LO TRIBUTARIO (n.º 1041)

Ciencia de la Hacienda:58) la obligación de tributar

Un impuesto no es una sanción. Esta afirmación que parece superflua incluso en un escrito de divulgación fiscal, lleva dentro una inevitable sensación en muchas conciencias ciudadanas. Posiblemente en mayor número que las conciencias que se sienten satisfechas, si no orgullosas, de haber cumplido con el deber cívico de determinar con exactitud el importe del tributo que se debe ingresar e ingresarlo en plazo. Algo influye en esa sensación la íntima creencia de que los tributos que se exigen son injustos porque no los pagan todos o no pagan más quienes más tienen o son confiscatorios para las clases medias, a pesar de la prohibición constitucional (art. 31 CE). Tampoco ayuda la divergencia política cuando unos justifican las subidas continuas de impuestos y otros apoyan las bajadas, aunque sin agradecerlas, porque aún es mucho lo que se tributa; y aquéllos acusan a éstos de practicar el “dumping” fiscal y postulan una discriminación negativa al tiempo de distribuir cantidades para la financiación de gastos públicos. Se llega al exceso fiscal cuando esa discriminación lleva a crear impuestos, precisa y manifiestamente, discriminatorios. El debate sobre si la capacidad económica se determina por lo que se ahorra (patrimonio) o por lo que se gana (renta), se complica en leyes que, contra la razón, pretenden hacer la medición en un instante determinado, cuando, además se justifica, desde la ignorancia fiscal, considerando que el patrimonio se genera instantáneamente; ignorando y sin comprender que esa consideración obligaría a reconocer la no sujeción del patrimonio existente antes de ese instante que determina el devengo del tributo discriminador. Quizá la sabiduría popular acierta cuando considera que la capacidad económica, “lo que molesta”, la injusticia fiscal, está en lo que unos gastan y otros no pueden gastar; aunque muchos gastan lo que ni tienen ni ganan: “Tanto vestido blanco, tanta farola, y el puchero en la lumbre con agua sola”, se cantaba hace un siglo.

El elogio de la verdad fiscal, necesita protección porque si se duda de lo declarado por el contribuyente se está atentando no sólo contra la presunción legal de inocencia (art. 24 CE), sino también contra la presunción legal de la buena fe (“la convicción íntima de que se ha actuado según Derecho”), que se reguló en la la Ley 1/1998, de Derechos y garantías de los contribuyentes, y que se ha eliminado en la Ley 58/2003, General Tributaria, que ha proclamado la referencia generalizada de “obligados tributarios” (“¿Usted es un obligado tributario?”, nos preguntarán. “Por supuesto y, más que usted”, habrá quien conteste, porque hay gente para todo). En lo fiscal, toda diferencia es poca: lo declarado por el obligado se presume cierto sólo para él; pero lo que informen otros sobre él, se presume cierto, salvo que proteste de inexactitud y se contraste (art. 108.4 LGT)

El libro “La obligación de tributar”, se agotó pronto y no tuvo segunda edición. Se escribió con la intención de exponer el panorama de cumplimientos e incumplimientos fiscales, desde las obligaciones formales tributarias (abrumadoras) a la obligación sustantiva de autoliquidar (que exige ser un experto jurista) y desde el fraude de ley (“fraus legis”, aplicar una norma improcedente en vez de la debida con el propósito de eludir el tributo), que no tenía sanción en la LGT/1963, al fraude a la ley (“fraus lege”, por conducta culposa o dolosa) que, desde luego, determina sanción. El libro recogía, claro, la cuestión ¿Nos está permitido pagar tributo al César, o no? (Lc 20,22: nóterse que la pregunta no es “¿debemos pagar el tributo?”, sino “¿nos está permitido, es lícito, pagar?; ¡menuda diferencia!). De hecho, casi todos los lectores del libro tenían parecida inquietud; como al final de las clases de “Moral fiscal”, las preguntas empezaban: “¿Es pecado no declarar esto o lo otro, todo o casi todo…?”. Pero el asunto es mucho más rico en brochazos y en matices. Y, como ocurre con la lectura de los libros sagrados, también hay que leer la obligación de no exigir de más, de no extorsionar.

