LO TRIBUTARIO (nº 541)

Las fuentes del Derecho (4): los principios generales

En nuestro ordenamiento jurídico se establece (art. 9.3 CE) que la Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la responsabilidad e interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos. Se debe señalar aquí también lo que establece el artículo 31.1 CE: todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio. “Sistema” justo, no confiscatorio; “principios”, igualdad, progresividad.

A los principios de preferencia y sumariedad se refiere el artículo 53.2 CE referido al procedimiento para tutelar las libertades y derechos reconocidos en los artículos 14 y 15 a 29 de la Constitución. El artículo 53.3 CE establece que el reconocimiento, el respeto y la protección de los principios reconocidos en los artículos 39 a 52 CE (principios rectores de la política social y económica) informarán la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos y sólo podrán ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria según las leyes que los desarrollan. Es decir, no se da esa protección respecto de los principios regulados en el artículo 9.3 CE (que son los que la Constitución “garantiza”), tampoco para los principios que presiden la contribución tributaria (art. 31.1 CE). Y tampoco se protege los principios de preferencia y sumariedad que el artículo señala como propios del procedimiento de protección.

- Si con esa relatividad se pueden considerar los principios constitucionales, no parece que tengan mayor efectividad en su aplicación los incluidos en la larguísima relación del artículo 3.1 Ley 40/2015, RJSP: primero dice que las Administraciones Públicas actúan de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación; después añade que deberán respetar en su actuación y relaciones los siguientes principios: servicio efectivo a los ciudadanos; simplicidad, claridad y proximidad a los ciudadanos; participación, objetividad y transparencia de la actuación administrativa; racionalización y agilidad de los procedimientos administrativos y de las actividades materiales de gestión; buena fe, confianza legítima y lealtad institucional; responsabilidad por la gestión pública; planificación y dirección por objetivos y control de gestión y evaluación de los resultados d las políticas públicas; eficacia en el cumplimiento de los objetivos fijados; economía, suficiencia y adecuación estricta de los medios a los fines institucionales; eficiencia en la asignación y utilización de los recursos públicos; cooperación, colaboración y coordinación entre las Administraciones públicas.

- La ordenación del sistema tributario (art. 3.1 LGT) se basa en la capacidad económica de las personas y en los principios de justicia, generalidad, igualdad, progresividad, equitativa distribución de la carga tributaria y no confiscatoriedad. La aplicación del sistema tributario (art. 3.2 LGT) se basa en los principios de proporcionalidad, eficacia y limitación de costes indirectos derivados del cumplimiento de obligaciones formales y asegurará el respeto a los derechos y garantías de los “obligados tributarios”.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Marta y María, las hermanas de Lázaro. “Cuando iban de camino entró en cierta aldea, y una mujer que se llamaba Marta le recibió en su casa. Tenía ésta una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Pero marta andaba afanada en numerosos quehaceres y poniéndose delante dijo: - Señor, ¿no te importe que mi hermana me deje sola en las tareas de servir? Dile entonces que me ayude. Pero el Señor le respondió: - Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada” (Mc 10,38-42)

- “Había un enfermo que se llamaba Lázaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos; su hermano lázaro había caído enfermo. Entonces las hermanas le enviaron este recado: - Señor, mira, aquel a quien amas está enfermo… Jesús amaba a María, a su hermana y a Lázaro… Al llegar Jesús encontró que ya llevaba sepultado cuatro días. Betania distaba de Jerusalén como quince estadios. Muchos judíos habían ido a visitar a Marta y María para consolarlas por lo de su hermano. En cuanto Marta oyó que Jesús venía salió a recibirle; María, en cambio, se quedó sentada en casa. Le dijo Marta a Jesús: - Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano, pero incluso ahora sé que todo cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá. – Tu hermano resucitará – Le dijo Jesús. Marta respondió -Ya sé que resucitará en la resurrección, en el último día. – Yo soy la Resurrección y la Vida -le dijo Jesús-, el que cree en mí, aunque hubiera muerto vivirá, y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto? – Sí, Señor -le contestó-. Yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido a este mundo. (Jn 11,1-3. 5.17-27)

“En cuanto dijo esto fue a llamar a su hermana María, diciéndole en un aparte: - El Maestro está aquí y te llama. Ella en cuanto lo oyó se levantó enseguida y fue hacia él. Todavía no había llegado Jesús a la aldea, sino que se encontraba aún donde Marta le había salido al encuentro. Los judíos que estaban con ella en la casa y la consolaban, al ver que María se levantaba de repente y se marchaba, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar a allí. Entonces María llegó donde se encontraba Jesús y, al verle, se postró a sus pies y le dijo: - Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús, cando la vio llorando y que los judíos que la acompañaban también lloraban, se estremeció por dentro, se conmovió y dijo: - ¿Dónde lo habéis puesto? Le contestaron: - Señor, ven a verlo. Jesús rompió a llorar. Decían entonces los judíos: - Mirad cuánto le amaba” (Jn 11.28-36)

“Jesús, conmoviéndose de nuevo, fue al sepulcro. Era una cueva tapada con una piedra. Jesús dice: - Quitad la piedra. Marta, la hermana del difunto, le dijo: - Señor ya huele mal, pues lleva cuatro días. Le dijo Jesús: - ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? Retiraron entonces la piedra… -¡Lázaro, sal fuera! (Jn 11,38-40. 43)

- Jesús, seis días antes de la Pascua, marchó a Betania, donde estaba Lázaro, al que Jesús había resucitado de entre los muertos. Allí le prepararon una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él. María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se llenó de fragancia del perfume” (Jn 12,1-3)

