LO TRIBUTARIO (nº 246)

Por qué la LGT (30): la revisión administrativas

Hay un principio general en Derecho que: o bien impide ir contra los propios actos; o bien comporta consecuencias o sirve para fundamentar presunciones por tratarse de un acto propio. En cualquier caso, si es hay que admitir como regla de convivencia que “errare humanum est, nescium manere in errore”, también hay que considerar que lo estable, duradero y consolidado es más seguro que lo inestable. Esto, en Derecho, lleva a considerar: como regla, la intangibilidad de los propios actos, que debe llevar a impedir o dificultar su revisión; y como deficiencia jurídica, la provisionalidad porque la seguridad está en lo definitivo.

En el ámbito de las relaciones entre la Administración y los administrados, cada vez se abre más la diferencia de tratamiento y se cierra más para los contribuyentes las posibilidades de rectificación de los propios actos. Es suficiente recordar la prohibición de modificar las opciones (art. 119.3 LGT) o la exigencia de un procedimiento especial para rectificar las autoliquidaciones (art. 120.3), salvo que sea para ingresar más (art. 122) o la sanción por ingresar fuera de plazo sin requerimiento previo por no advertir a la Administración de esa subsanación (art. 27.4 y 191.6), y comparar esas limitaciones con las posibilidades de revisión (art. 104.5) de lo liquidado en verificación de datos (art. 133.2) o en comprobación limitada (art. 140.2) o en sucesivas inspecciones con diverso alcance (art. 148.3). Y no sólo es esa la referencia inquietante en un análisis de la seguridad jurídica (art. 9 CE) en el Estado de Derecho.

El recurso de reposición, generalizado en los ordenamientos administrativos (arts. 222 a 225 LGT) es revisión de los propios actos a instancia del administrado. Y lo que debiera ser muy querido en España, como es la institución de los tribunales económico administrativos, no es otra cosa que la revisión por la Administración de sus propios actos: por lo general, a instancia de los administrados (art. 235), pero también (después de su imposibilidad por ser ilógica, injustificada y difícilmente admisible en Derecho), a instancia de la propia Administración en el recurso de alzada ordinario (art. 241 LGT) en el que los centros directivos (administración) recurren las resoluciones de los TEA (Administración) favorables a los administrados, para que el TEAC (Administración) revise el acto impugnado (de la Administración). Y aún se pretende justificar diciendo que la Administración (persona única) no estuvo personada cuando actuó por medio de sus órganos de aplicación de los tributos o de revisión tributaria.

Aún hay que añadir a esas formas de revisión otras que se admiten en la vía económico administrativa: el recurso extraordinario de alzada para unificación de criterio (art. 242), el recurso extraordinario para unificación de doctrina (art. 243) y el recurso extraordinario de revisión (art. 244). Los dos primeros son infrecuentes, el tercero suele acabar en inadmisión.

Parecería imposible, a la vista de todas las posibilidades que tiene la Administración de volver sobre sus propios actos, que la LGT (arts. 213 y sigs.) regulara la revisión administrativa de los actos tributarios incluso con procedimientos especiales (art. 216). Pero lo hace. Se regula: 1) la declaración de nulidad de pleno derecho de los actos y resoluciones en los que concurren las circunstancias que justifican la declaración de nulidad (art. 217); 2) la declaración de lesividad necesaria para que la Administración pueda recurrir en vía contenciosa sus porpios actos cuando los considera lesivos para el interés público (art. 218); 3) la revocación de los actos improcedentes o que hayan producido indefensión a los administrados (pero éstos no pueden pedirla, sino sólo promoverla) cuando así lo acuerde de oficio la Administración; 4) la rectificación de errores (art. 220); 5) y la devolución de ingresos indebidos (art.221) que es un procedimiento que no se debe confundir con el de Gestión para la devolución de ingresos (arts. 124 a 127) iniciado mediante autoliquidación, solicitud o comunicación de datos.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

El endeudamiento público y el déficit en las cuentas de los entes públicos alcanzan niveles alarmantes, insoportables. El Gobierno está en funciones desde hace meses y se amenaza con impedir que sean aprobados los presupuestos. ¿Quién reduce el gasto desbocado? ¿Quién exige más impuestos? ¿Quién protege a los contribuyentes?. Democracia. Estado de Derecho.

En la Genealogía de Jesús (Mt 1,6) se lee: “Obed engendró a Jesé. Jesé engendró al rey David. David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías”. En el libo 1 Crónicas (3.1) se da noticia de los hijos de David: los seis que nacieron en Hebrón y los nueve que nacieron en Jerusalén, “sin contar los hijos de las concubinas”. Con Betsabé tuvo cuatro hijos: Simá, Sobab, Natán y Salomón.