No se ajusta a Derecho exponer todas las cuestiones referidas a la obligación de declarar y olvidar que la Administración en sus actuaciones está sometida a la Constitución, a la Ley y al Derecho (art. 103 CE y art. 3 Ley 40/2015, LRJSP) y que debe responder por los daños que origine su funcionamiento normal o anormal (art. 106 CE y arts. 32, 36 y 37 Ley 40/2015, LRJSP). Y ahí queda: “Tengo derecho, porque pago mis impuestos” o “Tributar es invertir”. ¡Qué cosas!

DE LO HUMANO A LO DIVINO

En la refriega de acusaciones de corrupción de políticos no hay reacción de comprobaciones fiscales, salvo para quien no es político, aunque hay muchas sociedades interpuestas.

La vida del cristiano es caminar con Dios, hacia Dios y hasta que Dios nos abraza al llegar al cielo. “Y, levantándose, se puso en camino hacia la casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, le vio su padre y se compadeció. Y, corriendo a su encuentro, se le echó al cuello y le cubrió de besos” (Lc 15,20). El cristiano empieza cada día caminando y hablando con Dios: “Buenos días, Señor, a ti el primero / encuentra la mirada/ del corazón, apenas nace el día: / tú eres la luz y el sol de mi jornada. / Buenos días, Señor, contigo quiero / andar por la vereda: / tú, mi camino, mi verdad, mi vida / tú, la esperanza firme que me queda. / Buenos días, Señor, a ti te busco, / levanto a ti las manos / y el corazón, al despertar la aurora: / quiero encontrarte siempre en mis hermanos. / Buenos días, Señor resucitado, / que traes la alegría / al corazón que va por tus caminos, / ¡vencedor de tu muerte y de la mía!” (himno de Laudes en el miércoles de la I semana).

La jornada del caminar del cristiano procura parecerse a una jornada de Jesús. Un ejemplo puede ser éste: “Después de haber sido apresado Juan, vino Jesús a Galilea predicando el Evangelio de Dios, y diciendo: - El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está al llegar; convertíos y creed en el Evangelio... Entraron en Cafarnaún y en cuanto llegó el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar… Se encontraba entonces en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu impuro… Jesús le conmino: - Cállate y sal de él. Y entonces el espíritu impuro, zarandeándolo y dando una gran voz, salió de él… En cuanto salieron de la sinagoga fueron a casa de Simón y de Andrés con Santiago y Juan. La suegra de Simón estaba acostada con fiebre y enseguida le hablaron de ella. Se acercó, la tomó de la mano y la levantó; le desapareció la fiebre y ella se puso a servirles” (Mc 1,14-15.21.23.25-26.29-31). “Al atardecer, cuando se había puesto el sol, comenzaron a llevarle a todos los enfermos y a los endemoniados. Y toda la ciudad se agolpaba en la puerta. Y curó a muchos que padecían diversas enfermedades y expulsó a muchos demonios, y no les permitía hablar porque sabían quien era. De madrugada, todavía muy oscuro, se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, y allí hacía oración. Salió a buscarle Simón y los que estaban con él, y cuando le encontraron le dijeron: - Todos te buscan. Y les dijo: - Vámonos a otra parte, a las aldeas vecinas, para que predique también allí, porque para esto he venido. Y pasó por toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando demonios” (Mc 1, 32-39)

