LO TRIBUTARIO (nº 247)

Por qué la LGT (31): reclamaciones económico-administrativas

En tiempos en los que se desaprecia el Derecho puede resultar extraño recordar lo ocurrido a finales del siglo XIX cuando se produjo el movimiento continental de sistematización y codificación, cuando la Administración se organizó buscando fundamento en la ordenación jurídica. Secular y particularmente española es la regulación de un remedio procedimental para que los contribuyentes pidieran, alegando y probado lo que consideraran preciso, a la Administración que revisara sus actos tributarios. No más de medio siglo ha pasado de la doble vía de revisión prevista según que la cuestión fuera de hecho –que resolvían “en conciencia” los Jurados Tributarios- o de derecho –que resuelven los tribunales económico administrativos. Y aún es menos el tiempo transcurrido desde que los tribunales han dejado de estar formados por el delegado de Hacienda, el titular del órgano que dictó el acto y el abogado del Estado. En 1981, con el Ministro García Añoveros, un Inspector de los Servicios del Ministerio cumplió el encargo de dar una cierta independencia a los TEA: pasaron a ser regionales, tenían ubicación físicamente separada, estaban formados por presidente y vocales con esa dedicación exclusiva, se elevó su categoría administrativa y se aumentó su retribución. Se hicieron vocacionales y atractivos. Hasta que se produjeron cambios.

El artículo 226 LGT regula el ámbito de las reclamaciones y el artículo 227 relaciona los actos (actos provisionales o definitivos e incluso de trámite si afectan al fondo del asunto) y también las materias (liquidaciones, resoluciones, comprobaciones...) susceptibles de reclamación económico-administrativa. La organización (TEAR / TEAL y TEAC) y competencias de los tribunales (en única o primera instancia) se regulan en los artículos 228 y 229 LGT. La acumulación, funcionamiento y legitimación para recurrir se regula en los artículos 230 a 232 LGT. La aplicación del principio “solve et repete” (paga primero y luego reclama) determina que el artículo 233 LGT regule la suspensión con o sin garantías, tramitada y acordada según la naturaleza de éstas.

Las normas generales (representación, notificaciones, gratuidad y costas) se regulan en el artículo 234 LGT y la iniciación, tramitación y desarrollo de las reclamaciones en los artículos 235 a 240 (procedimiento abreviado: art. 245 a 248). Muchas cuestiones litigiosas, desde la degradación de la representación (por Ley 34/2015) a la extensión de la revisión (alcanza a las cuestiones planteadas y a todas las derivadas del expediente) lo que hace infundada la limitación temporal de cuestiones a plantear, de alegaciones o pruebas a considerar y debería hacer más riguroso el requisito de congruencia). El plazo de terminación y resolución (y las consecuencias del silencio), combinado con el debate sobre los intereses suspensivos, completaría esta regulación, pero quedan los recursos.

Los artículos 222 a 225 LGT regulan el recurso de reposición, opcional, desacreditado, se interpone ante el que dictó el acto recurrido y él mismo lo resuelve. Los artículos 241 a 244 y 248 LGT regulan los recursos contra las reclamaciones (anulación, contra le ejecución, de alzada ordinario, de alzada extraordinario para unificación de criterio, extraordinario para unificación de doctrina, extraordinario de revisión) en los que la Administración resuelve sobre la pretensión o argumentación de la propia Administración, como si el acto de aplicación de tributos que origina el expediente o la resolución (alzada ordinario) no hubiera sido producido por esa Administración.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

En las pretensiones de investidura aparece y desaparece la de recaudar lo no pagado por la amnistía (10% / 3%) de hace cuatro años a quienes se acogieron a la ley. Eso y la abominación de los imputados no condenados son abandonos del Estado de Derecho.

