LO TRIBUTARIO
(nº 935)
La Ciencia de la Hacienda: 1) filosofía y
derecho natural
Muchos tributaristas de hoy deberían tener noticia de
maestros universitarios como don José María Zumalacárregui, director del
Departamento de Economía y Hacienda Pública en la Facultad de Derecho de la Universidad
de Valencia, en los años veinte del siglo pasado, de Flores de Lemus, en los
años treinta, de los profesores don Andrés Álvarez, don Manuel de Torres y don
José Castañeda, catedrático de Teoría Económica en la Facultad de Ciencias
Políticas y Económicas, creada por la LOU en 1943. En la Licenciatura de
Derecho de hace ochenta años había una asignatura de “Economía Política” -en el
recuerdo el profesor Naharro Mora- y los tributos se estudiaban en “Hacienda
Pública”. En los años sesenta se estudiaba “Economía” -en el recuerdo, el
profesor Prados Arrarte-, “Hacienda Pública” -en el recuerdo el profesor
Sebastián Herrador- y “Derecho tributario” -en el recuerdo el profesor Sainz de
Bujanda. En medio siglo, ganó autonomía departamental el estudio del Derecho Tributario
y Financiero y decayeron a asignaturas opcionales o cuatrimestrales la Economía
y la Hacienda. Desde los años sesenta se estudiaba con los “Apuntes de Hacienda
Pública”, del Departamento del profesor Fuentes Quintana y en 1973 se publicó
el “Manual de Economía Financiera” de Banacloche Pérez. Con estas raíces
académicas, frente a la orientación económica de la Hacienda, en la Facultad de
Derecho de la UCM, durante muchos años -en el recuerdo el profesor Pérez de
Ayala- se mantuvo la orientación institucional y jurídica de esa asignatura que
se impartía como filosofía de la Hacienda, estudiando los gastos y los ingresos
públicos y la institución presupuestaria. Se daba respuesta al por qué de los
impuestos. La Justicia era la clave.
Dice el artículo 31 CE: “1. Todos contribuirán al
sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica
mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y
progresividad que, en ningún caso tendrá alcance confiscatorio. 2. El gasto
público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos y su
programación y ejecución responderá a los criterios de eficiencia y economía…”
El artículo 134 CE establece: “1. Corresponde al Gobierno la elaboración de los
Presupuestos Generales del Estado y a las Cortes su examen, enmienda y
aprobación. 2. Los Presupuestos Generales del Estado tendrán carácter anual,
incluirán la totalidad de los gastos e ingresos del sector público estatal y en
ellos se consignará el importe d ellos beneficios fiscales que afecten que
afecten a los tributos del Estado… 7. La Ley de Presupuestos no puede crear
tributos. Podrá modificarlos cuando una ley tributaria sustantiva así lo
prevea. Ese es el Derecho.
En la exposición de la Ciencia de la Hacienda se
empezaba distinguiendo entre actos humanos, que son fisiológicos, instintivos,
y actividad humana, que exige un proceso cognitivo y una decisión de la
voluntad; y se continuaba explicando que la “Economía” estudia la actividad
económica que es una actividad humana que se caracteriza porque emplea medios
escasos, de uso alternativo y excluyente para satisfacer necesidades. El paso
siguiente era explicar que existen necesidades individuales y necesidades
colectivas y que la satisfacción de éstas exige la contribución de todos: hay
que disponer de una “Hacienda Pública” que se nutre de aportaciones
individuales, que se administra por algunos y que se rige por normas que
obligan a todos. Es el “Derecho Tributario”.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Democracia, una forma de gobierno, no es Estado de
Derecho, un sometimiento del gobierno a los principios de Justicia. El Derecho se
realiza en el TS que es jurisdicción, el TC es oportunidad política. A veces se
llega a la dictadura por la vía democrática; lo ajustado a Derecho según el TS,
válido, puede ser declarado inconstitucional, ineficaz.