En el texto paralelo del Evangelio según san Mateo, lo que empieza también con la retirada a Galilea, dejando Nazaret para ir a vivir a Cafarnaún cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, sigue con la vocación de los primeros discípulos y continúa con el discurso de la montaña (Mt 4-12-27). Y sigue: “Cuando terminó Jesús estos discursos … Al bajar del monte le seguía una gran multitud. En esto se le acerca un leproso, se postra ante él y le dijo: - Si quieres puedes limpiarme. Y extendiendo Jesús la mano, le tocó diciendo – Quiero queda limpio… Al entrar en Cafarnaún se le acercó un centurión...” (Mt 7,28; 8,1-3.5). Jesús cura al criado paralítico que tenía fuertes dolores; y también a la suegra de Pedro; y, al atardecer le llevan muchos endemoniados de los que Jesús expulsa a los espíritus con su palabra, y también cura a todos los enfermos… (cf. Mt 8, 6-16). Al ver Jesús a la multitud que estaba a su alrededor, ordenó marchar a la otra orilla. Y se le acercó un escriba… Se subió después a la barca, y le siguieron sus discípulos. Y se levantó una gran tempestad... Pero él dormía… Entonces, puesto en pie, increpó a los vientos y al mar y sobrevino una gran calma” (cf. 8,18-26)

El trabajo, Señor, de cada día / nos sea por tu amor santificado, / convierte su dolor en alegría / de amor, que para dar tú nos has dado. / Paciente y larga es nuestra tarea / en la noche oscura del amor que espera; / dulce huésped del alma, al que flaquea / dale tu luz, tu fuerza que aligera. / En el alto gozoso del camino, / demos gracias a Dios, que nos concede / la esperanza sin fin del don divino, / todo lo puede en él quien nada puede” (himno de la Hora Intermedia del viernes de la cuarta semana).

LA HOJA SEMANAL
(del 28 al 31 de octubre y 1 y 2 de noviembre)

Lunes (28)


San Simón Cananeo y san Judas Tadeo, apóstoles
Palabras: “Pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día … (Lc 6,12)
Reflexión: … llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos”
Propósito, durante el día: Señor, enséñanos a orar

Martes (29)


San Feliciano, mártir (30ª TO)
Palabras: “¿A qué compraré el reino de Dios… (Lc 13,20)
Reflexión: … Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina”
Propósito, durante el día: Señor, aumenta, nuestra fe

Miércoles (30)


San Marciano de Siracusa , obispo (30ª TO)
Palabras: “Esforzaos en entrar por la puerte estrecha... (Lc 13,24)
Reflexión: … Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán”
Propósito, durante el día: Aleja, Señor de mí, lo que me aparte de Ti

Jueves (31)


San Alonso Rodríguez, religioso (30ª TO)
Palabras: “(Jerusalén) Cuántas veces he querido reunir a tus hijos… (Lc 13,34)
Reflexión: … como la clueca reúne sus pollitos bajo las alas!
Propósito, durante el día: Señor, del enemigo malo, defiéndeme

Viernes (1)


Todos los santos
Palabras: “Dichosos cuando os insulten y os persigan y os calumnien… (Mt 5,12)
Reflexión: … Estad alegres y contentos porque vuestra recompensa será grande”
Propósito, durante el día: Ir a Ti para que con tus santos te alabe por los siglos de los siglos

Sábado (2)

Conmemoración de todos los fieles difuntos

Palabras: “En la casa de mi Padre hay muchas estancias… (Jn 14,2)
Reflexión: … Cuando vaya y os prepare sitio volveré y os llevaré conmigo”
Propósito, durante el día: Madre, llévanos al cielo, con la Santísima Trinidad y todos los santos