LA HOJA SEMANAL
(del 26 al 31 de agosto)

Lunes (26)

Santa Teresa de Jesús Jornet, virgen y fundadora (21ª TO)
Palabras: “Hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos… (Mt 23,13)
Reflexión: … Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren”
Propósito, durante el día: Acercar almas a Dios, acercar Dios a las almas

Martes (27)

Santa Mónica
Palabras: “El Señor la vio y se compadeció de ella” (Lc 7,14)
Reflexión: En Naím, una muchedumbre sacaba a enterrar al hijo único de una viuda
Propósito, durante el día: Compasión. Sentir con los otros; consolar, ayudar

Miércoles (28)

San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia
Palabras: “No dejéis que os llamen maestros” (Mt 23,8)
Reflexión: Porque no tenéis más que un Maestro y todos sois hermanos
Propósito, durante el día: Humildad. Arrinconar el “yo”. Mejor no aparecer

Jueves (29)

Martirio de san Juan Bautista
Palabras: “Quiero que me des ahora en una bandeja la cabeza de Juan (Mc 6,25)
Reflexión: El rey se puso muy triste, pero por jurar, por los convidados, por la joven…
Propósito, durante el día: Señor, aleja de nosotros lo que nos separa de Ti

Viernes (30)

San Pedro de Trevi, abad (21ª TO)
Palabras: “Estad preparados, porque no sabéis el día ni la hora” (Mt 25,13)
Reflexión: Diez vírgenes eran descuidadas y diez precavidas. Y llegó el esposo…
Propósito, durante el día: Presencia de Dios. Y será una gozosa transición

Sábado (31)

San Ramón nonato, presbítero (21ª TO)
Palabras: “Puesto que has sido fiel en lo poco te confiaré lo mucho” (Mt 25,23)
Reflexión: Al que enterró lo recibido: “Siervo malo y perezoso…”
Propósito, durante el día: Madre del Buen Consejo, danos prudencia y ayúdanos

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 25, domingo (21º TO, ciclo C; San José de Calasanz) nos recuerdan la fidelidad que debemos a Dios, la realidad de nuestros fallos y la necesidad de corregirlos: “Y ellos darán a conocer mi gloria a las naciones” (Is 66); “Robustezcan sus manos cansadas y sus rodillas vacilantes” (Heb 12); “Los que ahora son los últimos, serán los primeros” (Lc 13,30). Es tiempo de hacer propósitos serios, para aspirar a la alegría del que se sabe hijo de Dios y vive como tal. A nuestro lado, la Madre.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Se trata de no vivir de manera hipócrita, sino de estar dispuestas a pagar el precio de las elecciones coherentes —esta es la actitud que cada uno de nosotros debería buscar en la vida: coherencia— pagar el precio de ser coherentes con el Evangelio. Coherencia con el Evangelio. Porque es bueno decirse cristianos, pero es necesario sobre todo ser cristianos en las situaciones concretas, testimoniando el Evangelio que es esencialmente amor a Dios y a los hermanos.” (Angelus, día 18 de agosto de 2019)

- “Una vida dirigida solo por el sacar provecho y ventaja de las situaciones en detrimento de los demás, provoca inevitablemente la muerte interior. Y cuántas personas se dicen cercanas a la Iglesia, amigos de sacerdotes, de obispos, y mientras tanto, buscan solo el propio interés. Estas son las hipocresías que destruyen a la Iglesia. El Señor —lo pido para todos nosotros— vuelva a derramar sobre nosotros su Espíritu de ternura, que vence la hipocresía y hace circular esa verdad que nutre la solidaridad cristiana, la cual, lejos de ser actividad de asistencia social, es la expresión irrenunciable de la naturaleza de la Iglesia, madre tiernísima de todos, especialmente de los más pobres.” (Audiencia general, día 21 de agosto de 2019)

- “GRATITUD. “Doy gracias sin cesar por Ustedes” (Ef 1,16).
En momentos de tribulación, fragilidad, así como en los de debilidad y manifestación de nuestros límites, cuando la peor de todas las tentaciones es quedarse rumiando la desolación fragmentando la mirada, el juicio y el corazón, en esos momentos es importante —hasta me animaría a decir crucial— no sólo no perder la memoria agradecida del paso del Señor por nuestra vida, la memoria de su mirada misericordiosa que nos invitó a jugárnosla por Él y por su Pueblo, sino también animarse a ponerla en práctica y con el salmista poder armar nuestro propio canto de alabanza porque “eterna es su misericordia” (Sal 135) …

Gracias por celebrar diariamente la Eucaristía y apacentar con misericordia en el sacramento de la reconciliación, sin rigorismos ni laxismos, haciéndose cargo de las personas y acompañándolas en el camino de conversión hacia la vida nueva que el Señor nos regala a todos. Sabemos que por los escalones de la misericordia podemos llegar hasta lo más bajo de nuestra condición humana —fragilidad y pecados incluidos— y, en el mismo instante, experimentar lo más alto de la perfección divina: “Sean misericordiosos como el Padre es misericordioso”. Y así ser “capaces de caldear el corazón de las personas, de caminar con ellas en la noche, de saber dialogar e incluso descender a su noche y su oscuridad sin perderse”; porque “eterna es su misericordia”…

… Gracias demos, también por la santidad del Pueblo fiel de Dios que somos invitados a apacentar y, a través del cual, el Señor también nos apacienta y cuida con el regalo de poder contemplar a ese pueblo en esos “padres que cuidan con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante”. Agradezcamos por cada uno de ellos y dejémonos socorrer y estimular por su testimonio; porque “eterna es su misericordia.” (Carta a los sacerdotes)

(25.08.19)

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