Otoño. Tiempo Ordinario. En el camino al cielo que es
la vida del cristiano la brújula señala siempre e inevitablemente al amor. Amor
de Dios, que es amor, porque “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios
porque Dios es amor” y “Nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios
nos tiene. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios
en él” (1 Jn 4,8.16). Y amor de Dios, del que nada nos apartará: “Porque estoy
convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados,
ni las cosas presentes, ni las futuras, ni las potestades, ni la altura, ni la
profundidad, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, que
está en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rm 8,38-39). Es un amor que recibimos y
que rebosa nuestro corazón alcanzando a todos a nuestro alrededor: “Que el
Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos” (Tes 3,10)
El camino hacia el cielo es un camino acompañado.
Jesús lo hace junto cada uno de los caminantes. Y el ángel de la guarda. Y los
santos del cielo. Y los que aún estamos haciendo en camino: hombre y mujeres,
sanos y enfermos, fuertes y débiles; ancianos, maduros, jóvenes, adolescentes y
niños. Todos están atentos a los gestos del Señor, a sus palabras, a las
preguntas que hizo de las que hay constancia en los evangelios: Cuando los
príncipes de los sacerdotes y los escribas vieron los milagros que hacía y que
los niños gritaban en el templo y decían: “Hosanna al hijo de David”, se
enfadaron y le dijeron: ¿No oyes lo que dicen éstos? Jesús les contesto: Sí.
¿No habéis leído nunca que de la boca de los pequeñitos y niños de pecho te has
hecho alabar?” (Mt 21,15-16). Puede ser una referencia a las palabras del
salmista: “De la boca de los pequeños y de los niños de pecho has preparado
alabanza frente a tus adversarios, para acabar con enemigos y rebeldes” (salmo
8,3). En el pasaje evangélico según san Lucas es la multitud de discípulos la
que, llena de alegría, clama: “¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor!”;
y, cuando unos fariseos de entre la multitud dijeron a Jesús: - Maestro
reprende a tus discípulos, Él les respondió: - Os digo que si éstos callan
gritarán las piedras” (Lc 19,40). En ambos pasajes vemos a Jesús en el camino y
a muchos con él aclamándolo.
Infancia espiritual. “En verdad os digo: si nos
convertís y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.
Pues todo el que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los
Cielos y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe” (Mt
18,2-5; Lc 9,48). “Dejad que los niños vengan conmigo y no se lo impidáis,
porque de los que son como ellos es el Reino de Dios. En verdad os digo: quien
no reciba el Reino de Dios como un niño no entrará en él” (Mc 10,14-15; Lc
18,16-17). Y, también: “Yo te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y las has revelado a
los pequeños” (Lc 10,21; cf. Mt 11,25). Escribe san Josemaría: “El trabajo
rinde tu cuerpo y no puedes hacer oración. Estás siempre en la presencia de tu
Padre. Si no le hablas, mírale de cuando en cuando como un niño chiquitín… y Él
sonreirá” (“Camino” 895)
LA HOJA SEMANAL
(del 25 al 30 de septiembre)
Lunes (25)
San Pablo y compañeros mártires (25ª TO)
Palabras: “Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, … (Lc 8,17)
Reflexión: … nada secreto no llegue a saberse o hacerse público”
Propósito, durante el día: Señor, haz de mí el siervo fiel en lo poco
Martes (26)
Santos Cosme y Damián, mártires (25ª TO)
Palabras: “Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan … (Lc 8,21)
Reflexión: … la palabra de Dios y la ponen por obra”
Propósito, durante el día: Señor, que te busque, que te encuentre, que te trate
Miércoles (27)
San Vicente de Paúl, presbítero (25ª TO)
Palabras: “Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, … (Lc 9,6)
Reflexión: … anunciando el Evangelio y curando en todas partes”
Propósito, durante el día: Dame, Señor, de tu amor, para que derrame amor en todos
Jueves (28)
San Wenceslao, mártir (25ª TO)
Palabras: “Y tenía ganas de ver a Jesús” (Lc 9,9)
Reflexión: Herodes oía hablar de Jesús y se preguntaba quién era
Propósito, durante el día: Luz: qué he hecho bien, qué he hecho mal, qué he omitido