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 27, domingo (30º del TO, ciclo B) llenan de alegría con la llamada y compañía de Dios: “Los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán” (Jr 31); “Dios es quien llama” (Heb 5); “Llamaron al ciego, diciéndole: - Ánimo levántate, que te llama. Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: - ¿Qué quieres que haga por ti? El ciego contestó: - Maestro que pueda ver. Jesús le dijo: - Anda, tu fe te ha curado. Y al momento recobró la vista y los seguía por el camino” (Mc 10). Señor, contigo hasta el cielo.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Para responder a esta vocación, el matrimonio necesita el apoyo de Aquel que es el Don, o, mejor dicho, el que se dona por excelencia. Allí donde entra el Espíritu Santo, renace la capacidad de entregarse. Algunos Padres de la Iglesia latina afirmaron que, siendo don recíproco del Padre y del Hijo en la Trinidad, el Espíritu Santo es también la razón de la alegría que reina entre ellos; y no temieron utilizar, al hablar de esto, la imagen de gestos propios de la vida conyugal, como el beso y el abrazo. Nadie dice que esa unidad sea un objetivo fácil, y menos en el mundo actual; pero ésta es la verdad de las cosas tal y como el Creador las concibió y, por tanto, está en su naturaleza. Por supuesto, puede parecer más fácil y más rápido construir sobre arena que sobre roca; pero Jesús nos dice cuál es el resultado (cfr. Mt 7:24-27). En este caso, ni siquiera necesitamos la parábola, porque las consecuencias de los matrimonios construidos sobre arena están, lamentablemente, a la vista de todos, y son sobre todo los hijos quienes pagan el precio. ¡Los hijos sufren la separación o la falta de amor de sus padres! De muchos cónyuges, hay que repetir lo que María le dijo a Jesús en Caná de Galilea: “No tienen vino” (Jn 2,3). El Espíritu Santo es quien sigue realizando, en el plano espiritual, el milagro que Jesús realizó en aquella ocasión, a saber, cambiar el agua de la costumbre en una nueva alegría de estar juntos. No es una ilusión piadosa: es lo que el Espíritu Santo ha hecho en tantos matrimonios, cuando los esposos se decidieron a invocarlo. No estaría mal, por tanto, si, junto a la información de orden jurídico, psicológico y moral que se da en la preparación de los novios al matrimonio, se profundizara en esta preparación “espiritual”, el Espíritu Santo que hace la unidad. Dice un proverbio italiano: “Entre mujer y marido no pongas el dedo”. En cambio, hay un “dedo” que se debe poner entre marido y mujer, y es precisamente el “dedo de Dios”: ¡es decir, el Espíritu Santo!” (Audiencia general, 23 de octubre de 2024)

- “1. “Nos amó”, dice san Pablo refiriéndose a Cristo (Rm 8,37), para ayudarnos a descubrir que de ese amor nada «podrá separarnos» (Rm 8,39). Pablo lo afirmaba con certeza porque Cristo mismo lo había asegurado a sus discípulos: “os he amado” (Jn 15,9.12). También nos dijo: “los llamo amigos” (Jn 15,15). Su corazón abierto nos precede y nos espera sin condiciones, sin exigir un requisito previo para poder amarnos y proponernos su amistad: “nos amó primero” (1 Jn 4,10). Gracias a Jesús “nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído” en ese amor (1 Jn 4,16).

I. LA IMPORTANCIA DEL CORAZÓN 2. Para expresar el amor de Jesucristo suele usarse el símbolo del corazón. Algunos se preguntan si hoy tiene un significado válido. Pero cuando nos asalta la tentación de navegar por la superficie, de vivir corriendo sin saber finalmente para qué, de convertirnos en consumistas insaciables y esclavizados por los engranajes de un mercado al cual no le interesa el sentido de nuestra existencia, necesitamos recuperar la importancia del corazón.” (Carta encíclica “Dilexit nos” del Santo Padre Francisco sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo)

(27.10.24)

Noticias fiscales. La Orden HAC/116/2024, de 17 de octubre, modifica los modelos de declaración números 322, 353, 039 y 390 del IVA

Noticia del blog “El hecho imponible”. Las páginas visitadas alcanzan el número 124.237 con lectores de España, Israel, Singapur y Rusia, con las mayores crifras. Dios nos bendiga.

 

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