“Al cabo de un año, en la época en que los reyes suelen salir de campaña, David envió a Joab con sus más leales y con todo Israel. Hicieron estragos entre los amonitas y sitiaron Rabá. David mientras tanto permanecía en Jerusalén. Sucedió una tarde que David, al levantarse de la cama se puso a pasear por la terraza del palacio real y vio desde allí a una mujer que estaba bañándose. Era muy bella. David mandó a preguntar por la mujer y le dijeron: - Es Betsabé, hija de Eliam, mujer de Urías, el hitita. David envió a unos para que se la trajeran, y cuando llegó, durmió con ella, que acababa de purificarse de la regla. Después, ella se volvió a casa. Las mujer quedó embarazada y mandó recado a David para comunicárselo: - Estoy encinta. David entonces le mandó decir a Joab: - Envíame a Urías, el hitita (2 Sam 11, 1-6).

Cuando llegó Urías, David le preguntó por las tropas y por la marcha de la guerra. Luego le dijo a Urías: - Baja a tu casa y lávate los pies. Salió Urías de casa del rey y le hicieron llegar un obsequio de la mesa real. Urías durmió a la puerta de la casa del rey junto a otros servidores de su señor, y no bajó a su casa. Se lo comunicaron a David: - Urías no ha bajado a su casa. Entonces David dijo a Urías: ¿No has hecho un largo camino? ¿Por qué no has bajado a tu casa?. Urías respondió: - El arca, el pueblo de Israel y el de Judá habitan en tiendas. Joab, mi señor, y los soldados de mi señor acampan en el suelo, ¿voy a ir yo a mi casa a comer y a beber y a dormir con mi mujer? Por tu vida y por tu persona que no haré tal cosa. David dijo a Urías: - Quédate un día más y mañana te despediré. Permaneció Urías en Jerusalén aquel día. Al día siguiente David le invitó a comer y beber con él y lo emborrachó. Por la tarde salió para acostarse en su puesto con los servidores de su señor y tampoco bajó a su casa (2 Sam 11, 7-13).

Al amanecer, David envió un recado para Joab por medio de Urías. En ese recado escribió: “Poned a Urías en primera línea, donde más recio sea el combate y dejadlo solo para que sea alcanzado y muera”. Así pues, cuando Joab estaba sitiando la ciudad, puso a Urías en el puesto donde sabía que se encontraban los más aguerridos. Los hombres de la ciudad salieron y atacaron a Joab. Cayeron bastantes de su ejército y de los hombres de David, y también murió Urías, el hitita... La mujer de Urías se enteró de que Urías, su marido, había muerto e hizo duelo por él. Pasado el tiempo del luto, David mandó traerla a su casa y la hizo su esposa. Ella le dio a luz un hijo. Pero todo esto que David había hecho desagradó al Señor (2 Sam 11, 14-27). El niño enfermó de gravedad y murió.

La intervención del profeta Natán (2 Sam 12 1-14) llevó a la penitencia a David. La historia que le cuenta a David, de un rico que tenía ovejas y bueyes en abundancia y un pobre que no tenía más que una corderilla y que la llegada de un huésped lleva a aquél a robar la corderilla al pobre y prepararla para darla de comer al viajero, es tan enternecedora y produce tal estremecimiento de ánimo que el lector no la olvida. Del arrepentimiento de David quedó constancia: “Ten misericordia de mí, Dios, según tu bondad, según tu inmensa compasión borra mi delito. Lávame por completo de mi culpa, y purifícame de mi pecado” (salmo 51, 3-4)

Podemos hacer muchos propósitos: dominar la imaginación, evitar las ocasiones; no mirar, no ir...

LA HOJA SEMANAL
(del 22 al 27 de agosto)

Lunes (22)

Santa María Virgen, Reina (21ª TO)
Palabras: “Dios te salve, llena de gracia, el Señor, es contigo” (Lc 1,28)
Reflexión: He aquí la esclava del Señor
Propósito, durante el día: Madre, Madre mía, enséñame a hacer la voluntad de Dios

Martes (23)

Santa Rosa de Lima, virgen (21ª TO)
Palabras: “Descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión, la sinceridad” (Mt 23,23)
Reflexión: Guías de ciegos
Propósito, durante el día: No ser formalista en apariencias, pero sí detallista en el amor

Miércoles (24)