Viernes (29)
Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael (abstinencia)
Palabras: “Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar … (Jn 1,51)
Reflexión: … sobre el Hijo del hombre”
Propósito, durante el día: Santos arcángeles, defendedme del Malo, guiadme al Cielo
Sábado (30)
San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia (25ª TO)
Palabras: “Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres” (Lc 9,44)
Reflexión: … Pero ellos no entendían este lenguaje… les daba miedo preguntarle…”
Propósito, durante el día: Madre mía, más que tú sólo Dios. Me acojo a tu amparo
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 24, domingo (25º TO, ciclo A;
Nuestra Señora de la Merced) nos hablan del cielo al que estamos llamados, el
que no debemos perder: “Invocad al Señor, mientras se le encuentra, invocadlo
mientras esté cerca; que el malvado abandone su camino…” (Is 55); “Para mí la
vida es Cristo y una ganancia el morir … Lo importante es que vosotros llevéis
una vida digna del Evangelio de Cristo” (Flp 1); “Los últimos, serán los
primeros y los primeros los últimos” (Mt 20). Amar a Dios y no abandonarle.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
-
“El mensaje de Jesús es claro: Dios perdona de forma incalculable, excediendo
cualquier medida. Él es así, actúa por amor y por gratuidad. Dios no se compra,
Dios es gratuito, es todo gratuidad. Nosotros no podemos repagarlo pero, cuando
perdonamos al hermano o a la hermana, lo imitamos. Perdonar no es por tanto una
buena acción que se puede hacer o no hacer: perdonar es una condición
fundamental para quien es cristiano. Cada uno de nosotros, de hecho, es un
“perdonado” o una “perdonada”: no olvidemos esto, nosotros somos perdonados,
Dios ha dado la vida por nosotros y de ninguna forma podremos compensar su
misericordia, que Él no retira nunca del corazón. Pero, correspondiendo a su
gratuidad, es decir perdonándonos unos a otros, podemos testimoniarlo,
sembrando vida nueva en torno a nosotros. Fuera del perdón, de hecho, no hay
esperanza; fuera del perdón no hay paz. El perdón es el oxígeno que purifica el
aire contaminado por el odio, el perdón es el antídoto que cura los venenos del
rencor, es el camino para calmar la rabia y sanar tantas enfermedades del
corazón que contaminan la sociedad.
Preguntémonos, entonces:
¿yo creo que he recibido de Dios el don de un perdón inmenso? ¿Advierto la
alegría de saber que Él siempre está preparado para perdonarme cuando caigo,
también cuando los otros no lo hacen, también cuando ni siquiera yo logro
perdonarme a mí mismo? Él perdona: ¿creo que Él perdona? Y ¿sé perdonar a su
vez a quien me ha hecho daño? Al respecto, quisiera proponeros un pequeño
ejercicio: intentemos, ahora, cada uno de nosotros, pensar en una persona que
nos ha herido, y pidamos al Señor la fuerza para perdonarla. Y perdonémosla por
amor del Señor: hermanos y hermanas esto nos hará bien, nos devolverá la paz en
el corazón. María, Madre de Misericordia, nos ayude a acoger la gracia de Dios
y a perdonarnos los unos a los otros.” (Angelus, 17 de septiembre de 2023)
- “El sueño
de Comboni es una Iglesia que hace causa común con los crucificados de la
historia, para experimentar con ellos la resurrección. Yo, en este momento, os
sugiero algo. Pensad en los crucificados de la historia de hoy: hombres,
mujeres, niños, ancianos que son crucificados por historias de injusticia y de
dominación. Pensemos en ellos y recemos. Su testimonio parece repetir a todos
nosotros, hombres y mujeres de Iglesia: “No os olvidéis los pobres, amadlos,
porque en ellos está presente Jesús crucificado, esperando resucitar”. No os
olvidéis de los pobres: antes de venir aquí, he tenido una reunión con
legisladores brasileños que trabajan por los pobres, que tratan de promover a
los pobres con la asistencia y la justicia social. Y ellos no se olvidan de los
pobres: trabajan por los pobres. A vosotros os digo: no os olvidéis de los
pobres, porque serán ellos los que os abran la puerta del Cielo.” (Audiencia
general, 20 de septiembre de 2023, sobre el misionero san Daniel Comboni)
(24.09.23)
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