“Con el nacimiento de Jesús, el cielo se abre. Dios nos da en Cristo la garantía de un amor indestructible. Desde que el Verbo se hizo carne es, por lo tanto, posible ver el cielo abierto. Fue posible para los pastores de Belén, para los Magos de Oriente, para el Bautista, para los Apóstoles de Jesús, para san Esteban, el primer mártir, que exclamó: (Hch 7,56). Y es posible también para cada uno de nosotros, si nos dejamos invadir por el amor de Dios, que nos es donado por primera vez en el Bautismo. ¡Dejémonos invadir por el amor de Dios! ¡Éste es el gran tiempo de la misericordia! No lo olvidéis: ¡éste es el gran tiempo de la misericordia!” (Ángelus, día 12 de enero de 2014, en la plaza de San Pedro)


“La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo (Exh. Ap. Evangelii gaudium”) de todos, de todo el pueblo de Dios, un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados. El Pueblo de Dios es un -porque recibe la fe- y -porque transmite la fe-. Y esto hace el Bautismo en nosotros: nos dona la Gracia y transmite la fe. Todos en la Iglesia somos discípulos, y lo somos siempre, para toda la vida; y todos somos misioneros, cada uno en el sitio que el Señor le ha asignado. Todos: el más pequeño es también misionero; y quien parece más grande es discípulo.” (Audiencia general, día 15 de enero de 2014)

1 comentario:

  1. Gracias por este regalo, fuerza tributaria y espiritual para la semana.

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