San Bartolomé, apóstol (21ª TO)
Palabras: “Cuando estabas debajo de la higuera, te vi” (Jn 1,48)
Reflexión: ¿De Nazaret puede salir algo bueno?... Ven y lo verás
Propósito, durante el día: Vivir en continua presencia de Dios... aún debajo de la higuera

Jueves (25)

San José de Calasanz, presbítero (21ª TO)
Palabras: “Estad en vela porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor” (Mt 24,42)
Reflexión: Dichoso el que cuando llegue el Señor lo encuentre portándose bien
Propósito, durante el día: Obras son amores: amar a Dios con obras; servir a los otros

Viernes (26)

Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, virgen (21ª TO, patrona de la ancianidad)
Palabras: “Señor, Señor, ábrenos” (Mt 25,11)
Reflexión: “Os lo aseguro, no os conozco” (parábola de las vírgenes necias y prudentes)
Propósito, durante el día: Prudencia al decidir; consejo para evitar la necedad

Sábado (27)

Santa Mónica, viuda (21ª TO)
Palabras: “Eres un empleado negligente y holgazán” (Mt 25,26)
Reflexión: Parábola de los talentos. El empleado fiel y cumplidor.
Propósito, durante el día: Madre, ayúdame a santificarme en las tareas ordinarias

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 21, domingo (21º TO, ciclo C; san Pío X) nos muestran la vida ordinaria como camino de santificación: “Vendrán para ver mi gloria” (Is 66); “Aceptad la corrección porque Dios os trata como hijos preferidos” (Heb 12); “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha” (Lc 13). En ese vivir en Cristo en las tareas cotidianas no hay mejor camino y modelo que la Sagrada Familia de Nazaret. Hay que preguntarse, fijarse y ser y estar como Jesús, María y José, cada día.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “En este momento pienso también con admiración sobre todo en los numerosos sacerdotes, religiosos y fieles laicos que, en todo el mundo, se dedican anunciar el Evangelio con gran amor y fidelidad, no de paso, sino aún a costa de la vida. Su ejemplar testimonio recuerda que la Iglesia no tiene necesidad de burócratas y diligentes funcionarios, sino de misioneros apasionados, devorados por el ardor de llevar a todos la consoladora palabra de Jesús y su gracia. Este es el fuego del Espíritu Santo. Si la Iglesia no recibe este fuego o no lo deja entrar en ella, deviene en un Iglesia fría o sólo tibia, incapaz de dar vida, porque está formada por cristianos fríos y tibios. Será bueno hoy dedicar cinco minutos a preguntarnos: ¿Cómo va mi corazón? ¿Está frío? ¿Está tibio? ¿Es capaz de recibir ese fuego?. Dediquemos cinco minutos a esto. Nos hará bien a todos.” (Angelus, día 14 de agosto de 2016) (traducción propia)

- “164. En la historia de un matrimonio, la apariencia física cambia, pero esto no es razón para que la atracción amorosa se debilite. Alguien se enamora de una persona entera con una identidad propia, no sólo de un cuerpo, aunque ese cuerpo, más allá del desgaste del tiempo, nunca deje de expresar de algún modo esa identidad personal que ha cautivado el corazón. Cuando los demás ya no puedan reconocer la belleza de esa identidad, el cónyuge enamorado sigue siendo capaz de percibirla con el instinto del amor, y el cariño no desaparece. Reafirma su decisión de pertenecerle, la vuelve a elegir, y expresa esa elección en una cercanía fiel y cargada de ternura. La nobleza de su opción por ella, por ser intensa y profunda, despierta una nueva forma de emoción en el cumplimiento de esa misión conyugal. Porque “la emoción provocada por otro ser humano como persona (…) no tiende de por sí al acto conyugal” (san Juan Pablo II, Catequesis, 31 de octubre de 1984). Adquiere otras expresiones sensibles, porque el amor “es una única realidad, si bien con diversas dimensiones; según los casos, una u otra puede destacar más” (Benedicto XVI “Deus caritas est”, 8). El vínculo encuentra nuevas modalidades y exige la decisión de volver a amasarlo una y otra vez. Pero no sólo para conservarlo, sino para desarrollarlo. Es el camino de construirse día a día. Pero nada de esto es posible si no se invoca al Espíritu Santo, si no se clama cada día pidiendo su gracia, si no se busca su fuerza sobrenatural, si no se le reclama con deseo que derrame su fuego sobre nuestro amor para fortalecerlo, orientarlo y transformarlo en cada situación.” (Exh. Ap. Postsinodal “Amoris laetitia”. “Sobre el amor en la familia”)

(21-8-16)

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