El repaso a la genealogía de Jesús según los relatos del Antiguo Testamento referidos a las mujeres señaladas como madres de sus antepasados puede acabar con textos referidos a Jesús y a María Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra:

- Se puede recordar, primero, la breve reseña del nacimiento: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús llamado Cristo” (Mt 1,16).

- Luego, la concepción virginal: “Fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José de la casa de David. La virgen se llamaba María. Y entró donde ella estaba y le dijo: - Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo. Ella se turbó al oír estas palabras, y consideraba qué podría significar este saludo. Y el ángel le dijo: - No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: concebirás en tu seno darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús... María le dijo al ángel: - ¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón?. Respondió el ángel y le dijo: - El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que nacerá Santo será llamado Hijo de Dios... Dijo entonces María: - He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra...” (Lc 1, 26-38). ¿Nos abandonamos así en Él?

- De la visita y estancia de María con santa Isabel, que en la ancianidad iba a ser madre, recordamos: “María se levantó y marchó deprisa a montaña, a una ciudad de Judá: y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel... – Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí tanto bien que venga la madre de mi Señor a visitarme?...” (Lc 1, 39-45). Y saboreamos cada versículo del Magnificat (Lc 1, 46 a 55)

- Y nació el Niño. “Y cuando ellos se encontraban allí, le llegó la hora del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el aposento...” (Lc 2, 6 y 7). Y le doraron los pastores: “Y fueron presurosos y encontraron a María y a José y al Niño reclinado en el pesebre. Al verlo, reconocieron las cosas que les habían sido anunciadas sobre el niño... María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón” (Lc 2, 16-19). Y también le adoraron los reyes: “Y entrando en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose le adoraron; luego abrieron sus cofres y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” (Mt 2,11). Y se puede repasar la presentación del Niño (Lc 2, 22-38)

- “Sus padres iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y cuando tuvo doce años, subieron a la fiesta ... Al verlo se maravillaron y le dijo su madre: - Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?. Mira que tu padre y yo, angustiados, te buscábamos. Y él les dijo: - ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre?... Bajo con ellos y les estaba sujeto. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón ...” (Lc 2, 41 y 48-51). ¿Qué guardamos en nuestro corazón?

Después, el milagro de Caná (Jn 2, 1-12) y así hasta ver a la Madre (Jn 19, 25-26) junto a la Cruz. Hay que vivir estos recuerdos. Caminar con María al lado de Jesús. Qué bien.

LA HOJA SEMANAL
(del 29 de agosto al 3 de septiembre)

Lunes (29)

Martirio de san Juan Bautista (22ª TO)
Palabras: “Herodes respetaba a Juan” (Mc 6,20)
Reflexión: Le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan
Propósito, durante el día: Pedir ser santo. Sin miedo, sin olvido, sin cansancio

Martes (30)

San Pedro, ermitaño (22ª TO)
Palabras: “Hablaba con autoridad” (Lc 4,32)
Reflexión: Se quedaban asombrados de su doctrina
Propósito, durante el día: Leer la vida de Jesús. Ir con Él. Pedirle que venga conmigo

Miércoles (31)

Santos José de Arimatea y Nicodemo, discípulos de Jesús (22ª TO)
Palabras: La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo (Lc 4,42)
Reflexión: Enviado para anunciar el Reino de Dios a los pueblos
Propósito, durante el día: Discípulo de Jesús: sentirlo, vivirlo; mirarle, pedirle

Jueves (1)

San Gil, abad (22ª TO)
Palabras: “Guía mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca ” (Lc 5,4)
Reflexión: Por tu palabra, echaré la red
Propósito, durante el día: Echar la red: oración, sacrificios, disponibilidad, amabilidad

Viernes (2)

San Antolín, mártir (33ª TO)
Palabras: “Nadie echa vino nuevo en odres viejos” (Lc 5,37)
Reflexión: Conversión. Confesión. Renovación. Petición .
Propósito, durante el día: Paz y alegría: procurar vivir en gracia de Dios

Sábado (3)

San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia (22ª TO; Nª Sª de la Cinta)
Palabras: “El Hijo del hombre es señor del sábado” (Lc 6,5)
Reflexión: Atravesaba un sembrado; los discípulos comían grano de las espigas
Propósito, durante el día: Madre mía, haz que sea natural con Dios que ve en mi interior

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 28, domingo (22º TO, ciclo C), llenan de alegría porque al ponernos en nuestro sitio –humildad- también aseguran la mejor compañía: “Hazte pequeño en las grandezas humanas y alcanzarás el favor de Dios” (Sab 3); “Os habéis acercado a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo” (Heb 12); “Todo el que se humilla será enaltecido” (Lc 14). María, Madre, y san José son, deben ser, maestros y guías.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Quisiera haceros una propuesta. Pensemos ahora, en silencio, por un momento, en las cosas que tenemos dentro de nosotros y que nos impiden atravesar la puerta: mi orgullo, mi soberbia, mis pecados. Y luego, pensemos en la otra puerta, aquella abierta de par en par por la misericordia de Dios que al otro lado nos espera para darnos su perdón.

El Señor nos ofrece tantas ocasiones para salvarnos y entrar a través de la puerta de la salvación. Esta puerta es una ocasión que no se debe desperdiciar: no debemos hacer discursos académicos sobre la salvación, como aquel que se había dirigido a Jesús, sino que debemos aprovechar las ocasiones de salvación. Porque llegará el momento en que “el dueño de casa se levantará y cerrará la puerta” (cf. Lc 13,25), como nos lo ha recordado el Evangelio. Pero si Dios es bueno y nos ama, ¿por qué llegará el momento en que cerrará la puerta? Porque nuestra vida no es un videojuego o una telenovela; nuestra vida es seria y el objetivo que hay que alcanzar es importante: la salvación eterna.

A la Virgen María, “Puerta del Cielo”, pidamos que nos ayude a aprovechar las ocasiones que el Señor nos ofrezca para pasar el umbral de la puerta de la fe y entrar así en un ancho camino: es el camino de la salvación capaz de acoger a todos aquellos que se dejan incluir por el amor. Es el amor que salva, el amor que ya en la tierra es fuente de bienaventuranza de cuantos, en la mansedumbre, en la paciencia y en la justicia, se olvidan de sí mismos y se entregan a los demás, especialmente a los más débiles.” (Angelus, día 21 de agosto de 2016)

- “197. Esta familia grande debería integrar con mucho amor a las madres adolescentes, a los niños sin padre, a las mujeres solas que deben llevar adelante la educación de sus hijos, a las personas con alguna discapacidad que requieren mucho afecto y cercanía, a los jóvenes que luchan contra una adicción, a los solteros, separados o viudos que viven en soledad, a los ancianos y enfermos que no reciben el apoyo de sus hijos, y en su seno tienen cabida “incluso los más desastrosos en las conductas de la vida”. También puede ayudar a compensar las fragilidades de los padres, o detectar y denunciar a tiempo posibles situaciones de violencia o incluso de abuso sufridas por los niños, dándoles un amor sano y una tutela familiar cuando sus padres no pueden asegurarla.

198. Finalmente, no se puede olvidar que en esta familia grande están también el suegro, la suegra y todos los parientes del cónyuge. Una delicadeza propia del amor consiste en evitar verlos como competidores, como seres peligrosos, como invasores. La unión conyugal reclama respetar sus tradiciones y costumbres, tratar de comprender su lenguaje, contener las críticas, cuidarlos e integrarlos de alguna manera en el propio corazón, aún cuando haya que preservar la legítima autonomía y la intimidad de la pareja. Estas actitudes son también un modo exquisito de expresar la generosidad de la entrega amorosa al propio cónyuge.” (Exh. Ap. Postsinodal “Amoris laetitia”. “El amor en la familia”)

(28.08.16)

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